Monday, December 12, 2011

The pretty, tall, blond girl. The one you hated.


Acabo de ver “Young Adult”, una película de Jason Reitman donde Charlize Theron interpreta a una mujer que por fuera es alta, rubia y bonita, y por dentro es un tarro de basura dejado durante 37 años a la intemperie.

Ni siquiera sus ojos azules, tan perfectos y límpidos, son capaces de airear la fetidez.

Después de darse la gran vida como escritora de novelas juveniles tipo “Gossip Girl” en Minneapolis- “mini-apple”, la llama alguien esperanzado- el personaje de la Theron regresa a su pueblo natal, Mercury, para reconquistar al campeón de fútbol americano que fue una vez su novio y que ahora, algo gastado, un poco mas gordo pero todavía atractivo, vive en lo que ni siquiera alcanza a ser descrito como “suburbio” junto a su mujer y su hija recién nacida.

-“La niña es adorable”, dice alguien en el filme.
-“ ¿En serio?”, dice Charlize, “La has visto de cerca?”.

El guión es de Diablo Cody (“Juno”), que no se llama así por casualidad.

Preguntando por Marc Jacobs en el Macy’s local, y bebiendo whisky y vodka como si fuera Diet Coke, y luego Diet Coke como si fuera agua para recuperarse, Charlize ( y digo Charlize porque no recuerdo el nombre de su personaje), ofende a todo el mundo en Mercury, incluyendo a sus propios padres, a la recepcionista de su hotel, al librero local, y a un pobre desvalido que se arrastra con una muleta – “!¿Puedes caminar más lento?!”- después de haber sido atacado en sus años de colegio por una banda de “jocks” adolescentes que sospechaban que, como era gordo, solitario y nerd, era gay.

El cargo de “crimen de odio” en contra de los asaltantes, explica en un momento de la película el “nerd”, fue desestimado por la corte cuando se supo que él, la victima, no era gay.

Atrapada en la sequía constante de su departamento en “mini-apple”, acompañada solo por un perro que parece- y actúa- como una mota de algodón y por el incesante ruido que lanzan una u otra hermana Kardashian desde el televisor, Charlize- su personaje, mejor dicho- viaja a Mercury en busca de una vida más satisfactoria, más plena y, por lo tanto, más feliz.

“Aquí la gente parece sentirse feliz con tan poco”, dice hacia el final de la película, cuando su vestido y sus sueños ya están arruinados.

Quienes piensen que esta es una película con una moraleja estarán en lo correcto. Pero no es la moraleja esperada.

Sentada en el fondo del abismo- que para efectos prácticos es una cocina suburbana en Mercury, MInessotta, Charlize – su personaje- se enfrenta a una mujer local que, según dice, no puede imaginar a nadie en el pueblo que no la envidie.

Mire su pelo. Mire su ropa. Mire su sofisticada vida en Minneapolis como escritora soltera de éxito. ¿Quién no querría una vida así?

Y Charlize, que merece un Oscar por su rol, termina estando de acuerdo. ¿Qué saben estos pobres de felicidad? Que terminen enterrados en sus coches y sus Jeep, en sus familiones y sus barbecues, en sus campeonatos de football y sus noches de cerveza y mal rock.

Charlize tiene algo más que hacer con su existencia que dar gracias porque un nuevo Taco Bell abrió sus puertas en el mall local.

Ella tiene una vida, una verdadera vida, en Minneapoplis. No es la vida perfecta. No es la vida de una Kardashian. Pero al menos ella no tiene que despertarse en medio de la noche a limpiar a un niño llorón, y, en cambio, puede dormir su borrachera hasta el amanecer.

