Wednesday, October 22, 2008

In a galaxy far, far away


Ayer, sentado en un taxi a las diez de la noche, rumbo a Brooklyn después de la fiesta de inauguración del Mobile Art Pavillion que Chanel instaló en medio del Central Park, saqué mi celular y llamé a Mr. D para avisarle que iba en camino.

Mr. D tenia mala voz.

“El mundo se está cayendo a pedazos”, me anunció.

“!Que pasó!”, le pregunté preocupado, tratando de mantener la cabeza firme y la conciencia limpia después de dos, tres, cuatro…copas de champagne.

“Estoy viendo las noticias…El mundo se cae a pedazos”, insistió mientras, como triste música de fondo, se escuchaban caer las tragedias a través de la televisión.

Durante tres horas, rodeado de un puñado de famosos- Sarah Jessica, Karl Lagerfeld, Kate Bosworth…-, admirando arte inspirado en una cartera acolchada Chanel, y con el magnifico edificio “transitorio” creado por Zaha Hadid como escenario, fue fácil olvidarse de los días que vivimos.

¡Ah, divina decadencia!

Nicolai Ouroussoff, de “The New York Times”, había publicado esa misma mañana una ácida y punzante critica al Mobile Art de Chanel.
Entre otras cosas dijo que el momento de la llegada de este carnaval de lujo, arte y comercio a Manhattan, cuando el país vive su peor crisis económica desde la Depresión del 29, no podría haber sido peor.
Dijo también que su ubicación era lamentable, teniendo en cuenta que este monumento al dinero y el exclusivismo estaba ahora instalado en Central Park, un parque que fue creado originalmente como símbolo de la Democracia y el espíritu comunitario.
Y dijo, finalmente, que el arte presentado no era mas que un pastiche de clichés tratando de parecer provocativo.

“Si hace un año esto habría parecido indulgente, ahora es simplemente de locos”, sentenció.

¿More champagne, anyone?

Aunque Ouroussoff algo de razón tiene- el “timing” de Chanel es trágicamente inoportuno-, sus palabras suenan excesivamente duras.

Duras e injustas.

Castigar a una marca porque acarrea arte contemporáneo y arquitectura de punta por seis importantes ciudades del mundo parece innecesario y, perdón Mr. Ouroussoff, también cliché.

Chanel podría haber guardado la fortuna que está gastando en su “pabellón” en los bolsillos de sus ejecutivos. O en la cartera de alguna modelo contratada para su nueva campaña. O, ¿por qué no?, en páginas de avisos en “The New York Times”.
En cambio lo ha dedicado a promover arte contemporáneo que, debatible como todo arte, es arte al fin y al cabo.

Arte gratis y abierto a todos los habitantes de la ciudad.

¿ Que en el camino está obteniendo enorme visibilidad? So what?

Esto no quiere decir que la gala de inauguración no haya tenido un “je ne sais quoi” Versallesco.

Zaha Hadid envuelta en pieles que harían aullar a un defensor de los animales, y Karl Lagerfeld cubierto en una armadura de camisa almidonada, chaqueta negra, lentes oscuros, broches de brillantes, guantes de cuero y cinturón de diamantes, fueron los reyes de esta corte.

Sarah Jessica Parker se paseó por entre los árboles en moño y tacos, dando saltitos, sonriendo a todo el mundo, seguida de cerca por un amenazante guardaespaldas.

Hubo ríos de champagne. Hubo océanos de langosta y atún. Hubo selvas de chocolate y frambuesas. Hubo mas belleza por pie cuadrado de la que seria posible encontrar en el “backstage” de un desfile en Milán.

No es raro que el Mobile Art Pavillion de Chanel tenga el aspecto de una nave espacial.

No es de este mundo, sino de otro donde no hay mercados en el piso, terroristas fundamentalistas ni continentes completos arrasados por la guerra y la hambruna.

No es un mundo real. Pero es un mundo ideal.

¿Y quién podría resistir la tentación de pasar ahí una noche junto a Carrie Bradshaw?













