Un ojo personal en cine, arte, literatura, revistas, sexo, moda, politica y cultura pop.
Wednesday, February 20, 2008
Who's That Blond?
El número especial de moda de “New York Magazine”, que apareció esta semana, trae tres estupendo artículos: un perfil del diseñador británico Paul Smith, otro de la súper sexy y fabulosa editora del Vogue Francés, Carine Roitfeld, y una larga historia sobre Heath Ledger.
Pero eso no es todo. Solo Dios sabe cómo, los editores y el legendario fotógrafo Bert Stern convencieron a Lindsay Lohan que recreara “The Last Sitting”, el famoso portafolio que Stern hizo con Marilyn Monroe seis semanas antes de su muerte.
El fotógrafo trabajó (casi) a solas con Lindsay- el ejército de asistentes, managers, peluqueros y maquilladores se mantuvo a la distancia detrás de una cortina-, usó film tradicional y recreó perfectamente el ambiente original, incluyendo la iluminación.
Que yo recuerde, Lindsay es la primera actriz americana que aparece tan abiertamente desnuda en una revista que no sea “Play Boy” o “Penthouse”, y su cuerpo se ve refrescantemente real. Kiera Knightly y Scarlett Johansson aparecieron sin ropa en la portada de "Vanity Fair", pero cubriendo estrategicamente sus partes mas privadas. En "New York Magazine", Lindsay aparece topless, 'nipples and all'.
Si quiere ver el portafolio completo, visite www.nymag.com
Monday, February 18, 2008
PHILIPPE STARCK Diseñador, 58, París.
(Sus genalidades, de una entrevista que le hice algun tiempo)
El diseño no es muy útil, especialmente ahora que hay tantas otras prioridades. Hemos vuelto a los tiempos de los bárbaros, y es un poco ridículo estar hablando de sillas cuando hay tanta gente muriendo en el mundo. Lo único urgente es la acción política y salvar nuestra civilización. Mi sueno seria ser candidato a un cargo político, pero creo que eso es algo que no debería hacer jamás
Cuando la gente me copia, está copiando mi pasado. Yo me estoy moviendo hacia adelante todo el tiempo, y por lo mismo, lo que estoy haciendo en determinado minuto es inimitable, porque aun no existe. El pasado está ‘out’. Mis imitadores llegan con diez años de diferencia. Me dan pena; pena por ellos y por sus clientes, que están siendo abusados. Pero yo no soy un policía y no puedo estar cuidando a todo el mundo.
El problema es que el Diseño se ha convertido en un gran negocio, un negocio que esta creciendo constantemente, y todos quieren un trozo de él. Ahora hay mas diseño que antes, pero su calidad esta disminuyendo.
Mi trabajo tiene eco en la gente porque jamás hablo de diseño. Hablo de poesía, romanticismo, humanidad, ternura y amor. Nunca de arquitectura o tendencias. Por eso mi conversación es universal y todo el mundo puede entender lo que estoy diciendo
Hace dos años le di mi empresa a la gente que trabajaba conmigo. Ahora no tengo nada. Lo único que tengo es un avión muy cómodo y muy eficiente.
Veo muchos productos que han sido diseñados por gente muy talentosa en marketing o ‘product development’, y son un desastre. Han sido diseñados para robarle el dinero a lo que ellos llaman el ‘target consumer’. ¡Es un concepto tan anticuado, tan ridículo y tan injusto!. Trato de combatir esa idea. Trato de luchar contra la deshonestidad.
Vivo completamente fuera de la civilización. Nunca voy a cine, ni a exhibiciones ni a cocktail parties. Soy un monje moderno.
Todo lo que hago me parece un desastre. Detesto ver lo que he hecho, porque soy un ‘control freak’, un maníaco y un hombre muy honesto también. Mi trabajo me muestra mis propias vulnerabilidades. Veo que he sido cínico, flojo, banal…Es una pesadilla. Pero eso es también lo que me hace continuar, porque espero que algún día haré bien mi trabajo
Mis ideas vienen de mi compresión del mundo en que vivimos. Vienen de la astrofísica, la biología y la matemática cuántica. Trato de entender las grandes reglas que rigen la tierra, y las mezclo con mi visión del futuro, mi utopía política, mi locura personal y mi fantasía enfermiza.
Uno debería ser capaz de diseñar su propia vida y rechazar cualquier vida prefabricada.
No tengo el menor interés en otros diseñadores. Trabajo a solas, en la mitad de la nada. Jamás leo revistas de diseño, no conozco a otros diseñadores y es un mundo que no me resulta para nada familiar. Yo hago lo que puedo y lo que quiero, cuando puedo y cuando quiero.
