Wednesday, December 23, 2009

Baby, It's cold outside!


Tome su abrigo, su bufanda y su gorro, porque, igual que millones de turistas en Diciembre, vamos de paseo a Nueva York en Navidad.

Las vitrinas de Bergdorf y Barneys, la gigantesca estrella en la calle 57 y la Quinta Avenida, Cartier envuelto en una cinta roja que cubre sus cinco pisos, el Hotel Peninsula y el Plaza adornados como un pastel, los viejos pascueros, los patinadores en Central Park y los pinos iluminados en Park Avenue, todo parte de una escena que es conocida para cualquiera en cualquier lugar del mundo, aunque jamás haya puesto un pie en Manhattan.

De Madison al Soho, elegante mujeres en pieles acarrean bolsas de Prada, Vuitton y Tiffany’s, regalos de última hora que serán instalados rápidamente bajo el árbol y junto a la chimenea para que todo este listo la mañana del 25 de Diciembre. En F.A.O Schwartz, la juguetería más elegante del mundo, porteros perfectamente uniformados en rojo y negro abren la puertas a miles de niños que entran corriendo a admirar muñecas y jirafas de peluche de tamaño natural.

En Harlem, abuelas impecablemente vestidas en rosado o coral asisten a una misa que, mas que misa, parece un concierto de gospel y blues. En Battery Park, niños de Kinder pasan la tarde armando hombres de nieve con narices de zanahoria, mientras a pocas cuadras de distancia, en Wall Street, algún afortunado corredor de la bolsa llama a su mujer en Connecticut para avisarle que sí, que esta navidad su muy controvertido bono será suficiente para un nuevo Maserati.

Secretarias y oficinistas corren de Union Square al Time Warner Center buscando el perfecto regalo para su madre, su esposo o su hija. Bufandas y sweaters vuelan de las repisas de The Gap y J. Crew. ¿Un collar de fantasía?, ¿Un pijama de franela?, ¿Otro I-Pod?. La lista parece eterna y el tiempo tan escaso, piensan los compradores, mientras en St. John the Divine, el templo gótico más grande del mundo, comienzan a sentirse los primeros acordes del Ave Maria y el coro.

El Radio City Music Hall es un alboroto insoportable, con cientos de turistas ansiosos y desesperados por conseguir entradas para su famoso “Christmas Spectacular”, donde las “rockettes” aparecen levantando las piernas hasta el cielo y sosteniendo en la cabeza enormes tocados como cuernos de ciervo.

En el Lincoln Center, otra multitud. Pero esta es mucho mas civilizada, mucho mas “uptown”; madres que arrastran en un brazo sus carteras de Hermés y en el otro a sus pequeñas hijas envueltas en adorables abriguitos de cashmere azul comprados el invierno pasado en alguna boutique de Paris. “¡Apúrese, apúrese!”, dice la madre, “que el show ya va a comenzar”. Y la niña, observando maravillada la fuente repleta de luces, corre para no perderse un minuto del “Cascanueces” del American Ballet Theater.

En Brooklyn, un guionista sin trabajo busca un libro para su novia, la modelo, actriz, camarera que conoció el verano pasado en los Hamptons y que se ha convertido en su única razón para seguir luchando en una ciudad donde la lucha no termina nunca. ¿Paul Auster? ¿David Sedaris? Cuando no sabe que elegir, su vista se dirige a un libro de poemas de Emily Dickinson.

“There is another sky,
Ever serene and fair,
And there is another sunshine”.

“!Perfecto!”, piensa, sin notar que a su lado una mujer llora abrazada a un libro sobre los bomberos caídos el 11 de Septiembre.
En el “Monkey Bar” , el muy de moda restaurant de Graydon Carter, editor de “Vanity Fair”, un ejército de camareros se viste en su uniforme de pantalones negros y camisa blanca. Uno de ellos alega que su vida es un desastre, que cómo es posible que después de tres años en la ciudad todavía pase la navidad sirviendo “steak and frites” a desconocidos. Otro camarero no puede dejar de sonreir pensando en que, quizás, esta es su noche de suerte; la noche en que será descubierto por Madonna, Harvey Weinstein o Martin Scorsese y, finalmente, podrá escribir a sus padres en North Dakota las buenas noticias, “!!!Conseguí un rol!!!”.