Fotos@ Manuel Santelices

Monday, October 20, 2008

POLITCELEBRITY


Como todo en Estados Unidos, aquí la política es una mezcla de deporte de acción y “red carpet” hollywoodense.

Este fin de semana, Sarah Palin apareció en Saturday Night Live junto a Alec Baldwin, Mark Whalberg y, por supuesto, Tina Fay- que ha llegado a las alturas celestiales del estrellato imitando a la candidata a vicepresidente-, mientras su contrincante Demócrata, Joe Biden, enfrenta la acusación mas dura y cruel que haya visto en sus casi 30 años de carrera política: que usa bótox.

Esto no es nuevo.

Hace mas de cuatro décadas, John y Jackie Kennedy borraron de un plumazo la frágil línea que divide la seriedad de la política y la frivolidad de la farándula llamando a su Casa Blanca “Camelot”, un nombre que no se refería al periodo histórico liderado por el Rey Arturo, sino al musical del mismo nombre protagonizado por Vanessa Redgrave y Richard Burton.

Agregue a eso romances clandestinos con Angie Dickinson, Kim Novak y Marilyn Monroe, un closet repleto de Halstons, y la cámara insistente del legendario paparazzi Ron Galella, y descubrirá un sendero que lo llevará de los Kennedy a los “tête a tête” de Bill Clinton y Monica Lewinsky en el Salón Oval, la celebridad global de Barack Obama y la constante cobertura de la elección presidencial 2008 en las pantallas de “Access Hollywood”.

Mientras George Clooney habla del genocidio en Darfur y Leonardo di Caprio trata de salvar los icebergs del Atlántico Norte que tan útiles han sido en su carrera, John McCain aparece todo risas y todo bromas en el “Late Show” de David Letterman.

En su critica de Saturday Night Live en “The New York Times”, Alessandra Stanley sugiere hoy que Sarah Palin tiene pasta de estrella y que, si el 1600 de Pennsylvania Avenue no aparece en su destino, podría tener un brillante futuro como conductora de su propio “talk show”.

Según las encuestas, si Oprah Winfrey se presentara de candidata a la presidencia, ganaría seguro.

Siempre he pensado que las estrellas de Hollywood harían un mejor gobierno que los políticos de Washington. Y viendo los índices de popularidad del Presidente y el Congreso por estos días, es fácil llegar a la conclusión de que la mayoría del país comparte mi opinión.

Lejos de frivolizar la política, creo que la llegada de Clooney, Susan Sarandon, Robert Redford, Ellen DeGeneres, Martin Sheen, Julia Roberts y hasta Dakota Fanning podría dar un renovado aire de respetabilidad al gobierno americano y, de paso, otorgarle un atractivo “look” que luciría impecable en la portada de “The Washington Post” fotografiada por Annie Leibowitz.

Solo queda imaginar las maravillas que podría hacer Martha Stewart con el “Rose Garden” de la Casa Blanca, y el entusiasmo que despertaría la “guerra global contra el terrorismo” si Clint Eastwood se hiciera cargo.

C’mon, Osama bin Laden. Make my day,

La captura del terrorista, dirigida por Michael Bay, arrasaria en ventas en su edicion DVD Platinum Widescreen HD.

La larga letanía de discursos aburridos en C-Span sería reemplazada rápidamente por “E! Politics”, un nuevo canal dedicado única y exclusivamente al quehacer gubernamental, con Chris Matthews, Bill O’Reilly, Kim Kardashian, las Pussycat Dolls, Michael Phelps y Karl Rove como panelistas estables.

Heidi Klum seria la anfitriona de “Project White House”, un ‘reality” donde 16 concursantes competirían por un puesto de asistente al Presidente Clooney,

Bill Clinton seria el jurado invitado.

Las cenas de Estado serian organizadas por Graydon Carter y “Vanity Fair”, con una gigantesca alfombra roja lanzada desde el Potomac a la mismísima puerta de la mansión presidencial.

