Friday, March 28, 2008

Art = Life


Este es el fin de semana del arte contemporáneo en Nueva York. La ciudad está llena de artistas, galeristas, coleccionistas y curadores paseándose por al menos una decena de ferias, y si lo que vimos la primera noche en el “Armory Show” es un buen indicio, la vida y el arte van por estos días mano a mano.

Terrorismo, política, tensiones religiosas, cirugía plástica, sexo y cultura popular son las obsesiones de Berlín a Manhattan. Y si tiene dudas, vea las siguientes fotos.









Fotos@Manuel Santelices

Wednesday, March 26, 2008

Dress Like a Man! (Part Deux)


En nuestra sección “Dress Like a Man!”, presentamos imágenes de la inauguración del “Armory Show”- la feria de Arte Contemporáneo mas importante de Nueva York- que se realizó esta noche en los muelles de Manhattan.

En un mar de trajes negros, encontramos estas brillantes estrellas.










Fotos@ Manuel Santelices

Wild Dogs



Inmediatamente después de quedar viuda, mi mamá se sumergió en las profundidades de su closet y, por debajo de una montaña de zapatos, sacó la pequeña bolsa de terciopelo rojo que contenía el revólver familiar.

“Es por seguridad”, nos anunció a mi hermana y a mí mientras acariciaba la pistola blanca y plateada que nos defendería de los guerrilleros comunistas, los militares de la dictadura y quién sabe qué delincuente común que se atreviera a cruzar las puertas de la casa. “Una mujer sola con dos niños necesita estar preparada”.

Por algún motivo, ver a mi madre convertida en Barbara Stanwyck no me hizo sentir mas tranquilo.
Hasta donde sabia, ni ella ni mi hermana habían disparado jamás un arma de fuego, y yo no había tocado siquiera un revólver de juguete.

Además estaba el asunto del tamaño de la pistola que, lejos de parecerse a las que había visto en las películas de la televisión, era tan pequeña y adorable que tenia bien merecido el apodo de “el matagatos”.

Si alguien la hubiera encontrado sobre la mesa de centro en el living, lo mas probable es que la hubiera lanzado en el cajón de los juguetes, junto a la Barbie y los trompos, o encendido un cigarrillo con ella confundiéndola con un ingenioso encendedor

El asunto no me quitó el sueno.

Mi integridad física no estaba en peligro por la noche, sino en el día, en el patio del colegio, donde los matones corrían como dingos australianos durante el recreo aterrorizando a cualquiera que mostrara un mínimo atisbo de fragilidad.

¿Usted usaba anteojos? Golpe seguro. ¿Era demasiado gordo? ¿Demasiado flaco? ¿Tenia pecas o espinillas? ¿Era el mejor o el peor alumno del curso? ¿El mas alto o el mas bajo? ¿Demasiado bueno para las matemáticas? ¿Demasiado malo para el fútbol? ¿Usaba la marca equivocada de jeans?...Pobre de usted.

La cantidad de victimas, el calibre de la violencia y el tono del lenguaje convertían cada día el colegio en una cárcel de alta seguridad amotinada; “Oz” y los “Sopranos” en pantalones cortos y sin tandas comerciales.

De todas las faltas que un alumno podía cometer, por supuesto, no había ninguna mayor que ser- o parecer- gay.

Desde silbidos en los pasillos, ruidosos besitos lanzados en el gimnasio, manotazos en el trasero y golpizas en plena calle, la población homosexual de nuestro querido establecimiento educacional era sometido a mas vejámenes que Sophia Loren en “Dos Mujeres”.

Yo tuve la suerte de mostrar cierto talento para el dibujo, y sobreviví la catástrofe que fue mi adolescencia, en gran parte, con un lápiz y un papel dibujando exageradas partes de la anatomía femenina sobre las que tenia poco conocimiento y ninguna curiosidad.

Era el pornógrafo del curso.

Curiosamente, el mas abusado de mis compañeros era también uno de los mas brillantes. Pero su envidiable promedio 6.5, su magnifica performance en la cancha de fútbol y su incuestionable heterosexualidad no fueron suficientes para asegurar su salvación.

Su pecado era la soberbia.

Era de los mejores, lo sabía y alardeaba al respecto.

Los dingos, la boca cubierta con la blanca espuma de la envidia, se lanzaron sobre él con una rabia que hasta entonces parecía reservada solo para aquellos que podían cantar de memoria la banda sonora completa de “The Sound of Music”.