Necesitamos cierto dramatismo para vivir. Cuando trabajo en un espacio público, lo que busco es despertar a la gente, darles una experiencia y crear un recuerdo. Quiero que lleguen a sus casas diciendo ‘Estuve en un lugar fantástico. No puedo describirlo, pero estaba lleno de energía, y ahora quiero cambiar el mundo, quiero luchar ¡Estoy despierto!’.
Sunday, February 17, 2008
To Be Young & Beautiful
Durante la fashion Week tuve la oportunidad de visitar varios “backstages”, y aunque maquilladores, estilistas y diseñadores son interesantes- si usted, como yo, puede hablar horas sobre que rimmel usa una boho chic en Londres por estos dias-, lo que verdaderamente llamó mi atención fueron las modelos.
O ellas están mas jóvenes que nunca, o yo mas viejo que Matusalém.
Ahh, the bliss of being young & beautiful!
Ahí estaban, comiendo un trozo de brócoli crudo para sobrevivir la semana o moviendo sus dedos constantemente sobre el teclado de sus blackberrys y I-Phones para informar a “mom” y a sus amigas que acaban de ver a P. Diddy en alguna “after party”.
Imagine un gran danés de seis meses, enorme, con sus patas largas y poco articuladas, la cola siempre en movimiento y una sonrisa juguetona, y estará viendo a una modelo del 2008.
Vienen de Latvia, Siberia , Bello Horizonte o Kansas, y a la que le pregunte, repetirá la misma historia: que nunca se consideró bonita, que era una “tomboy”, que sus compañeros se reían de ella porque era las mas alta del curso, la mas inocente, la que nunca logró llenar un escote.
Si usted todavía cree que una modelo es una mega-muñeca con las dimensiones de una heroína de video-game y los escrúpulos de Lady Macbeth, está equivocado.
Es cierto que verlas sobre la pasarela en tacos de doce centímetros y vestidos de Oscar de la Renta puede prestarse a confusiones.
Pero no se equivoque: El modelaje en Nueva York es juego de niños
Fotos@ Manuel Santelices
Thursday, February 14, 2008
Por Amor de Dios
Recuerdo perfectamente el día que abrí mi corazón a Cristo.
Fue el mismo día que decidí cambiar de “look” y dejar crecer mi pelo hasta los hombros.
Como el Señor.
Fue una tarde de inverno de 1974, en el cine Santa Lucia del centro de Santiago, donde mi madre nos había llevado a mi hermana y a mi a ver “Jesucristo Superestrella”.
Hasta entonces mi relación con la religión había estado marcada por la rutina y una absoluta falta de interés.
Es cierto que todos los lunes recitaba con mis compañeros un adormilado Ave Maria frente a la virgen instalada en el patio del colegio, y que los domingos nunca faltaba a la misa de mediodía. Pero estas eran actividades que me provocaban tanta reflexión como lavarme los dientes cada noche.
Era lo que todo el mundo hacia, ¿No?
Uno se persignaba, se arrodillaba, se golpeaba el pecho, decía que todo era su culpa, se levantaba, se arrodillaba nuevamente, comía la ostia y luego pasaba media hora conversando con sus amigos y vecinos a la salida de la Iglesia.
Eso me hacia, a todas vistas, un buen católico.
Pero no uno verdadero.
Todo cambió cuando escuché “el llamado”, que, en mi caso, llegó acompañado de un pa-pa-pa de trompetas y tambores, un viejo bus Wolkswagen repleto de hippies, una partitura escrita por Sir Andrew Lloyd Webber y la extraordinaria figura de Nuestro Señor Jesucristo encarnado, con envidiable aplomo y extraordinaria belleza, por Ted Neely.
Si el paraíso incluía a este Jesús (Ted) y su grupo, quería ser parte de él.
¡Aleluya!
Ese día ví la historia sagrada como nunca antes, con Judas Iscariote en plena regalía “pimp-glam” acompañado de coristas cubiertas de flecos, no muy distintas a las bailarinas de “Solid Gold’; una Maria Magdalena merecedora de seis Grammys; un grupo de apóstoles con el que me podía imaginar fácilmente pasando noches en las colinas de Gtsemani, bebiendo vino (que nunca se acaba) y fumando pitos de Marihuana, y soldados romanos que parecían estrellas del rock, con el pelo largo, barba de tres días, ajustados jeans y “tank tops” rosados.
Heaven.
Ví la película nueve veces. Puse fotos de sus estrellas en mi velador, y la de Jesús (Ted) junto al crucifijo en mi pared. Oré cada noche de rodillas en la cama, con los ojos cerrados, rogando para que Dios me llevara a California, Israel, Woodstock o donde quiera que estuviera filmando el Señor por esos días.
