Thursday, July 19, 2007

Los Dulces Golpes de Bardem


Hace un tiempo entrevisté a Javier Bardem. Lo encontré tirado sobre un sofá en su suite del Hotel Regency en Park Avenue, promocionado, por esos días, “Mar Adentro”.
(Bardem acaba de estrenar "Goya's Ghost", dirigida por Milos Forman, en Estados Unidos)

-¿Te importa que me quede así?- me preguntó, con los ojos lánguidos mientras daba un nuevo sorbo a su café con hielo.

No, no me importaba nada que se quedara así.

No me importaba si se quedaba así hasta el fin de los días.

El ahí, en sus jeans y polera negra de los Rolling Stones. Y yo, grabadora en mano, sentando a su lado tratando de evitar que el corazón se me arrancara por la boca.

Aquí va parte de la conversación”.


-Tú siempre has sido muy político ¿Sientes que es tu responsabilidad como artista?
-Yo nunca he hablado como artista, sino como ciudadano. Lo que pasa es que, me guste o no, tengo una posición pública. Pero eso no es algo que pueda controlar. Lo uso a mi favor, pero no puedo evitar que suceda, porque las cámaras están siempre ahí para coger mi testimonio. Es algo que uso con cuidado, porque mucha gente puede pensar que hago un uso indebido de mi popularidad para hablar y autopromocionarme.

-¿Has tenido malas experiencias al respecto?
-Sí, pero me da igual. No doy ningún crédito a esos comentarios; me remito a mi derecho como ciudadano.

-¿Te interesa la política como carrera?
-No. Todos quienes han sido seducidos por el poder de la política, pierden un poco la ética y sobre todo el sentido de humanidad. Como ciudadano estoy exento de ese virus y puedo ver la política como debería ser, como una respuesta a una necesidad social. Usted, señor político, trabaja para mí y tiene que hacer lo que yo como ciudadano quiera, no al revés.

-Y hablando de carreras, ¿Cómo sientes tu romance con Hollywood?
-Pues lo siento como la relación de una noche. Si me están ofreciendo una buena diversión, un buen plan, voy y me acuesto con Hollywood.

-¿Qué es un buen plan para ti?
-Un buen personaje. No me dejo llevar por esa belleza o riqueza artística que todos le suponen a Hollywood. Eso es algo que ha ido decreciendo cada vez más. Es una industria que hace 500 películas al año y sólo 30 son buenas. ¿Qué pasa con las 470 restantes? ¿Qué están viendo los adolescentes que mueren en sus High Schools? Mierdas de películas, que ahora también copan todas las pantallas en Europa.
A la cultura hay que protegerla, y la cultura empieza con el lenguaje que es nuestro máximo tesoro. Como Aznar era el perrito faldero de Bush y todo lo que decía la Casa Blanca le encantaba, nunca se ocupó del cine, del teatro o la literatura.
Para mí, un hombre que no se preocupa de la cultura es un hombre sin corazón.

-¿Qué te sucede con la fama o el dinero que puede ofrecer Hollywood?
-A mí todavía no me ha dado ni una cosa ni la otra. Estados Unidos siempre ha sido muy hábil robando ideas de otras culturas, lo que trae cosas muy buenas, como la creación de una sociedad multi- étnica y plural, pero también otras muy malas como la falta de identidad, la conquista de otros pueblos, etc…Eso también sucede en Hollywood con los talentos y el cine. Dicen ¿Y éste que suena tanto, quién es? Para acá. ¿Cómo ganan a los actores europeos? Con cheques. ¿Cómo el actor se deja ganar? Con dinero.
Pero con eso no tengo ningún problema. El día que haya dinero iré a Hollywood, pero todavía no me lo han dado.
Y aparte del dinero también hay que pensar en otras cosas. ¿Quién es el que se levanta a las seis de la mañana para hacer un personaje? Yo. Y más vale que el personaje me guste, porque si no lo voy a pasar mal, porque tengo respeto hacia mi trabajo y porque después de filmar la película durante tres meses hay que pasar otros seis promocionándola. Esa es la lupa que uso para ver la letra en pequeño.

-Uno pensaría que con tanto éxito ahora tienes libertad para hacer lo que quieras…
-Esas son mentiras. Yo pertenezco a ese cinco por ciento de actores que trabajan en el mundo; hay un noventa y cinco por ciento que esta desempleado. Eso ya lo celebro. Pero si además tengo el honor de poder esperar por un buen papel- porque no soy millonario pero tengo una casa y eso ya es mucho en España- ¿Por qué no hacerlo? Ya esperé antes, y eso me llena mucho más que hacer cinco películas de corrido.

-¿La fama que tienes, especialmente en España, te hace más difícil la vida?
-Sí. Yo tengo un gran respeto por la profesión de actor. Mis abuelos eran actores. Los padres de mis abuelos también, en una época donde los actores ni siquiera tenían derecho a ser enterrados en un cementerio porque eran considerados putas y maricones.
Ese respeto lo pongo en mi trabajo, pero cuando no estoy trabajando, voy por la calle y soy un ciudadano más.
Prefiero perder un espectador que un minuto de mi vida. A veces, sobre todo en España donde la gente es muy impetuosa, llegan tipos, me cogen el brazo y me dicen ¡Hola Bardem!. Yo les digo que no me hablen, que no me molesten y me dejen en paz.
Esa persona, obviamente, nunca más a ir a ver una de mis películas, pero yo he ganado un minuto de mi vida.

-¿Y cómo es tu relación con la prensa?
-Hay una prensa repugnante, la prensa rosa, que debería ir a la cárcel. Es una práctica que esta denostando la profesión del periodista. Todo los medios periodísticos están saturados de ese tipo de información, e incluso profesionales muy serios han cedido al poder del rating. Es algo terrible y se ha llegado a niveles absurdos.

-¿Las celebridades no han colaborado en ese juego?
-Este es un pescado que se muerde la cola y todos somos responsables. Pero los máximos responsables son los directores de los medios, que dicen ‘bueno, quizás esto no es muy ético pero nos trae seis millones de espectadores’. El día que muera alguien, que alguien le clave un hacha a un periodista porque se ha metido en su baño a grabarle como caga, ahí se darán cuenta de los excesos a que hemos llegado.

-¿Lees lo que se escribe de ti?
-No, pero me llega igual y me enfurece. Hay gente que vende su vida y allá ellos; que enfrenten las consecuencias. Pero hay otros que no lo hacemos y nos meten en el mismo saco. Eso me parece injusto.

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