De un día para otro, su nombre fue convertido al género femenino y los baños se llenaron con su imagen de rodillas y en acción- a la Mónica Lewinsky- junto a su número de teléfono y la promesa de que era “el mejor’.

El reaccionó como reaccionaria cualquiera que no sepa dibujar un par de gigantescos senos, lanzando golpes y escupitajos de izquierda a derecha. Pero cien matones son cien matones y al poco tiempo comenzó a perder toda su fortaleza.

Un día, durante el recreo de las 11:15, mi compañero se puso a llorar y sus lágrimas llenaron el patio con el aroma triste de la derrota. Los dingos, hambrientos, sedientos y excitados, comenzaron a seguirlo de rincón en rincón, primero paso a paso y luego en una aterradora carrera que terminó en el gimnasio, con la victima lanzando gritos y llantos mientras el resto vociferaba su canto favorito, “!Mujercita!, ¡Mujercita!”.

El otro día pensé en esta historia, cuando leí en el diario sobre Billy Wolfe, un adolescente de Fayetteville, Arkansas, que desde los doce- y durante tres años- ha sido constantemente abusado por sus compañeros por razones que nadie comprende.

Aparte de dientes perdidos, huesos quebrados y un par de moretones en sus ojos, Billy, a diferencia de mi compañero, tiene la desgracia de vivir en la era de la informática. Cada uno de sus golpes ha sido registrado en algún teléfono celular y luego puesto, para diversión de dingos alrededor del mundo, online, en una página de Facebook creada por sus victimarios bajo el nombre: “Every One That Hates Billy Wolfe’.

Dios nos salve de los Dingos 08.

Friday, March 21, 2008

No Dandy is Welcome Here



La fiesta se hará igual, pero el invitado de honor no estará presente.

Sebastián Horsley- uno de los escritores jóvenes británicos mas comentados de los últimos años- no asistirá a la fiesta de lanzamiento de su libro “Dandy In The Underworld” en Nueva York la próxima semana.

El gobierno americano le negó la visa de entrada.

¿Por qué? Porque Sebastián, con una candidez que sus lectores adoran pero la oficina de inmigraciones de Estados Unidos detesta, cuenta en sus memorias que consumió drogas- cocaína, heroína, crack, you name it…-y flirteo durante un tiempo con la prostitución.

Aquí va nuestro consejo: si usted está involucrado en alguna de estas actividades, no lo cuente. Y si lo cuenta, como han hecho desde Ozzy Osbourne al propio Presidente Bush, hágalo con al menos una sombra de arrepentimiento.

Pero Sebastián es un Dandy, y los Dandies no piden perdón después de comerse el festín.

En su libro habla de una niñez entre las garras de una madre alcohólica suicida y padre multimillonario, aristócrata, que también sentía una irresistible debilidad por el Glenlivet de 18 años.

Solo Dios sabe como, Sebastián se convirtió primero en un rockero punk y luego en un exitoso stock broker y cazador de tiburones. Se casó, tuvo un affaire con el asesino en serie mas infame de Gran Bretaña (que, dicho sea de paso, también tuvo relaciones con su mujer), escapó a Londres, probó drogas, contrató prostitutas, se prostituyó, y escribió un libro al respecto.

No se que pensará a policía de Nueva York, pero vaya a cualquier bar del Lower East Side una noche y se encontrará con mil historias similares.

Sebastián será el primero en admitir que su historia, aunque real, ha sido adornada para seducir a los lectores.

Again, he’s a Dandy. A Dandy writer.

Por suerte, nunca en mi vida he probado sustancias prohibidas, mantenido romances ilícitos o pertenecido a pandillas peligrosas.

Y si usted tiene pruebas que aseguran lo contrario, quédese callado. Hay una recompensa de por medio.

Wednesday, March 19, 2008

La Gran Novela Chilena



Estimado editor(a):

Me permito escribirle con la intención de ofrecer a usted y su grupo editorial los derechos exclusivos de “Fuego y Lágrimas” (working title) que, como descubrirá en los párrafos siguientes, está destinada a convertirse en la gran novela chilena del nuevo milenio.

La historia de Máximo Alemparte Zambrano y su clan es similar en arco histórico, dramático y épico a “La Ilíada” de Homero, “La Guerra y la Paz” de Tolstoy y “La Madrastra” de Moya Grau, una epopeya que abarca desde los albores de nuestra patria hasta el vertiginoso ritmo de nuestra vida moderna.