En las mañanas bajaba temprano a poner mi “soundtrack” en el stereo, y cada noche, antes de dormir, escuchaba a Yvonne Elliman (Maria Magdalena) susurrar por los parlantes…
Don't you know
Everything's alright
Yes everything's fine
And we want you to sleep well tonight
Let the world turn without you tonight
If we try
We'll get by
So forget all about us tonight
I was a New Born Christian.
Mi guardarropa comenzó a reflejar la intensidad de mi nueva fé. Mis pantalones rayados, enormes cinturones, gastadas poleras y lentes “aviador” con cristal de espejo eran el símbolo de mi devoción a Cristo.
-“Por amor de Dios, mijito, vístase como la gente”- alegaba mi mamá.
-“Por amor de Dios”- le contestaba yo con la certeza de los que han encontrado LA verdad-“… Usted lo ha dicho. Por amor de Dios”.
Unos meses mas tarde, cuando estábamos almorzando un día Domingo, sonó el timbre de la casa.
Mi mamá se asomó por la ventana.
-“Son Mormones”, informó, “Esos gringos que andan puerta a puesta hablando de religión”.
Salté de la silla y corrí a la ventana. Ahí vi a dos gringos de pelo corto, vestidos con pantalones oscuros e impecables camisas blancas, que llevaban un montón de folletos en las manos.
-“No se preocupen, yo me encargo”- anuncié.
Corrí al baño, revisé que mi melena estuviera descuidadamente en su lugar, me puse un poco de colonia y abrí dos botones de mi camisa, para que se viera mi cruz de plata colgando sobre mi pecho adolescente.
-“ ¿Has abierto tu corazón a Cristo?”, preguntaron los gringos, pasándome una revista de Comics que explicaba como debíamos prepararnos para la segunda llegada del Señor.
-“Si, lo he abierto”, contesté, modesto, sumiso, como Santa Juana de la Cruz, la peor de todas.
Y ahí estuvimos, 45 minutos conversando. Ellos hablando del profeta Joseph Smith y como había recibido revelaciones directas de Dios, y yo escuchando a medias, sumergido en la profundidad de sus ojos azules, mientras jugaba con la cruz de plata.
-“ ¿De donde vienen?”, pregunté finalmente.
-“Utah”, respondieron al unísono.
-“Utah…Suena bonito. Utah”.
Ese fue el día en que me convertí en Mormón.
Tuesday, February 12, 2008
What Would Britney Do?
Digamos que usted tiene 30 millones de dólares en su cuenta bancaria.
Digamos que su madre la lanzó al escenario cuando apenas pudo caminar, la vistió, la maquilló y le dijo, ¿Por qué no?, que pusiera una cara mas sexy frente a las cámaras. Que mientras mas “sexy”, mas éxito tendría.
Digamos que su padre no alegó, porque estaba tan borracho que no tenia idea en que pasos andaba.
Y digamos, también, que con el tiempo y el éxito comenzaron aparecer abogados, agentes, managers, representantes y publicistas que la obligaron a mostrarse como un ángel corrupto, una voraz Lolita que se deja ver pero no tocar.
¿Qué haría usted?
¿Qué haría usted cuando a los 17 siente que ha llegado la hora de desprenderse de una virginidad forzada y decide, sin preguntarle a nadie, correr al ‘trailer” de Justin Timberlake y solucionar el asunto? ¿ Y qué haría si Justin, en una absoluta falta de caballerosidad, apareciera después frente a sus amigos diciendo triunfante: “huele mis dedos”?
Y digamos que su siguiente romance es un desastre que termina en matrimonio; un aspirante a rapero con dos hijos previos que le susurra al oído que todo va estar bien, que nadie la abusará nunca mas; que ahora son dos, no una; y que finalmente ha encontrado un hogar.
¿Qué haría usted si este salvador le pidiera un día un reloj de 25 mil dólares y al siguiente un Lamborghini de 250 mil?
Se lo daría, ¿No?
Y así continuaría su historia, con el proverbial y publicitado divorcio, la lucha por la custodia de los hijos, y la pensión mensual de 20 mil dólares mas el millón correspondiente al rapero por la dura tarea de haber sido su marido.
Un día, quien sabe por qué, quizás usted también decidiría raparse la cabeza, atacar al ejercito de fotógrafos que la persigue con un paraguazo y salir a medianoche, semi desnuda o semivestida- como quiera llamarlo- apenas oculta en una peluca, a buscar un café a Starbucks o comprar ropa interior en K-Mart o un encendedor en el supermercado.