Saturday, December 10, 2011

El Viejo Pascuero, Reality Star


Después de su escandalosa participación en “Dancing with the Stars”, el Viejo pascuero decidió que no volvería jamás a aparecer en un programa de televisión. Otra humillación como la que vivió en ese show le resultaría insoportable, pensó , porque una cosa es ser derrotado por Henry Kissinger en la final de Cha-cha-chá, y otra muy distinta es quedar al desnudo- literalmente- después de sufrir una “mal función de vestuario” en la competencia de Paso Doble. El incidente provocó quejas de la Asociación de Protección de la Familia, del Consejo de Censura de Televisión Americana, y de una docena de avisadores del programa. Peor aun, casi le costó al Viejo su puesto, después de que la Asamblea de Duendes, Ciervos, Santos y Hadas del Polo Norte, la organización que supervisa todas sus actividades públicas y privadas, decidiera darle una amonestación por “sobre exposición” y “actitudes que se contradicen con el espíritu navideño”.

No señor, la televisión no era para él.

Pero- y este es un gran pero-, la actividad económica en el Polo Norte no es lo que era. Primero vino la crisis hipotecaria, con cientos de iglús requisados por los bancos y decenas de proyectos cancelados, incluyendo la muy comentada “Winter Tower”, que con tres pisos prometía convertirse en la torre más alta del Polo. Luego vinieron el desempleo, que el 2010 se elevó a una cifra histórica del 1.5 por ciento- es decir un ciudadano y un ciervo estaban sin trabajo-; las protestas estudiantiles que terminaron con la toma del Liceo de Duendes Número Uno, el más importante y el único del lugar; y, por supuesto, el movimiento “Occupy North Pole”, donde tres personas se instalaron en “Winter Square” para alegar contra la creciente división que existe entre flacos y gordos.
Con la economía en el suelo, el Viejo no tuvo mas opción que escuchar los ruegos de su mujer, Mary Christmas, y sus hijos, Linda y Noel Christmas, de que aceptara participar en un “reality show” de la cadena E! que pretendía mostrar el lado mas intimo y real de la familia más famosa de la Navidad.
“La segunda más famosa”, aclaró el viejo pascuero, lanzando sus ojos al cielo, cuando se reunió con los productores.
“Sr. Viejo, ni siquiera se dará cuenta de que hay cámaras a su alrededor”, le aseguraron los ejecutivos. “Su vida seguirá tal como ahora…salvo un par de detallitos cosméticos, claro, para hacer que todo se vea, hmm, mas televisivo”.

El primer cambio llegó inmediatamente después de firmado el contrato, cuando un conocido decorador de Nueva York, Jean Paul Deveraux, llego a la vieja y amplia cabaña de los Christmas para “refrescar el look” de la casa o, como la llamó Deveraux, “el set”.
Si hasta entonces la residencia había tenido un aspecto decididamente “nórdico montañés”, después de una semana en las manos del decorador y su equipo de carpinteros, pintores, iluminadores y floristas quedó convertida en un “petit Versailles”, como explicó Deveraux, con las escaleras recubiertas en “faux mármol”, bustos del siglo 17 por todas partes, alfombras de Aubusson, pesadas alfombras de terciopelo en color “azul invierno”, y, en el dormitorio principal, una cama de cuatros postes coronada por el emplumado escudo de los Christmas.
“!Pero si mi familia no tiene escudo!”.alegó el Viejo Pascuero.
“Viejito, no se haga problemas por tonteras. Estamos hablando de televisión”, contestó el decorador antes de cerrar la nueva puerta- tres metros de boiserie y dorado- de un golpazo.

Mary y Linda Christmas viajaron a Los Angeles en el jet privado de E! para pasar unos días de shopping y promoción de su reality show. Las dos mujeres estaban excitadísimas, porque por primera vez en sus vidas abandonaban el Polo Norte para experimentar de primera mano todas las maravillas de las que habían escuchado tanto hablar, cosas como la luz eléctrica o medios de transporte que no necesitaban renos para avanzar.
“¡Ohhh!”, exclamó Linda al observar las luces de la ciudad asomarse por la ventanilla del jet, “!Es como ver un árbol de pascua gigante iluminado, pero más grande todavía! Con razón este sitio se llama Los Angeles. Solo Angeles pueden vivir en un lugar tan hermoso”.
A los 17 años, Linda era una chica tímida y algo distraída que había sido criada bajo la estricta protección de sus padres y de una comunidad que, aparte del robo ocasional de alguna tijera- los duendes consideran las tijeras el máximo lujo y existe en el Polo Norte un preocupante trafico-, no había visto nunca un crimen.