Joan Rivers le preguntaría a Nancy Pelosi, Hillary Clinton, Angela Merkel y Carla Bruni quién diseñó el vestido que llevan puestos, y ellas, halagadas y coquetas, dirían que los zapatos son de Louboutin y las joyas un préstamo de Harry Winston.

Puedo ver a miles de fanáticos instalados a cada costado de la “red carpet”, cámaras y celulares listos para captar el paso de estas “politcelebrities”, mientras Ryan Seacrest y Christiane Amanpour comentan el acontecimiento desde la azotea de la “west wing”.

Si Sarah Palin y Barack Obama pueden inspirar a multitudes, solo queda imaginar el efecto del primer discurso de Angelina Jolie frente a millones de ciudadanos en el Mall de Washinton.

“I have a dream….”, diría.

A dream, indeed.

Saturday, October 11, 2008

The Way We Live


Probablemente no será una sorpresa, pero debo confesar que me encantan las revistas de decoración.

No las compro, pero las devoro cada vez que caen en mis manos.

Tanto palacete arruinado en Venecia o Sussex; tanto penthouse en Manhattan, feria de mueble en Milán, estancia en Argentina u hotel Boutique en Miami me despiertan el apetito voyerista.

Uno de mis paseos favoritos es de noche, por las calles de mi barrio, hurgando por las ventanas entreabiertas para descubrir como vive el resto.

Veo livings vacíos, bibliotecas, chandeliers de cristal, cocinas desordenadas y, de vez en cuando, veo gente haciendo lo suyo en absoluta intimidad, sin saber que allá afuera, en la calle, hay un intruso mirón observándolos.

Nueva York es una ciudad fantástica para jugar al “peeping Tom”. Los Angeles es mala, porque todo el mundo vive con las cortinas cerradas, probablemente aterrados de terminar fotografiados en algún tabloide. Y Santiago, la ciudad amurallada, es aun peor.

The way we live.

Un amigo mío creó la primera revista de decoración que hubo en Chile- ED-, y desde entonces hay muchos que, oliendo el aroma de un buen negocio, han seguido sus pasos.
ED es una estupenda revista, y algunas de sus competidoras también. Son revistas bonitas, con casas “bien puestas”- como dicen los que saben de estos asuntos-, con buenos datos, buenas fotos, y mas de alguna figurita social posando con sus niños en el comedor de diario.

Pero tan bonitas son estas revistas, que a veces cuesta creer que alguien viva realmente así.

Por eso me gustó tanto “Nest”, una espectacular revista que tuvo una existencia corta pero distinguida y que, a diferencia de sus hermanas, consideró siempre que la decoración era algo mas que el talento para combinar un sofá y un cuadro con cierta armonía.

Para “Nest” cada espacio era un nido- de ahí el nombre-, un sitio donde la creatividad, la originalidad y la pasión eran las herramientas mas importantes. Un mundo en cuatro paredes donde el buen gusto, si existia, era de poca importancia.
Sus páginas estaban llenas de vida. Vida de verdad.

No recuerdo que apareció en su primera portada, pero no he olvidado lo que venia dentro.

En medio de las inevitables mansiones europeas y ‘cottages’ en los Hamptons, estaba la habitación de un niño de trece años que, solo Dios sabe por qué, había crecido obsesionado con Farrah Fawcett.

La foto exterior de su casa, en algún suburbio de New Jersey, no prometía mas que desilusiones. Un cuadrado de ladrillos igual que otros miles cuadrados de ladrillo, con un gran jardín al frente, y coronada con la estatua de una virgen al lado de garaje.

La casa de una familia de clase de media.

O de un asesino en serie.

En medio de este desierto creativo, el adolescente había construido lo que solo puede ser definido como un Farrahland.

