Tuesday, January 19, 2010

Derecha “à la mode"


Son tiempos interesantes en Chile.
Después de la elección de Sebastián Piñera como Presidente el Domingo pasado, queda claro que el país ha decidido dar un brusco giro a la derecha. Dos décadas de gobierno concertacionista llegan finalmente a su fin y, según los analistas, una nueva era se abre para los chilenos.

Hay confusión, temor, excitación y ansiedad. Hay lamentos por la derrota y cantos por la victoria. Pero todos estamos unidos frente a la misma interrogante.

¿Y ahora qué me pongo?

A continuación, nuestra guía para sobrevivir cuatro años de derecha “à la mode".

Después de deshacerse de cualquier prenda que huela a socialismo en su closet- ponchos, calcetas tejidas a mano, sweaters “Evo”-, adquiera un nuevo guardarropa mezclando las cuatro tendencias básicas de la “fashion” derechista.


MILITAR

Piense Franco. Piense Stroessner. Piense Pinochet. ¡Piense Dolce & Gabbana!. Esta será, quizás, la tendencia importante- y la más obvia- de esta temporada.
Capas y chaquetas prusianas, pantalones rectos en franela o lana fina, severas gorras y hasta cascos, todo accesorizado con medallas, cinturones “de bala” y parafernalia bélica. Los hombros adquieren especial importancia, destacados con charreteras o canelones dorados.
También vuelven los pantalones “cargo” en khaki o camuflaje, las camisas militaristas y las carteras “cantimplora” en cuero envejecido, parte fundamental del ejército del chic.
Este “look” firme, organizado y severo, exige un maquillaje suave- lipstick, rimmel y ya está- y un moño tipo “paquita” que revele un profundo amor por el orden y la patria, pero sin sacrificar jamás la femineidad.

POWER SUIT

El “power suit”, el uniforme creado por Giorgio Armani para los jerarcas financieros de la dorada década de los 80, regresa en gloria y majestad. No importa si se encuentra en la reunión del directorio de Codelco o a bordo del avión presidencial, este traje en tonos marengo, azul marino o gris será sin duda su prenda favorita.
Fácil, chic, sorprendentemente cómodo y combinable, exuda poder, decisión y esa cuota justa de ambición que hace que los países avancen hacia adelante.
“Greed is good”, la codicia es buena, solía decir Gordon Gekko en “Wall Street”, una frase que se convertirá en el mantra de esta nueva y excitante temporada. El “look” viene acompañado de un sin fin de accesorios: gruesas corbatas de seda, pañuelos de bolsillo, colleras, relojes importantes, zapatos ingleses y calcetines multicolores que enfaticen el aspecto lúdico y algo arriesgado de los hombres de negocios.
Ellas- señora Ministra, Primera Dama- también tendrán su versión de este “suit”, que como lo decretó Donna Karan hace mas de dos décadas, puede ser trasladado desde la mañana a la noche sin mas ayuda que el accesorio adecuado y siete piezas básicas, incluyendo un “bodysuit” y un par de “leggins”.


DORADOS, PLATEADOS Y METALICOS

El esplendor de la derecha “a la mode’ queda perfectamente reflejado en los ricos tonos metálicos de satines y lamés. De Paco Rabanne a Oscar de la Renta, son pocos los diseñadores que no han quedado encandilados frente a las infinitas posibilidades del oro y la plata. Lujo es palabra clave. Y aunque este es un guardarropa que a primera vista podría parecer mas apropiado para la noche, en los últimos años se ha abierto paso hacia las horas mas insospechadas. Mire a la derecha, y se encontrará con botones de bronce, pailletes, mostacillas y hasta hilos dorados en cualquier desayuno o “brunch” en La Dehesa.
Deje de lado la aburrida discreción socialista. ¿Por qué no arrasar con todas las miradas en el próximo Tedeum envuelta en un “strapless” en tono platino de Versace? ¿Por que no causar furor en el Congreso en sus pantalones “silver” de Carolina Herrera?.
La riqueza de esta nueva temporada es clara y no pide perdón. Diamantes, rubíes y zafiros salen finalmente de sus cofres; sandalias doradas, pulseras y relojes de brillantes son el perfecto accesorio de la lujosa administración que se instala en un palacio que, ahora más que nunca, tiene bien merecido el nombre de “La Moneda’.

PREPPY

Ralph Lauren, Tommy Hilfiger y Brooks Brothers son el triunvirato preferido de la derecha “à la mode” a la hora del relajo.
La nostalgia de una perfecta educación en el Villa Maria o el Verbo Divino, en Harvard o Chicago, se combina con la modernidad y sex- appeal de “Gossip Girl”.
Falditas escocesas, cintillos y cardigans para ellas. Blazers azules con insignia, pantalones en tonos pastel y mocasines para ellos. El aspecto es cuidadosamente casual, y aunque siempre llama la atención, nunca la pide.
Golf, tenis y polo son los deportes que se impondrán en los verdes jardines de Cerro Castillo en los próximos años. Habrá, sin duda, “barbecue parties’ y “tea parties” donde abundará el blanco y el azul, tradicionales tonos náuticos que son una variación de la tendencia militar mencionada mas arriba. Pero lo “preppy” es fundamentalmente pacifico, un “look” que sugiere una vida plácida y sin luchas; una vida tranquila, cálida y familiar. Una vida como la que todos quieren.