Máximo, un multimillonario empresario de la industria de los plásticos, regresa al país (en su jet privado) después de treinta años de exilio en Berlín. Ahí mantuvo una intensa relación con Maria, otra hija de exiliados, que después de sobrevivir las miserias de todo inmigrante es ahora la editora en jefe de “Zeitgeist”, una publicación también conocida como “la Biblia de la celebridad alemana’.

En Chile, Máximo se re-encuentra con sus raíces gracias a la ayuda de Manuel, un profesor de historia de la Universidad Católica con un misterioso pasado, que le entrega el código de una pintura de Bernardo O’Higgins colgada en el Museo de Bellas Artes que esconde no solo los secretos del nacimiento del país, sino del propio Máximo.

Estudiando el anagrama de la frase “Por la Razón o la Fuerza”, convirtiéndolo en numerología, dividiéndolo por dos y multiplicándolo por seis, Máximo descubre que está condenado a convertirse en el próximo Presidente de la Republica, un destino que se ve amenazado por las ambiciones de su primo Cristián, un miembro del Opus Dei que posee siniestras conexiones con la antigua dictadura del General Pinochet.

Maria, renunciando a los privilegios de su cargo (incluyendo su participación como jurado en el Festival de Cine de Berlín), regresa a Chile buscando el amor de Máximo, pero el corazón del exiliado ya está ocupado por Carmen, una escritora que después de años de exilio en México ha vuelto a Santiago para contraer matrimonio con Carlos, el Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de la Coalición.

En el décimo tercer capitulo de “Fuego y Lágrimas”, María y Carmen se encuentran finalmente cara a cara en una lucha desatada en los acantilados junto al “Chiringuito” de Zapallar.

Una de ellas quedará horriblemente desfigurada, pero sobrevivirá gracias a la intervención del doctor Héctor Valdés; una profunda transformación física y sicológica que le permitirá llegar a ser animadora del matinal de TVN.

Compitiendo por el amor de la misma mujer, Carlos y Máximo descubren que acarrean una disputa histórica. Sus tatataratatarararabuelos- también llamados Carlos y Máximo- se encontraron en lados opuestos de la trinchera durante la guerra de Independencia, dos enemigos separados por su ideal político, pero unidos por su intensa pasión por Javiera Carrera.

La historia se repite siglos después, cuando Maria y Carmen transforman sus cuerpos en una analogía del Chile de hoy, un tesoro disputado por dos héroes nacionales y un líder peruano, Belisario Belaúnde Bayly.

Historia, tradición, política, conflictos limítrofes, identidad sexual y abierta pornografía se abren paso en una prosa de impecable precisión en “Fuego y Lágrimas”, un libro destinado a marcar una generación.

Esperando su pronta respuesta, se despide atentamente

Manuel Santelices

Thursday, March 13, 2008

I’ll Never Work Again


Como si no hubiera suficientes distracciones en mi computador, ahora aparece hulu.com.

El sitio ofrece películas, clips, entrevistas y capítulos completos de un centenar de shows. En alta definicion. Gratis.

I’ll never work again!

Why Don’t You Just Shoot Me?


Ayer desperté, encendí el televisor, y como todas las mañanas me encontré con los rostros de Meredith Viera y Matt Lauer, los amables y simpáticos animadores de “Today”, el matinal de NBC.

“Y en nuestro siguiente segmento”, dijo Meredith con su mejor sonrisa, “entrevistaremos a una prostituta de Beverly Hills y a una “Madame” que, después de seis meses en la cárcel, acaba de escribir un libro sobre sus experiencias en la profesión mas antigua del mundo. Todo eso, y la cocina de Martha Stewart, después de unos comerciales”.

Usando como excusa la estruendosa caída de Eliot Spitzer- el gobernador de Nueva York que fue descubierto contratando los servicios de las call girls del Emperor’s Club VIP- los medios americanos se han convertido por estos días en un alegre burdel.

Si usted quiere saber cuánto cobra una prostituta de lujo por hora, cuál es el método de pago mas seguro, y qué sitios web son los mas apropiados para encontrarla, no tiene mas que buscar en CNN, donde Anderson Cooper le entregará toda la información necesaria.

En su misión de mantener a sus lectores debidamente informados- y, de paso, aumentar su número de visitas- “Medio en Silencio” se une ahora este concierto periodístico.

Hace unos años me encontré, frente a frente, con una call- girl internacional.

Era la amiga de un muy querido amigo mío, que llegó desde las doradas playas de California a buscar un futuro en Manhattan.

Para efectos prácticos la llamaremos “Linda”.