De pronto, quizás, se daría cuenta que las únicas personas que son amables con usted son los paparazzi, y, sin darle mayor importancia al asunto, invitaría a uno- el mas guapo- a su auto y lo llevaría una suite en el Four Seasons.
Dormir con el enemigo no suena tan mal, cuando el enemigo en cuestión es un San Bernardo hambriento de afecto y atención.
Y digamos que un día, apenas dos semanas después de abandonar un asilo de dementes, aparece en la portada de “Rolling Stone” bajo el titulo “Britney Spears: Inside An American Tragedy”.
Quizás usted también se preguntaría, “What American Tragedy?”
Wednesday, February 6, 2008
Fashion Week: The Ladies Who Lunch
Vaya al desfile de “Rag & Bone” y se encontrará con Julianne Moore y Gisele Bundchen en la primera fila.
Rose McGowan y Joss Stone ponen sus lindas caras junto a la pasarela de BCBG., y Chloè Sevigny no podría faltar en alguna fiesta de la ultra-trendy tienda “Opening Ceremony”, que esta temporada lanzó la propia colección de la actriz.
Pero si tiene la suerte de asomarse por el “front row” de Carolina Herrera, Michael Kors, Oscar de la Renta, Badgley Mishka o Jackie Rogers, descubrirá que aquí, donde la moda es tan hermosa y clásica como cara y exclusiva, las estrellas son otro tipo de mujeres.
The ladies who lunch.
El nombre es algo injusto, porque este grupo de “socialites of a certain age” hacen mucho mas que almorzar. Hay “benefits”, comités y caridades. Y aunque eso, almorzar, fuera lo único que hacen, ponen tal esfuerzo, tal dedicación y conciencia en la tarea, que pareciera que una “club salad” compartida entre amigas en “La Goulue” o el “Four Seasons” no solo es el evento mas importante del día, sino el único.
Pasee una mañana por Madison Avenue y ahí las verá, exquisitamente vestidas y enjoyadas, inevitablemente en tacos de Blahnik o Louboutin ( ¿Sergio Rossi? I don’t think so), paseando un perro que es vestido y tratado como un niño y que a menudo responde a un nombre en francés.
Chou- chou. Olivier. Jacqueline.
Las ladies who lunch van siempre apuradas, y cuando se encuentran en la puerta de Bergdorf Goodman, Hermès o Prada, se saludan a la rápida con dos besos al aire y repiten, una vez mas, la promesa de su cofradía: Let’s do lunch!!
Dos besos mas, y ahí van, rumbo a Frederic Fekkai para adquirir el perfecto rubio platinado, al cirujano plástico de la calle 72, al masajista, la tarorista, la nutricionista, la manicurista o cualquier miembro del ejército que las mantiene en perfecta forma.
Por que eso si que no está en duda: the ladies look good.
Es imposible adivinar si tienen cuarenta o sesenta, pero a la edad que sea, su piel luce suave y sin un poro a la vista, sus piernas siguen ágiles y bien torneadas, y sus labios- en otro signo inequívoco de su privilegiada vida- no pierden jamás el brillo o la forma.
Sentadas juntas durante la Fashion Week de Nueva York, las ladies who lunch- que, dicho sea de paso, consideran dos lechugas y un “cherry tomato”, lunch- observan a las modelos en la pasarela con la severidad de la mas estricta editora. Toman apuntes, cómo no, discuten, debaten y susurran frente a cada “look”.
Esa misma tarde, llaman a su “vendeuse” favorita y, Amex Platinum en mano, encargan el guardarropa que las acompañará en seis meses mas.
“Number one, number twelve”, ordenarán en el teléfono. “y la blusa azul con los pantalones negros de la salida final. ¿Cuánto es el total?”
La “vendeuse” dará una astronómica cifra al otro lado del teléfono, en absoluta reserva y privacidad.
“Not bad”, dirá la lady, sin una gota de asombro, “not bad”.
Fotos@Manuel Santelices
Tuesday, February 5, 2008
Fashion Week: Yummy Yamamoto
Monday, February 4, 2008
Fashion Week: A Fine Romance
Fashion Week: Los Faisanes de Carolina
Carolina Herrera presentó su desfile de otoño esta mañana; una colección inspirada en el campo
No su campo o el mío. El de ella.
Un campo eduardiano, posiblemente al sur de Inglaterra, donde abundan las botas de caza (en esta ocasión con tacos de siete centímetros y diseñadas por Manolo Blahnik), las chaquetas de tweed, los chalecos de piel y las plumas de Faisán que, esta mañana, convirtieron la pasarela en el corral mas chic a este lado del Atlántico.