Los muros estaban empapelados del cielo al piso en pósters de Farrah. En cada rincón, cada repisa y cada mesa había instalado memorabilia de Farrah, desde loncheras a Barbies. Una cabeza plástica de Farrah- originalmente creada para que alguna futura peluquera jugara con el pelo de la estrella- ocupaba el lugar principal sobre la cómoda, adorada e iluminada como si fuera la Venus de Milo en el Louvre.
En el baño, toallas de Farrah y cepillos de dientes de Farrah.
En el closet, T-Shirts de Farrah y chaquetas de denim con la silueta de “Los Angeles de Charlie” estampadas en la espalda.

Adoré esta habitación. Y adoré también a este niño, tan anacrónico en sus pasiones y tan valiente para expresarlas.

Hoy día pensé en él, cuando fui a ver una exhibición de fotografías en la casa de remates Phillips & De Pury.

Entre imágenes de Helmut Newton y Herb Ritts, estaban estas fotos de Aurore Valade, que muestran a personas reales- decir comunes seria una gran equivocación- en sus propias casas.

No puedo imaginar un portafolio de decoración mas fascinante.

(Puede hacer click en cualquier foto para verla en alta resolucion)







Thursday, October 9, 2008

Doce Pasos para Sobrevivir la Crisis (como una fashionista)



1-Desconecte el computador:
No solo ahorrará energía, sino también se desprenderá de su adicción a E-trade y cualquier otro sitio que, hasta ahora, le haya permitido seguir de cerca los vaivenes de sus acciones en el mercado. No hay necesidad de estar al tanto; ya sabemos que las noticias son malas. Ocupe su tiempo, en cambio, tejiendo- una saludable y ecológica forma de obtener nuevas prendas en períodos de crisis- o lanzando dardos a las fotos del Presidente Bush y los ejecutivos de Wall Street, un estupendo ejercicio contra la ira.

2-Adopte el look “lingerie”.
Marc Jacobs, Jean Paul Gaultier y Cecilia Bolocco estaban en lo correcto cuando decidieron que lucir la ropa interior en público no tenia nada de malo. Esta práctica podrá provocarle problemas con la Iglesia Católica o alguna liga defensora de la moralidad, pero evita el gasto innecesario en prendas tan “passé” como blusas o pantalones. Revise su cómoda, busque el “brassiere” mas limpio y bonito que encuentre, y salga a la calle. ¡Será un éxito!

3- Recicle, recicle, recicle.
Por supuesto que no se atrevería jamás a salir de su casa con esos pantalones “washed denim” que la convirtieron en la mujer mas elegante del Villa Maria en 1989, pero, ¿Por qué no convertirlos en un bolso de playa? ¿Un bikini? ¿Un turbante à la Prada? En tiempos de dificultades económicas, la imaginación es el limite. Un mantel a cuadrillé podría terminar convertido en una fabulosa pollera. Los horribles aros que le dejó de herencia su abuela podrían verse geniales como colleras en la camisa de su marido. Y su vestido de novia, con un par de tijeretazos y zurcidas, luciría perfecto como cortina en el escritorio. Si Penélope Cruz puede aparecer en Hollywood con un canasto en la cabeza, ¿Por qué no usted?

4- Use sus contactos.
En un momento de lucidez recuerda que su ex compañera de colegio, la Martita Domínguez, tenia un hermano que pololeaba con la prima de un ejecutivo de Ralph Lauren. Es hora de contactar a la Martita a través de Facebook y ver como andan las cosas en su vida. Una nunca sabe lo cerca que esta de un “sale” privado de Ralph Lauren.


5-Pida “samples” en las grandes tiendas.
Este consejo es importante y debe ser seguido al pie de la letra. Vaya al peluquero, hágase un manicure, póngase la mejor ropa que encuentre en su closet, y acérquese al ‘counter” de La Mer o Sisheido en Almacenes Paris, Falabella o cualquier gran tienda de la ciudad. Demuestre interés y conocimiento sobre los productos e, inevitablemente, la vendedora le ofrecerá “muestras” de tal o cual crema. A día siguiente lleve a su nana al peluquero, al manicure, a su closet, y repita con ella los mismos pasos. En cuestión de semanas su vestidor estará lleno de productos de belleza y cuidado para la piel.