Ciudad llena de esperanzas y desilusiones, Nueva York.
Pero dejémonos de filosofías baratas y tomemos un taxi mejor.
“Al Standard Hotel, rápido”.

El joven taxista Pakistaní cruza rápido la novena avenida hasta el Meatpacking District, imaginando la cara de la novia que sus padres han elegido para él. ¿Será bonita? ¿Será misericordiosa? ¿Y como serán sus ojos?

El Standard es un caos. Lindsay Lohan posa para algunos paparazzi a la entrada del hotel y dice un par de frases ininteligibles antes de abordar el ascensor, con nosotros al lado, rumbo al “Boom, Boom, Boom”.
El bar de moda en Nueva York hierve en medio del hielo de Diciembre. André Balazs, Daphne Guiness, las Olsen, Naomi Campbell y su novio ruso…Todos están ahí. Kate Moss, en minifalda dorada, bebe otro sorbo de su copa de champagne y observa la silueta de Nueva York por la ventana. La ciudad se ve grandiosa, gloriosa, tan distinta al suburbio londinés donde nació. De pronto, ve a una mujer cruzar la calle, 18 pisos mas abajo; está sola, se ve cansada, lleva un maletín en una mano, un paquete de regalos en la otra, y tiene problemas para encontrar un taxi.
Kate la sigue con la vista durante un rato, hasta que alguien llama su nombre, ¡Kate!, y otro flash. Y ahí está su rostro, una vez mas atrapado para las páginas sociales.

La mujer del maletín y el regalo no encuentra un taxi.
Mientras espera, dirige su mirada al espectacular edificio que ocupa el “Standard” y ve las luces del “Boom, Boom, Boom” en el último piso. Por un momento se pregunta cómo será estar allá arriba, con toda esa gente rica y bonita. Cómo será vestirse una noche en elegantes trajes de noche, colgarse aros y un collar de diamantes, y entrar a un salón donde lo único que se huele es privilegio. Y entonces aparece un taxi...”Al hospital de niños de St. Vincent”, dice la mujer, y ella y el taxista pakistaní, que sueña con la llegada de su novia, desaparecen por las nevadas calles de Nueva York.

Monday, December 14, 2009

A Single Man


Si le gusta la franela gris y la caoba, “A Single Man” es su película.

Si le gustan los trajes oscuros, las camisas bien planchadas, los zapatos bien lustrados, y el pelo perfectamente desordenado cuando la escena así lo requiere, “A Single Man” es su película también.

Y si lo que busca es la perfecta casa de cristal, inmaculadamente diseñada, impecablemente decorada, entonces prepárese para un festín.

“A Single Man”, la primera película de Tom Ford es, visualmente hablando, la mejor del año.

Pero antes que se suba al escenario para entregar el Oscar al mejor vestuario y mejor diseño cinematográfico a la opera prima de Mr. Gucci, debemos aclarar que estos no son los únicos premios a los que postula.

Julianne Moore es una diva decadente como pocas, todo brillo y todo Gin, quejándose de soledad en vestido largo y al ritmo de Etta James, fumando un cigarrillo detrás de otro como si hubiera un buen pedazo de vida que le sobra,

Matthew Goode, Nicholas Hoult y Jon Kortajerena son los pin-up de la película. ¡Y que pin- ups!

Y luego, por supuesto, esta Colin Firth en el rol principal. Un “Single Man” que está lejos de estar “single”, un profesor de literatura inglesa, gay, encadenado a esa trampa de hipocresías que fueron los 60’s en Estados Unidos, que no tiene lugar, momento ni hombro donde llorar por la muerte de su pareja de mas de 16 años.

