Thursday, March 6, 2008

Cool Lady


Carine Roitfeld, la editora del “Vogue” francés es, quizás. la mujer mas poderosa de Europa cuando se trata de moda, la mas admirada, la mas adulada, pero a diferencia de su colega en el “Vogue” americano- Anna Wintour- no hace alardes de su influencia y la acepta como algo casual, un chic accidente que jamás le ha exigido mayores esfuerzos y que, sin embargo, la ha llenado de privilegios.
Durante largo tiempo han corrido en Nueva York rumores de que la Roitfeld seria expatriada para hacerse cargo de alguna gran publicación americana- Harper’s Bazaar es la mas mencionada-, pero esos comentarios no provocan ningún interés en la editora, que parece feliz en su papel de monarca de la revista de modas mas importante Francia. Este es un reino pequeño, es cierto, pero sobre el que tiene absoluto control.
Con una circulación de apenas 133 mil ejemplares- el Vogue americano llega por sobre el millón-, su revista no necesita cortejar escurridizos avisadores o dueñas de casa suburbanas interesadas en dietas o como conseguir el ‘look’ a mitad de precio. No señor; el Vogue francés es un universo donde las joyas son grandes, los precios son altos y donde ninguna modelo es jamás acusada de ser demasiado delgada.
Mejor aun, Carine impone su exquisito gusto sin preocuparse de herir sensibilidades burguesas- esa sensibilidades prefieren “Elle” o “Marie Claire”-, y por lo mismo no tiene problemas en fotografiar a celebridades topless, poner en su portada a extrañas bellezas como Charlotte Gainsbourg, o, como hizo recientemente, colgar en todos los kioscos del país la imagen de un hombre negro, con barba y peluca, luciendo sus fabulosas piernas en un revelador vestido mini color azul cobalto fotografiado por Bruce Webber.
“La revista debe provocar el placer del ojo, el placer de la lectura”, señala ella con su voz acigarrada, “No es un museo. Es algo vivo y no debe ser tomado muy en serio. Cuando puse un travesti en la portada no buscaba hacer ningún comentario político Simplemente me pareció divertido”.
Aun con toda su fama y poder, estas son extravagancias que Anna Wintour jamás podría permitirse.
“No soy una mujer de negocios”, reconoce Carine, “Admiro el trabajo de Anna y de todas las personas exitosas. Pero esa es una característica muy americana”.
A estas alturas usted ya debe haber adivinado que Carine Roitfeld no tiene un ‘background’ periodístico. Lo suyo es moda, simple y pura. “Mi mejor cualidad es como estilista”, señaló recientemente en una entrevista con “New York Magazine”, “Nunca pensé en esta carrera, en este gran trabajo. Nunca busqué convertirme en lo que soy hoy, y no moriré en este cargo”.
Por eso no debería sorprender a nadie que su oficina en el Rue du Fabourg St. Honorè, a pasos de Hermês y el Hotel Crillon, sea limpia y fría como un laboratorio. Aparte de algún accesorio y un enorme retrato captado por Kart Lagerfeld, no hay nada en ese enorme espacio blanco. Ni siquiera un computador, porque esta mujer, que conoce al revés y el derecho los secretos de cada basta y ojal, no tiene idea siquiera de cómo encender o apagar un MacPro. “Lo que si tengo en mi oficina es una pesa, pero no es para pesar a las chicas que trabajan conmigo, como rumorean algunos. Mis chicas son todas chic y bonitas; y si no son bonitas, son ‘charming’. Pero jamás las peso”.
Aunque su carrera comenzó a los 16, como modelo, y luego organizando “looks” para “Elle” a comienzos de los setentas, su verdadera fama no llegó hasta casi dos décadas después, cuando Tom Ford la contrató como ‘consultora’ para Gucci e Yves Saint Laurent. Su labor- “el trabajo mas fácil del mundo”, confiesa- no iba mas allá de vestirse cada mañana, aparecer en la oficina y explicarle al resto de las creativas y estilistas como había escogido su guardarropa. Y la explicación era y sigue siendo la misma: los zapatos son siempre altos, altísimos, no importa si se trata de botas a la rodilla o sandalias de gladiador. Las líneas son simples, casi futuristas, y sorprendentemente sexy; siempre hay una hebilla, un cierre o un broche que convierte sus faldas o chaquetas en una armadura de tintes sado- masoquistas. Y el color- ¿Qué color?-, jamás pasa mas allá del negro, el gris o el beige. “Mi sueño es ser una muñeca de Helmut Newton”, confiesa, refiriéndose a esas dominatrix arias que hicieron famoso al legendario fotógrafo alemán.
Durante las colecciones en Paris, Nueva York o Milán, Carine es recibida como una celebridad por los fotógrafos, que a menudo la retratan en su asiento de primera fila con sus piernas largas y torcidas una, dos y hasta tres veces, como las de una contorsionista. Sus ojos espesamente maquillados en color humo permanecen siempre semi escondidos detrás de su melena castaño-rubia, lo que le da un aire de “rock chick”, una Patti Smith en Prada y St. Laurent.
“Mi ‘look’ es muy sexy, muy femenino, y con algo de rock & roll”, explica usando clichés que no alcanzan a describir el poderoso impacto de su presencia, “Una nace con estilo. No es algo que pueda ser aprendido o enseñado. Pero con el tiempo una mujer debe aprender a evitar los errores de estilo”.
La prensa americana disfruta enfrentándola a Anna Wintour, y las comparaciones llevan a títulos como “La anti-Anna” o “Wintour de France”. Pero a todas vistas, ambas mujeres sienten un mutuo respeto y aprecio que, quizás, está basado en la absoluta certeza de que no son competencia. Anna, la mujer de negocios, no tiene nada que temer de Carine, la creativa.
Igual que la Wintour, la Roitfeld ha logrado criar dos hijos sin sacrificar su agenda de trabajo ni abandonar, aunque sea por un minuto, sus ‘stilettos’. “Gracias a ellos y mi marido (el empresario Christian Restoin) mantengo siempre mis pies en la tierra. Ellos me aterrizan”.
Y dicho esto, Carine vuelve a volar con la libertad de una mujer que dedica sus días a la interminable búsqueda del lujo y la belleza, sin mas limites que los de su propia imaginación.
Envidiable.

3 comments:

Anonymous said...

A los 50 años y en minifalda esta mujer se ve fabulosa.-
Creo que toda va en ser "estiloso". Una amiga, fea como la mentira, es la mujer mejor vestida de mi pequeño town. Claro vivió años entre NYC y MIA.

Saludos

RR

PD. Ayer toco el citófono de mi casa un mormón ... me acordaba del post y me reia ...

Pame Recetas said...

Dos conceptos totalmente diferentes de todo. Me quedo con Carine!

Carola Moya said...

Me encantó saber de Carine,me hace eco de lo que siempre he creído, las revistas son el reflejo de su editor. Con una editora así se entiende el gran estilo de la Vogue francesa. Así mismo se comprende porqué las revistas nacionales son como son. Lo que a ella le sobra, acá a casi todas les falta.
Nuevamente gracias por un respiro motivador.