Aunque en un principio nos dijo que sus planes eran estudiar peluquería y trabajar como “Nanny”, su decisión de pasar largo rato parada en la esquina de la cale 23 y la Séptima Avenida despertó desde un comienzo nuestras sospechas.

Para cuando finalmente la enfrentamos, unas semanas mas tarde, y confesó sus verdaderas ambiciones, Linda ya era una brillante profesional con su propia Madame, una tarifa de cuatro dígitos por hora y un pasaporte al día que le permitía anunciar sin problemas: “tengo una ‘reunión’ en Paris, pero regreso mañana”.

Linda era una “workaholic”.

Todas las tardes un Lincoln Town Car negro la pasaba a buscar para conducirla a suites en el Península, penthouses en la Quinta Avenida, la embajada de cierto país árabe o algún discreto salón de directorio, y a menudo no regresaba hasta bien entrada la mañana siguiente.

Los jerarcas de Wall Street no le gustaban para nada. “No saben como tratar a una mujer’, se quejó en una ocasión, “Son rudos, mal educados y arrogantes’.

Esa fue la única vez que la escuché lamentarse.

Si alguna vez existió una prostituta con corazón de oro, esa era Linda. Su generosidad era abismante, su preocupación por los animales conmovedora, y podía dedicar horas en el teléfono a cualquier amigo en problemas.

Cuando su madre la visitó, la paseó en su automóvil con chofer, la llevó de compras a Bergdorf Goodman y a comer a
“Le Cirque”, asegurándole que las “nannies” en Nueva York eran mucho mejor pagadas que en California.

Su carrera terminó abruptamente, cuando el Departamento de Delitos Sexuales del NYPD hizo una redada a las oficinas de la Madame en midtown. La empresaria, sus ‘booking agents” y al menos tres compañeras de trabajo de Linda terminaron en prisión.

Algo asustada, Linda colgó su “little black book” y su máquina de cobranzas- un pequeño aparatito que cabía en su cartera y que aceptaba American Express, Visa y Mastercard-, y buscó un nuevo rumbo para su vida.

Durante un tiempo fue recepcionista en un elegante salón de belleza en la calle 57, pero nunca le gustó trabajar de pie y las propinas no se comparaban a las de su oficio anterior.

“Why don’t you just shoot me?”, nos dijo un día, “esto no es vida”.

Tiempo después regresó a su pequeño pueblo junto al mar, conoció a un corredor de propiedades, se casó con él y, según me cuentan, tuvo dos hijos.

A desperate housewife with a past.

Es la única dueña de casa en su barrio con un closet lleno de faldas de Dolce & Gabbana y zapatos de Manolo Blahnik.