Es ahí donde la película deja la forma y toca fondo.

En una de las primeras escenas, George, el personaje encarnado por Firth, se entera por teléfono de la muerte del amor de su vida.
El accidente ocurrió hace casi dos días, pero “la familia” decidió que no era conveniente avisarle antes.

“La familia” también decidió, dice la voz al otro lado de la línea, que el funeral seria privado. Es decir, solo para ellos.

Y así comienza ese día de Noviembre del 62 en la vida de George, un hombre que siempre ha detestado despertar por la mañana y que ahora último tiene buenas razones para desear seguir durmiendo.

Durante 24 horas, George sigue viviendo sin dejar de pensar ni por un momento en la muerte. La empleada, las secretarias, los colegas, los estudiantes, los vecinos, los putos a la salida de la licorería, no son mas que un recordatorio de lo que fue.

O, peor aun, de lo que nunca fue.

¡Que triste es esta película! Y no solo por el drama de la muerte y la sexualidad contenida, sino por la tristeza que arrastra el saber que de aquí en adelante va todo cuesta abajo.

“Mi futuro es recordar el pasado”, dice Julianne Moore (Charlie), en una escena que la encuentra, como tantas otras, con el rimel corrido y un par de tragos demás.
George se ríe de su dramatismo, pero luego sigue sus pasos hundiéndose durante casi dos horas en el profundo sopor de la nostalgia

No hay un pin- up (ver mas arriba) capaz de acelerar el corazón – o cualquier otro órgano- de George, que para efectos prácticos es un zombie, “a dead man walking”, un muerto mas muerto que los muertos.

La película pretende abordar temas sociales, sexuales y hasta políticos, pero, mas que nada, es un filme bonito. Sus buenas intenciones quedan sepultadas debajo de una montaña de chic.

Firth merece punto aparte.

Si alguna vez ha visto mas tristeza en un par de ojos castaños, déjeme saber. Me gustaría verla.

Wednesday, December 2, 2009

Santa Talks!


“Puedo ver Rusia desde mi ventana, igual que Sara Palin”, dice riendo el Viejo Pascuero mientras se apoltrona en un enorme sofá de terciopelo verde junto a la chimenea.
Son las siete de la tarde y el sol brilla sobre el Polo Norte, su hogar, pero este no es un sol como el que conocemos usted o yo, sino uno blanco y gélido que lo único que anuncia es otra noche helada y llena de luz.
-¿Nunca pensó en irse a vivir a otra parte, a un lugar mas cálido?
- “No, nunca. Hay gente a la que le gusta el calor y hay otra a la que le gusta el frío. A mi me gusta el frío”- dice mientras un duende en impecable uniforme tirolés le sirve el primer Gin & Tonic del día.

El personaje no necesita mayores presentaciones.

Basta su cara redonda y rubicunda enmarcada en una decreciente melena blanca y una barba que, larga y frondosa, nunca llega a ser amenazante. Su barriga es enorme, como era de esperarse, y su traje es rojo y blanco. Pero los estereotipos llegan hasta ahí, como queda claro en esta entrevista exclusiva que, obviando lo que pueda haber escuchando en twitter o facebook, no fue concedida previo pago de “cientos de miles de dólares”.
Nuestra conversación fue gratuita, pero no por eso menos valiosa.