6-Haga una dieta.
Pocos momentos son mas adecuados para empezar una dieta como durante una crisis económica de dimensiones bíblicas. Coma poco, y cuando sienta que ya no puede mas, coma menos. El agua potable, créalo o no, contiene una gran cantidad de minerales y llenará su estómago hasta la satisfacción. ¿Quién necesita una pechuga de pollo, cuando en Chile hay lechugas tan ricas? Escoja vegetales frescos, y olvídese de excentricidades como el pescado, la carne o la leche. En cuestión de semanas, tendrá el aspecto saludable de un chic esqueleto. ¡Y a mitad de precio!


7-Use el transantiago.
Este es el momento justo para vender el Mercedes y comenzar a usar, como se hace en las grandes capitales, el transporte público. Cierre los ojos y siéntase en el “Tram” de Ámsterdam o el “subway” de Nueva York. No olvide, eso sí, una buena navaja o revólver para defenderse de delincuentes y acosadores sexuales.

8-Acepte todas las invitaciones que le lleguen.
No es la hora de rechazar invitaciones. No importa si se trata del cumpleaños numero 100 de Julita Astaburuaga (¡Otra matiné!), la celebración de una nueva cirugía de Kenita Larraín, el aniversario de matrimonio de Andrés Velasco y Consuelo Saavedra, o el lanzamiento de la campaña presidencial de José Miguel Insulza, diga si. Si, si, si. ¿Quién podría decir no, por estos días, a empanaditas de marisco y pisco sours gratis?

9-Visite su librería mas cercana.
La literatura es una estupenda, y muy desconocida, fuente de satisfacción durante momentos de crisis. Mientras nutre su espíritu con Kafka y Dickens, aproveche de nutrir su estómago durante el lanzamiento de algún libro que, seguramente, jamás leerá. Si alguien le pregunta quien la invitó al lanzamiento, diga que fue el editor. Aunque son pieza fundamental del procesos literario, nadie los conoce.

10-Escriba sobre Dubai.
Ya no necesita ser parte del equipo de revista Cosas o la Revista de Viajes de El Mercurio para conseguir un pasaje en primera clase y una semana de estadía pagada en el mejor hotel de Dubai.
Llame a la oficina de turismo, y diga que escribe para la “new media”, la Internet, y antes de que alcance a hacer “clic” en su página de blogspot, estará bebiendo Móet Chandon en su asiento “1A” rumbo al Medio Oriente. La prensa lo ha hecho durante años con fabulosos resultados, ¿por qué no usted?

11-Despréndase del marido.
Si durante años ha estado pensando en un divorcio, no hay mejor momento que este. Pero no se trata de actuar a tontas y a locas. Contrate un detective privado, reúna evidencia, siga con cámaras a su pareja (¿ex pareja?) hasta la puerta del “topless bar”, y solo entonces ataque. ¿Qué exigir? El auto; la casa en la Dehesa; la casa en Zapallar; el yate; el jet privado; la manutención de los niños, la nana, el jardinero y el perro; dos viajes a Europa al año en business; tres a Miami en “first”; y una suma “no identificada” que le permita “seguir viviendo de la forma a la que está acostumbrada”. Palabras de su abogado, no nuestras.

12-Tome medidas drásticas.
Usted ama a su niños, sin duda, y por lo mismo quiere darles la mejor vida posible, aunque eso signifique deshacerse de ellos. Sabemos que la idea enviarlos a Madrid, Viña o, Dios nos ampare, la Florida, no es fácil, pero como Meryl Streep en “La decisión de Sofía”, también sabemos que no hay un segundo para dudar. Los hijos merecen lo mejor, y lo mejor, por estos días, es junto a sus abuelos estén donde estén. Ahí estarán bien cuidados, protegidos y acurrucados en una montaña de cariño que, por el momento, usted no puede darles.
Usted, mientras tanto, podrá sobrevivir la crisis- y la tristeza de la lejania- comprando carteras a un 50 por ciento de descuento en Hermés.