Monday, January 11, 2010

Ahhh, the single life…


Mi pasaporte dice que soy soltero. Lo mismo mi declaración de impuestos, mis papeles de salud y mis documentos de inmigración.

¿Estado civil?, me pregunta cualquier burócrata con mirada desconfiada, y me veo obligado a mentir una vez más.

Soltero.

Y el burócrata queda feliz. Igual que el político, el cura, el abogado y el señor del tele marketing que llama a las horas mas inoportunas del día para preguntar si mi “señora” está disponible.

Esta semana comenzó en un tribunal de San Francisco un juicio para decidir si los votantes de California tenían o no derecho a definir el matrimonio estrictamente como la unión entre un hombre y una mujer.

Quién sabe si tenían o no el derecho. Eso lo decidirá el juez.
Pero antes de que se dicte sentencia, me gustaría, desde mi escritorio, levantar la voz y hablar sobre la vida de dos solteros: yo y Mr. D.

Yo y Mr. D cumpliremos en Marzo diez años juntos y nueve y medio de convivencia. No tenemos hijos, pero tenemos dos gatos a los que adoramos y seis sobrinos- dos por parte mía, cuatro por parte de él- que son parte fundamental de nuestra vida.

En la última década, hemos sobrevivido el ataque del Once de Septiembre, dos graves enfermedades, la Gran Recesión del 2009 y la extirpación de todos los dientes del gato más gordo.

Yo lavo la ropa interior de Mr. D, y él, en parte de pago, soluciona cualquier problema que pueda tener con mi computador.

Yo me aseguro que tenga su whisky favorito, y él, aunque creció en New Jersey y estudió en Boston, me cocina “pastel de choclo” y otros platos chilenos que aprendió a preparar en nuestras visitas anuales a Chile.

Yo celebro las fiestas judías con su familia, leo pasajes del Talmud durante “passover” y sostuve a su sobrino, con solos días de edad, durante su circumscisión. El adorna nuestro árbol de pascua, para que yo no eche de menos la Navidad.

Cuando estoy triste, Mr. D me abraza o, si es necesario, me deja solo y en silencio.
Cuando él esta triste, le toco la cara y le digo que todo va estar bien.

Mr. D hizo reír a mi ahijada hace unas semanas, sentado en el jardín debajo de un árbol. Yo, por mi parte, le enseñé a nadar a su sobrina, cuando todavía era una niñita, en las vacaciones que pasamos con toda su familia en una isla a las afueras de Savannah.

La mamá de Mr. D fue a Chile y recorrió el país de norte a sur con mis padres. Mis padres pasaron la noche de año nuevo del 2006 con la mamá de Mr. D en Atlantic City, y en esa misma oportunidad todos nos reunimos en nuestra casa a celebrar una inolvidable navidad.

Hace años, Mr. D me mostró la casa donde nació, el colegio donde estudió y me llevó a comer hot dogs en el “boardwalk” de la playa donde iba cuando niño. En Santiago, lo llevé a la casa donde nací, le mostré el colegio donde estudié y paseamos juntos por las calles de La Reina donde aprendí a manejar.

Cuando nuestro hamster, Jr., murió, fuimos juntos al Hudson y lo lanzamos solemnemente al río. Y ahí nos quedamos, entumidos en el frío de Diciembre, esperando que nuestro querido muertito llegara al mar.

El dice que no habría podido crear su empresa sin mi apoyo. Yo me pregunto a menudo donde estaría yo si él no hubiera aparecido.

A veces nos aburrimos juntos. Otras peleamos. Y en el verano recorremos Prospect Park en bicicleta.

Mr. D duerme al lado derecho de la cama y yo al izquierdo, con nuestro gato, Luther, instalado entre los dos. Eso, durante una década.

A veces, cuando es tarde de noche y estamos los dos en cama mirando la televisión, Mr. D se pone nostálgico y me dice que no puede creer cómo ha pasado el tiempo, que nos estamos poniendo viejos. Y yo le digo entonces que no, que no estamos viejos, que nos queda mucho por delante, y después nos quedamos dormidos tomados de la mano y con el televisor encendido.

Y luego comienza otro día. Le doy un beso antes de que parta la oficina, le digo que maneje con cuidado, y después preparo un café y me siento en mi escritorio a trabajar.

Esa es, supongo, la vida de dos hombres solteros.

Friday, January 8, 2010

A Hollywood Story


Casey Johnson, heredera de la fortuna farmacéutica Johnson & Johnson, creada por su tatarabuelo, murió la semana pasada en su mansión de Mullholland Drive en las colinas de Los Angeles.