Thursday, March 6, 2008

Cool Lady


Carine Roitfeld, la editora del “Vogue” francés es, quizás. la mujer mas poderosa de Europa cuando se trata de moda, la mas admirada, la mas adulada, pero a diferencia de su colega en el “Vogue” americano- Anna Wintour- no hace alardes de su influencia y la acepta como algo casual, un chic accidente que jamás le ha exigido mayores esfuerzos y que, sin embargo, la ha llenado de privilegios.
Durante largo tiempo han corrido en Nueva York rumores de que la Roitfeld seria expatriada para hacerse cargo de alguna gran publicación americana- Harper’s Bazaar es la mas mencionada-, pero esos comentarios no provocan ningún interés en la editora, que parece feliz en su papel de monarca de la revista de modas mas importante Francia. Este es un reino pequeño, es cierto, pero sobre el que tiene absoluto control.
Con una circulación de apenas 133 mil ejemplares- el Vogue americano llega por sobre el millón-, su revista no necesita cortejar escurridizos avisadores o dueñas de casa suburbanas interesadas en dietas o como conseguir el ‘look’ a mitad de precio. No señor; el Vogue francés es un universo donde las joyas son grandes, los precios son altos y donde ninguna modelo es jamás acusada de ser demasiado delgada.
Mejor aun, Carine impone su exquisito gusto sin preocuparse de herir sensibilidades burguesas- esa sensibilidades prefieren “Elle” o “Marie Claire”-, y por lo mismo no tiene problemas en fotografiar a celebridades topless, poner en su portada a extrañas bellezas como Charlotte Gainsbourg, o, como hizo recientemente, colgar en todos los kioscos del país la imagen de un hombre negro, con barba y peluca, luciendo sus fabulosas piernas en un revelador vestido mini color azul cobalto fotografiado por Bruce Webber.
“La revista debe provocar el placer del ojo, el placer de la lectura”, señala ella con su voz acigarrada, “No es un museo. Es algo vivo y no debe ser tomado muy en serio. Cuando puse un travesti en la portada no buscaba hacer ningún comentario político Simplemente me pareció divertido”.
Aun con toda su fama y poder, estas son extravagancias que Anna Wintour jamás podría permitirse.
“No soy una mujer de negocios”, reconoce Carine, “Admiro el trabajo de Anna y de todas las personas exitosas. Pero esa es una característica muy americana”.
A estas alturas usted ya debe haber adivinado que Carine Roitfeld no tiene un ‘background’ periodístico. Lo suyo es moda, simple y pura. “Mi mejor cualidad es como estilista”, señaló recientemente en una entrevista con “New York Magazine”, “Nunca pensé en esta carrera, en este gran trabajo. Nunca busqué convertirme en lo que soy hoy, y no moriré en este cargo”.
Por eso no debería sorprender a nadie que su oficina en el Rue du Fabourg St. Honorè, a pasos de Hermês y el Hotel Crillon, sea limpia y fría como un laboratorio. Aparte de algún accesorio y un enorme retrato captado por Kart Lagerfeld, no hay nada en ese enorme espacio blanco. Ni siquiera un computador, porque esta mujer, que conoce al revés y el derecho los secretos de cada basta y ojal, no tiene idea siquiera de cómo encender o apagar un MacPro. “Lo que si tengo en mi oficina es una pesa, pero no es para pesar a las chicas que trabajan conmigo, como rumorean algunos. Mis chicas son todas chic y bonitas; y si no son bonitas, son ‘charming’. Pero jamás las peso”.
Aunque su carrera comenzó a los 16, como modelo, y luego organizando “looks” para “Elle” a comienzos de los setentas, su verdadera fama no llegó hasta casi dos décadas después, cuando Tom Ford la contrató como ‘consultora’ para Gucci e Yves Saint Laurent. Su labor- “el trabajo mas fácil del mundo”, confiesa- no iba mas allá de vestirse cada mañana, aparecer en la oficina y explicarle al resto de las creativas y estilistas como había escogido su guardarropa. Y la explicación era y sigue siendo la misma: los zapatos son siempre altos, altísimos, no importa si se trata de botas a la rodilla o sandalias de gladiador. Las líneas son simples, casi futuristas, y sorprendentemente sexy; siempre hay una hebilla, un cierre o un broche que convierte sus faldas o chaquetas en una armadura de tintes sado- masoquistas. Y el color- ¿Qué color?-, jamás pasa mas allá del negro, el gris o el beige. “Mi sueño es ser una muñeca de Helmut Newton”, confiesa, refiriéndose a esas dominatrix arias que hicieron famoso al legendario fotógrafo alemán.
Durante las colecciones en Paris, Nueva York o Milán, Carine es recibida como una celebridad por los fotógrafos, que a menudo la retratan en su asiento de primera fila con sus piernas largas y torcidas una, dos y hasta tres veces, como las de una contorsionista. Sus ojos espesamente maquillados en color humo permanecen siempre semi escondidos detrás de su melena castaño-rubia, lo que le da un aire de “rock chick”, una Patti Smith en Prada y St. Laurent.
“Mi ‘look’ es muy sexy, muy femenino, y con algo de rock & roll”, explica usando clichés que no alcanzan a describir el poderoso impacto de su presencia, “Una nace con estilo. No es algo que pueda ser aprendido o enseñado. Pero con el tiempo una mujer debe aprender a evitar los errores de estilo”.
La prensa americana disfruta enfrentándola a Anna Wintour, y las comparaciones llevan a títulos como “La anti-Anna” o “Wintour de France”. Pero a todas vistas, ambas mujeres sienten un mutuo respeto y aprecio que, quizás, está basado en la absoluta certeza de que no son competencia. Anna, la mujer de negocios, no tiene nada que temer de Carine, la creativa.
Igual que la Wintour, la Roitfeld ha logrado criar dos hijos sin sacrificar su agenda de trabajo ni abandonar, aunque sea por un minuto, sus ‘stilettos’. “Gracias a ellos y mi marido (el empresario Christian Restoin) mantengo siempre mis pies en la tierra. Ellos me aterrizan”.
Y dicho esto, Carine vuelve a volar con la libertad de una mujer que dedica sus días a la interminable búsqueda del lujo y la belleza, sin mas limites que los de su propia imaginación.
Envidiable.