En la primera fila estaban los sospechosos de siempre: Carolina Herrera Jr., Dominick Dunne, Fran Leiwovitz, Jane y Aerin Lauder, Loulou de la Falaise, Glenda Baley de “Harper’s Bazaar”, Anna Wintour de “Vogue”, Nina García de “Elle”, y cualquier residente del zip 10021- el código postal de las diez cuadras mas exclusivas de Park Avenue- dispuesta a pagar $3,000 por una falda de franela gris.
Hubo besos lanzados al aire, promesas de “lunch” en “Nello’s” y comidas en “Swifty’s”, secretos susurrados en alguna oreja adornada con perlas de Cartier, y sonrisas inmaculadamente blancas frente a cualquier flash.
A las 10:40 en punto- 40 minutos mas tarde de los programado- sonaron las trompetas de cacería, comenzó el show, y la pasarela se llenó con los faisanes de Carolina.
Fotos@Manuel Santelices
Fashion Week: Dress Like a Man!!
9:30 de la mañana.
Voy en el subway camino a Bryant Park, leyendo a Eric Wilson en “The New York Times” que asegura que la moda masculina está viviendo una “regresión” a la infancia. El fenómeno, dice, comenzó con esos trajes cortitos de Thom Browne- y por cortitos, nos referimos a pantalones cortados a mitad de pantorrilla y chaquetas que parecen sacadas del closet de Pee Wee Herman- y una obsesión por uniformes que van desde los Boy Scouts a Yale.
Band of Outsiders, Tim Hamilton y Duckie Brown, dice Wilson, están creando un nuevo hombre.
Miro a mi alrededor en el carro y me encuentro con oficinistas en gigantescas parkas negras, abrigos oscuros una o dos tallas mas de la necesaria, una avalancha de sneakers y un “homeless” que, envuelto en un chal gris y con pantalones rayados, parece sacado de alguna colección de “Comme des Garçons” circa 1990.
En Bryant Park, por supuesto, las cosas son distintas.
Hace un par de temporadas habría sido mas probable encontrar a Anna Wintour en jeans que un hombre en corbata. Hoy día, sin embargo, hay una nueva elegancia- agregue a la corbata un gorro de cashmere o piel, un chaleco de traje escocés, botas inglesas y, ¿Por qué no?, Un cuello de zorro- que no tiene nada que ver con la de Cary Grant o Reinaldo Herrera.
En estos tiempos, cuando hasta Donald Trump se arriesga a lanzar una colección masculina, todo hombre necesita una brújula antes de entrar al closet cada mañana.
Aquí, la que encontramos en la Fashion Week.
Fotos@ Manuel Santelices
Saturday, February 2, 2008
LACOSTE, Winter Wonderland
10 de la mañana.
Mientras espero el comienzo del desfile de Lacoste, leo la edición de fin de semana de “Women’s Wear Daily”, donde Linda Fargo, “senior vice-president” de la ultra exclusiva tienda Bergdorf Goodman revela sus esperanzas para esta “Fashion Week”.
“Espero ver la aparición de tendencias que nos inspiren al ‘shopping’, aunque sea en una economía en recesion”, dice Linda, optimista. “También espero ver telas para toda temporada, porque las tendencias de calentamiento están claramente presentes”. "Warming trends", las llama ella.
¿Warming trends?
Seria imposible imaginar una manera mas chic de referirse a la crisis climática global que ha hecho, entre otras cosas, que por primera vez en su historia Nueva York no haya tenido una sola nevazón en todo el invierno.
En eso estaba pensando, en cómo cualquier día de estos el mundo llega a su fin, cuando se encendieron las luces sobre la pasarela, la música estalló por los parlantes y…comenzó a nevar.
Christophe Lemaire, es super cool diseñador de Lacoste, se inspiró en esta oportunidad en Megève, un centro de ski fundado en 1920 por el Baronne Noèmie de Rothschild que sirvió de refugio a todos los aristócratas y estrellas europeos en los años 50.
Con otro creador el asunto podría fácilmente haber olido a snobismo y nostalgia, pero no en las manos de Lemaire.
La pasarela estaba completamente cubierta de piel blanca- como esas “shag rugs” al borde de la chimenea donde Gunter Sachs seducía a Brigitte Bardot – y la salida de los modelos llegó acompañada de blancos copos que cayeron del cielo.
Un triste recordatorio de lo que el invierno solía ser.
La colección partió y terminó con un ejército de modelos vestidos de gris. Aquí, algunas imágenes.
Fotos@Manuel Santelices
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