-¿Nació con vocación de viejo pascuero?
-La verdad es que nací hace tanto tiempo que ni recuerdo mi niñez. Mi padre fue viejo pascuero, y su padre antes que él, asi que no creo que haya tenido alternativa. Fue como ser hijo de abogado. ¿Te has fijado que los abogados siempre quieren que sus hijos sean abogados?
-Si, ¿Por qué será?
-No se, no lo entiendo. ¿Quién querría dedicarse a una profesión tan aburrida?
-¿Está contento con su decisión?
-Como te digo, no sé si fue mi decisión, pero lo acepté desde un principio y nunca más miré atrás. Uno puede perder la vida pensando en lo que pudo ser…Yo soy mas práctico.
-¿Qué condiciones necesita un buen viejo pascuero?
-Paciencia, antes que todo, porque leer esa cantidad de cartas no es fácil. Hay niños que parecen tenerlo todo y todavía quieren más; uno puede lanzarles el mundo por la chimenea y no es suficiente. Aquí hemos llegado a recibir cartas de hasta 30 páginas…
-¿Qué hace en esos casos?
-Las tiro a la chimenea. No hay nada mas exasperante que un niño malcriado.
-¿Y esos niños no reciben regalos entonces?
-No. Que aprendan a ser menos exigentes. O mejor aun, que enciendan el televisor y vean lo que otros niños, en otras partes del mundo, están viviendo. Una cosa es una niñez protegida, y otra muy distinta una niñez totalmente desconectada de la realidad. Pero no los culpo a ellos, sino a los padres.
-Ser padre en estos tiempos no es fácil…
-¡Nunca lo fue! la gente alega hoy en día porque sus hijos pasan el día pegados al computador en Facebook, en Twitter. Yo no tuve hijos, pero tuve duendes, y recuerdo como se colgaban al teléfono o el televisor. Las cuentas eran ridículas.
-¿Las duendes son como sus hijos?
-¡¿Cómo se te ocurre?! Los duendes son una casta muy maligna, muy rencorosa. Son buenos trabajadores, pero en la relación personal son terribles. Mi mujer me ha insistido en que hagamos los juguetes en China, que es mas fácil y mas barato, pero yo siento una responsabilidad moral con mis duendes. ¡Ojala ellos sintieran lo mismo hacia mi! ¿Mis hijos?, ¿Estás bromeando? ¡Son mi pesadilla!.
-En las fotos y postales se ven tan felices…
-Eso es porque nuestro departamento de marketing, que es manejado por una duende por lo demás, nos exige que pongamos la mejor cara para la foto. Pero la realidad es muy distinta. Nuestra relación es estrictamente profesional y prefiero mantenerla así. No vivimos juntos, no pasamos las vacaciones juntos y ciertamente no comemos juntos. ¿Has visto a un duende comer? Tienen colmillos verdes…ñam, ñam, ñam.
-Suenan aterradores.
-No quiero seguir con este tema. Me puso de mal humor…
-Pasemos a otra cosa entonces. ¿Cómo descansa el viejo pascuero?
-No descanso, esa es la verdad. Tenemos un departamento en Manhattan y una casa en las Bahamas, pero no los usamos nunca. El chalet en Gstaad, botado. El yate en Miami, lo mismo.
-No sabia que el Viejo Pascuero es un magnate.
-No soy un magnate, pero después de 276 años de carrera hemos ahorrado lo suficiente como para tener una vejez cómoda. A mi mujer le gusta viajar, pero yo lo hago solo por trabajo. Las últimas verdaderas vacaciones que tuvimos fueron en 1929, cuando visitamos a Noel Coward en Londres. ¡Que tiempos aquellos! Pasamos noches enteras bebiendo gin junto al piano…!I went to a marvellous party!, cantábamos...Mi mujer adoraba a Noel.
-Raro que se hayan llamado igual y hayan sido tan amigos, siendo tan distintos…
-Fuimos distintos, claro. Noel fue mucho mas, ¿cómo decirlo?, decadente que yo, llevaba una vida mucho mas atrevida, pero nuestra amistad se basaba en el sentido del humor y en nuestro aprecio por el Gordon’s Gin. Uno tiene amigos distintos para distintas cosas, y Noel fue un amigo maravilloso.