La casa, informó el New York Post, era un desastre, con platos sucios por todas partes, el jardín convertido en una jungla, sin agua, sin electricidad, sin gas y con una piscina repleta de ratas.
Casey no estaba en mejores condiciones que su residencia. Según sus amigos, en el ultimo tiempo su adicción a medicamentos como OxyContin y Klotropin se había mezclado peligrosamente con otras adicciones- cocaína, ecstasy, marihuana- creando un poderoso cóctel que la tenia la mayor parte del tiempo con los pies en la tierra pero la cabeza en la luna.

La mansión era visitada a cualquier hora, a toda hora, por algunos de los personajes más siniestros de Hollywood, dice el periódico, y aunque es probable que Casey ni siquiera se haya dado cuenta de semejante desfile, su novia, Tila Tequila, servia como amable anfitriona.
Tila, una ex stripper, consiguió cierta fama- fama clase D, pero fama al fin y al cabo- como estrella de su propio reality show en MTV hace un par de años, “A Shot of Love with Tila Tequila”.
En el programa, la diminuta vampiresa- un metro cincuenta de escote coronado por una cabeza “made in” Filipinas- hizo competir a 16 hombres heterosexuales y 16 lesbianas por su afecto en pruebas que fueron desde tragar una banana sin masticar a lucha libre en jacuzzis de chocolate.

Seria fácil apostar a que ningún telespectador recuerda quién fue el ganador del show- seguro que Tila tampoco se acuerda-, pero desde entonces la entusiasta asiática ha disfrutado de una carrera que comenzó como ¿modelo? ¿actriz? ¿…? Y que terminó triunfante en Noviembre pasado apareciendo en YouTube -¿dónde mas?- junto a Casey anunciando su noviazgo oficial. “!Miren este anillo!”, dijo mirando seductoramente a la cámara, envuelta en un revelador negligé, con la multimillonaria a su lado semiconsciente, “!17 carates! ¡Uuuuuhhhh!. Soy la prometida oficial de la heredera de Johnson & Johnson!”.

Si el video suena patético es porque lo es. Desde que Bárbara Hutton, la pobre niña rica de la fortuna Woolworth, era arrastrada en brazos por su guardaespaldas mientras iba de compras en la Avenue Montaigne, el mundo no había vito a una heredera en mas trágicas circunstancias.

Hasta ahora, la causa de muerte de Casey no ha sido determinada. Pero Samantha Ronson, la DJ ex de Lindsay Lohan y cercana a la multimillonaria, puso de inmediato un post en su twitter diciendo que ya había perdido a demasiados amigos por sobredosis. “!Despierten! ¡Las drogas matan!”, advirtió.

Para la familia Johnson- una de las más ricas y prominentes de Estados Unidos- la noticia no fue exactamente una sorpresa.
Mas de un miembro del clan había comentado que seria raro que Casey viviera “mas allá de los 35”, considerando su peligroso estilo de vida.
Habría que ser ciego para no haber advertido que, en el caso de la Johnson, las cosas terminarían mal. Todo el dinero del mundo- “nunca tuve que preocuparme de cuántos pares de Manolo Blahnik compraba en una tarde’, reconoció hace un tiempo en una entrevista- no fue suficiente para darle lo que deseaba: celebridad.

Sus paseos por la alfombra roja apenas fueron documentados, lo que, visto en perspectiva, fue una suerte. Las pocas grabaciones que existen, que han sido repetidas por estos días hasta el cansancio por los tabloides televisivos americanos, la muestran trastabillándose en Louboutins y couture, el ojo izquierdo caído, el derecho más caído aun, y la lengua seca, balbuceando un idioma ininteligible a medio camino entre el inglés y la demencia.
A su lado, una mujer. Siempre una mujer.
Una mujer escotada y con los ojos brillando de ambición, como la ex modelo Jasmine Leonard- que luego la acusó de haber entrado a robar a su casa y dejado como recuerdo del asalto un vibrador usado sobre la cama-, o la hija de uno de los fundadores de Yahoo!, Courtney Semel, que hace un tiempo recibió un dramático llamado de Casey anunciándole que había tomado un puñado de pastillas y que pretendía “dormir hasta la eternidad”.

La millonaria tenia apenas 30 años al momento de su muerte. Su cadáver fue descubierto después de días por su mucama, que despertó a los vecinos esa mañana corriendo por la calle mientras gritaba “!Está muerta! ¡Está muerta!”.

Tila Tequila, que no había hablado con su “esposa”, como la llamaba, durante varias semanas, huyó al lugar donde huyen todos los famosos en apuros por estos días, Twitter, para anunciar al mundo que tenia el “corazón deshecho” y que volvería a re- encontrarse con su gran amor “en el mas allá”.

No es difícil sacar conclusiones y moralejas de esta historia. Pero de poco valen. Hollywood seguirá siendo Hollywood, a pesar de todas las advertencias.