Después de instalarse en su suite del Beverly Hills Hotel y un ligero almuerzo en el famoso Polo Lounge, madre e hija fueron trasladadas a bordo de un SUV negro hasta el atelier de Rachel Zöe, la estilista de celebridades más famosa de Hollywood. Luego hubo visitas al salón de Frederic Fekkai, a la boutique de lingerie La Perla, y a la “Clinica de Estética de Cosmetología” del doctor Goldberg en Rodeo Drive, donde Mary y Linda pasaron dos días sometiéndose a tratamientos y procedimientos.
Para cuando el jet aterrizó de vuelta en el Polo Norte, ambas mujeres se sentían distintas; más mundanas, más sofisticadas, más abiertas al mundo. Y si el cambio era notable por dentro, más aun lo era por fuera. Mary, que hasta hace unos días tenia un aspecto que, según se burlaban los duendes en la fábrica, recordaba al de un sofá de chintz con cojines extras, poseía ahora un va-va-va-voom similar al de Raquel Welch en la década de los setenta.
Su escote lucía notoriamente mas abultado y erguido, su pelo blanco y seco se había convertido en una aleonada, suave y sensual melena castaña, y sus labios, tan delgados y siempre a la sombra de un incipiente bigote albo en el pasado, eran ahora dos frutillas carnosas a punto de explotar. No había una arruga en la cara de Mary, ni un solo signo que delatara su centenaria edad. En la superficie, su piel era tan pálida y suave como las blancas colinas que rodeaban su nueva mansión.
Para Linda el viaje marcó un antes y un después. Desde un principio supo que seria así, pero confundida con el nombre de la ciudad a la que iba- Los Angeles-, pensó que la suya seria una transformación espiritual, casi celestial. En cambio, este fue el viaje donde aprendió a enviar mensajes de texto y caminar en tacos de diez centímetros de Louboutin. El viaje donde conoció el significado de la expresión “WTF”, y creó profundos lazos de amistad con Snooki, Jwoww y “The Situation”, las estrellas del reality “The Jersey Shore”.

Por supuesto, estos cambios provocaron una inmediata tensión en el hogar de los Christmas. El viejo pascuero, que en los primeros días apreció enormemente el nuevo aspecto de Mary, se sintió luego algo incómodo frente a esta mujer con la que había compartido toda una vida y que, sin embargo, ahora le parecía una total desconocida.
Noel Christmas, de 14 años, sintió algo similar frente a su glamorosa hermana, una adolescente que se paseaba por living de la casa- el “salón Pompadour”- en poleras desgarradas y cortisimos shorts de denim, y que de lo único que hablaba era de los prodigios de la Internet. “Es como tener el mundo en la punta de tus dedos”, le explicó un día, “haces clic, y vas donde quieras, ves lo que quieras”.
-¿Funciona igual que la imaginación, entonces?- preguntó inocente Noel.
-¡WTF, Noel! ¡No vas a entender nunca!- contestó Linda- ¡Eres un ‘loser’!

Las omnipresentes cámaras de E! convirtieron cada uno de estos problemas y discusiones en un apasionante programa de televisión- “The Real Ho’s o the North Pole”- que en su primer capitulo se convirtió en el episodio de reality más visto de la cadena desde el especial dedicado al divorcio de Kim Kardashian.
“People” y “Us Weekly” pusieron a la familia en su portada obteniendo récord de ventas; Linda fue elegida como “una de las diez celebridades con más posibilidades de terminar en rehab” según “Vanity Fair”; y “Ok!” dedicó un portafolio fotográfico de tres páginas a Mary en su edición especial de “estrellas y celulitis”.
Los Christmas habían alcanzado la cumbre máxima de la celebridad y, sin embargo, ni siquiera los irresistibles privilegios que la fama puede acarrear en el Polo Norte- la mejor mesa en McDonalds, bolsas de leña gratis- pudieron evitar que la familia sintiera a mediados de su primera temporada televisiva una profunda depresión.
Las simples ocasiones que tanta alegrías les habían traído hace un tiempo- cenas familiares, la envoltura del primer juguete del invierno, el campeonato del Lanzamiento del Duende, el deporte más popular del Polo Norte- ya no arrancaban ni siquiera una sonrisa. La chispa Christmas había desaparecido, y no pasó mucho tiempo antes de que los telespectadores, que disfrutan el drama familiar pero detestan cualquier cosa que huela a real depresión, dirigieran su atención a “Esposas de Futbolistas”, “Soltero en El Vaticano” y “En Prada e Indignadas”, los nuevos shows de la cadena.