-¿No cree que estas declaraciones sorprenderán a mas de alguno?
-Si te refieres a fanáticos religiosos, su opinión me tiene sin cuidado. La gente tiende a unir mi imagen a tal o cual religión, lo que es un error. Yo soy el Viejo Pascuero de todos los ciudadanos del mundo, sin importar su credo, su raza o su orientación sexual.
-¿Así de abierto?
-Por supuesto. No estaría cumpliendo bien mi papel si no respetara los deseos de todos los niños del mundo. ¿Qué pasaría si el Viejo Pascuero le llevara regalo solo a los niños blancos? ¿O solo a los que juegan bien al fútbol? Yo fui obeso desde mi niñez y sufrí en carne propia la discriminación, asi que nadie me tiene que contar lo que se siente. Es horrible. Te sientes solo, aislado, con esa horrorosa sensación de que no hay nadie en el mundo como tú.
-Supongo que hay muchos niños que se sienten así.
-Muchos mas de los que cualquiera podría imaginar. Y hoy en día, con la Internet, es peor. El acoso es constante, cruel, intrusivo y queda ahí, en el espacio cibernético, para siempre.
-¿Es mas difícil ser niño hoy en día?
-No lo sé. Mi niñez no fue fácil y supongo que la tuya tampoco, pero si algo he aprendido en mis más de 300 años, es que uno puede superar todas las dificultades. Si mis compañeros de colegio me vieran hoy en día, no lo podrían creer. Pero claro, están todos muertos.
-¿Se le hace difícil tener una vida tan larga?
-Como todo, tiene sus ventajas y sus desventajas. No sé como usar mi I-Pod, pero sé que un mal momento o una mala experiencia no van a durar para siempre y no van a destrozar mi vida.
-Suena como un vampiro…
-En cierto modo lo soy. El promedio de vida de un Viejo Pascuero es de 500 años, lo que te permite poner las cosas en perspectiva. No es inmortalidad, pero se parece, y ves al mundo envejecer a tu alrededor mientras te mantienes relativamente joven. Es triste, pero también es inspirador, porque te encuentras permanentemente con una nueva generación llena de ilusiones y de energía.
-¿Cada generación aprende de la anterior?
-No, gracias a Dios, porque si aprendiéramos de nuestros fracasos no existiría el optimismo. El gran tesoro de la juventud- aparte de la piel y el estómago plano- es su inocencia.
-Esta entrevista me está poniendo nostálgico…
-A mi también, ¿Otro Gin & Tonic?
-Por qué no. ¿Siempre bebe a las siete de la tarde?.
-Sí, me relaja. Mi mujer hace yoga y Tai chi, pero yo nací flojo para el deporte. Además, por imagen, tengo que mantenerme gordo.
-¿No es vanidoso?
-Claro que si, como todo el mundo. Pero no soy tonto, como ese diseñador que anda siempre vestido de negro con lentes oscuros… ¿cómo se llama?
-¿Karl Lagerfeld?
-¡Karl Lagerfeld! Si tu me explicas por qué un hombre inteligente, de 70 y tantos años, se muere de hambre solo para poder embutirse en un traje, te doy un regalo aquí, ahora mismo.
-¿Será para sentirse vigente?
-Uno es vigente hasta que se muere, y cuando se muere ya no es vigente, a no ser que sea muy afortunado y su obra lo sobreviva. Creo que ese va a ser su caso, pero ¿quién sabe?
-¿No le tiene miedo a la muerte?
-En lo personal, no. Si vivo tanto como mi padre, mi abuelo o todos los Viejos Pascueros que vinieron antes que yo, me quedan todavía unos buenos 200 años. Es más que suficiente. Una vida demasiado larga es una maldición. Te quedas solo, todo comienza a fallar…
-Para ser honesto, no esperé que esta entrevista fuera tan existencial.
-Yo tampoco. Pensé que me íbamos a hablar de lo mismo de siempre. Viejito, cuál es el juguete más pedido esta navidad. Viejito, qué regalo le daría a la humanidad el 2009.
Larry King es el peor, lleno de lugares comunes. ¡Y creo que es mas viejo que yo!.
-¿Le gusta CNN?
-Para ser honesto, veo mas Fox News. Me gusta saber que está diciendo el enemigo.
-Hmm, estamos entrando en terreno político.
-La política es inevitable, incluso para el Viejo Pascuero.
-¿Sabe algo de la política chilena?
-Sé que tienen una buena Presidenta….
-¿Algo mas?
-Sé que hay cuatro candidatos y tres con opciones reales.
-¿Hay alguno que le guste?
-Sin comentarios.
-¿Si uno de los candidatos le pidiera la presidencia esta Navidad, se la daría?
-Yo no hago regalos tan mezquinos. Si un candidato me escribiera pidiéndome el sillón presidencial, haría todo lo posible para que no saliera elegido. La presidencia no se pide, no se hereda, no se compra y no se gana solo porque uno es joven y tiene una señora que es rostro de televisión. Tampoco se gana con promesas vacías, porque esas son las mismas que después, a medianoche, vienen a darte pesadillas.
-¿Nunca tuvo ambiciones políticas? Con su imagen, saldría elegido enseguida.
-¡Nunca! El Viejo Pascuero es todo lo contrario de un candidato presidencial. A mi, igual que a ellos (o ellas) me piden de todo; pero a diferencia de ellos (o ellas) no digo nada. Simplemente, si puedo, dejo algo en la chimenea. No hay peor regalo que una promesa vacía.
-¿Cuál es el peor mito respecto a usted?
-Que soy de una bondadez infinita. No soy malo, pero no soy tan bueno tampoco. Esa es otra generalización de los medios, que necesitan empaquetar a todo el mundo para después venderlo como un trozo de carne en el supermercado. Hicieron lo mismo con mi padre, y créeme, él no era un santo.
-¿Resiente su fama?
-La fama tiene cosas positivas. Si no tuviera la fama que tengo, estaría junto a los ex empleados de la General Motors en la fila pidiendo trabajo. Pero por otro lado es limitante, soy mucho mas que el Viejo Pascuero.
-¿Cómo así?
-No quiero entrar en discusiones lateras, pero todos tenemos un Ying y un Yang, un lado oscuro y un lado claro. Si algo bueno me ha dado la edad, es que me liberó. Ya no siento la necesidad de responder a las expectativas del resto,
-Después de tanta avaricia y ambición en las cartas que recibe, ¿Por qué sigue interesado en cumplir los deseos de todo el mundo?
-Hablaba de esto mismo con mi analista el otro día. El dice que es porque mi madre nunca me aceptó realmente y estoy siempre tratando de agradar a los demás. Pero yo creo que es por razones mas sublimes. De verdad creo que el regalo de Navidad gatilla buenos sentimientos en la gente. No es solo la muñeca, el soldado de plomo, la bicicleta o el Mercedes Benz SML, sino la idea de que si deseamos algo con toda el alma, cualquier sueño puede convertirse en realidad.
- Falta solo una canción de Disney…
-Ríete, pero es cierto. Es como la visualización creativa, esta teoría New Age que dice que si imaginamos algo con la suficiente fuerza se hace realidad. ¿Nunca la probaste?
-Creo que no…
-Deberías hacerlo.
-¿Y qué está visualizando usted por estos días?
-Estoy visualizando paz. Estoy visualizando un mundo donde existe justicia y compasión; donde no hay abuso ni dolor. Estoy visualizando una mesa llena de comida con niños felices y padres satisfechos. En mi imagen no hay terrorismo, hambre ni pobreza. No hay usureros ni dictadores. No hay violencia. Es un mundo donde la energía es un derecho, donde cada animal es respetado, donde cada quien es capaz de crear amor con quien desee…
-Pero ese mundo no existe.
-No existe todavía, pero existirá. Te lo prometo. Y es promesa de Viejo Pascuero.