En cierto modo fue un alivio para todos. Mary volvió a comer en forma normal, abandonando un régimen que durante meses la había mantenido solo con agua, lechuga y colágeno. Noel volvió a sus actividades habituales, cantando durante horas melodías de Barbra Streisand y Judy Garland frente al espejo y dibujando mujeres con sombreros encerrado en su pieza. Y el Viejo Pascuero, después de sentirse durante largo tiempo incómodamente observado, volvió a su rutina de gentil dictador en tierra de duendes.
La única excepción fue Linda, que en cuanto cumplió 18- la edad legal para conducir un trineo en el Polo Norte- abandonó su hogar, voló a Los Angeles, y se instaló en un bungalow del Chateau Marmont en West Hollywood.
Desde entonces su vida ha adquirido un ritmo acelerado, primero con el lanzamiento de su línea de accesorios “Freakin’ Christmas”, luego con su publicitado romance con Taylor Lautner, y finalmente con su aparición en el filme independiente “Junkie”, que le valió un reconocimiento de la critica como “estrella naciente” en el ultimo Festival de Sundance. Al cierre de esta edición, Linda se encontraba “descansando después de un periodo de agotamiento” en el centro de rehabilitación “Promises” en Malibu, según informó su encargada de prensa.
“Linda y la familia Christmas aprecian el respeto a su privacidad en estos momentos”, señala el comunicado oficial. “Por ahora no habrá mas comentarios”.

Wednesday, October 26, 2011

Good afternoon, Jodorowsky


(Una tarde de invierno de 1992, en París, visité a Jodorowsky en su casa de Vincennes. Aquí, nuestra conversación, publicada en Cosas ese mismo año).


Si no fuera por ese color púrpura furioso que lleva en su bata y sus calcetines perfectamente combinados, por esa gata Iris misteriosa y regalona que se sienta en su falda y de ahí no sale, y por esa mirada que tiene algo de loco y algo de genio y que es por donde se le asoma su alma de surrealista embravecido, Alejandro Jodorowsky podría ser un caballero cualquiera. Pero no lo es. Jodorowsky es un poeta, un escritor, un cineasta, un fanático productor de comics, un actor, un mimo. Jodorowsky es una mente lúcida y distinta que hace cuarenta años marcó a Chile con sus pensamientos revolucionarios, cuando junto a Enrique Lafourcade y Enrique Lihn, tan rebeldes como él, se paseaban por Santiago leyendo a Rimbaud en voz alta y soñando con el mundo refinado y delirante con que suenan los poetas.

Quizás porque en 1953 se fue de Chile y no volvió hasta el año pasado, porque no vivió los mil días de Allende ni los 17 años de Pinochet, porque no vivió ni huelgas ni booms, ni supo de utopías socialistas o libremercadistas, es que esos sueños permanecieron intactos, como guardados en el tiempo. Y por eso también es que los jóvenes de hoy, igual o más que los de ayer, se vuelven a fascinar con sus relatos. “El Loro de Siete Leguas”, una de sus últimas novelas, se convirtió en el libro preferido del ‘under’ nacional. Sus películas, entre las que están “Santa Sangre” y “El Topo”, circulan en videos piratas por las calles de Bellavista o por entre las mesas del Café de la Plaza del Mulato Gil. Y sus Comics, pesadillas y ensoñaciones en tinta china, son devorados por los fieles seguidores de la iglesia surrealista o, mejor aun, la del Pánico, ese movimiento intelectual que el creó para reírse a gritos de la cultura “establecida”.

En 1953 Jodorowsky partió a Francia, a París, a seguir clases de pantomima con Marcel Marceau. Llevaba un plan de cinco años: el primero iba a estudiar con Marceau; el segundo formaba su propia compañía; el tercero hacía cine; el cuarto se empezaban a exhibir sus películas en todas partes y el quinto se hacia conocido mundialmente. Luego volvía a Chile cargado de fama y honores.
“Era un plan muy grande”, reconoce ahora, sentado en un sillón en el tercer piso de la casona que tiene en el barrio de Vincennes, a las afueras de París. Los cinco años se transformaron en cuarenta y las ambiciones de grandeza quedaron enmarcadas en los límites de su propia vida, traicionadas por sus propias exigencias artísticas. Así, hubo veces en que pudiendo publicar sus propios libros, publicó los de otros. Así, hubo veces en que pudiendo conseguir grandes presupuestos para sus películas, renunció a ellos para no perder el timón de sus propias obras.

En Chile, la figura de Jodorowsky se convirtió en un leyenda, un mito romántico. Por eso, el año pasado, cuando volvió al país, no hubo escritor o cineasta que se lo perdiera, no hubo Universidad que no visitara, no hubo periodista que no quisiera conocerlo. Fue un huracán intelectual la visita de Jodorowsky. Y él, feliz, encantado de la vida y de saber que este país, del que siempre se acuerda, nunca lo olvida. Seria imposible olvidar una mente tan original y él lo sabe. Por eso defiende tan ferozmente su individualidad, su derecho a ser distinto. “La diferencia es la felicidad total”, dice. Y si Jodorowsky lo dice…
“Una vez vi en Nueva York dos mil rabinos, todos iguales. Casi me morí de dolor”, cuenta. “El gran problema de la actualidad es la falta de diferencia; lo que provoca la televisión, Mao, Hitler, Stalin, las dictaduras, la Coca Cola…Todo aquello que provoque igualdad es totalitario, dictatorial y nefasto. Nosotros debemos luchar por la diferencia y el respeto a ella entre nosotros. Para la persona vulgar, el gran horror es la diferencia. Pero para la persona evolucionada, la diferencia es la felicidad total”.

-¿Por qué se demoró tanto en ir a Chile?
-Porque nadie me invitó nunca y ahora me invitaron. No es que quisiera que me pagaran el pasaje, pero sí que me dijeran que fuera a hacer algo.

-¿Cuál fue su impresión del país?
-Desde luego uno cree que no se va a impresionar, pero ya cuando pone los pies en el suelo como que se emociona y llora. Es algo que no tiene nada que ver con lo que ve, con la ciudad, sino que es poner los pies ahí. Es una vibración inconsciente, porque uno vivió ahí desde que nació. Es como recuperar el cordón umbilical.

-¿Usted pensó que no iba a sentir nada después de tanto tiempo?
-Claro, vinieron dos o tres personas a entrevistarme y no sabia ni qué responder. Estaba muy cansado. Y después ver Chile, que cambia y sigue siendo igual.

-¿En que sentido?

-Es difícil definirlo, es una manera de ser que sigue siendo lejana. Chile es un país lejano. Es una manera de vivir lo lejano, en el aislamiento y en una adolescencia perpetua. Chile es un país adolescente, lo que es una maravilla. Hay muchas cosas que no cambian, como las relaciones entre la gente. Para mi no cambió nada. Todos mis amigos estaban ahí. Algunos muertos, otros abuelos. Mis novias eran abuelas.
Yo no pasé las desgracias, las luchas y todo lo que hubo en Chile. No pase por Allende ni pasé por Pinochet. No podía tener reacciones viscerales no en pro ni en contra de lo que había pasado. Lo único que podía tener era un gran entusiasmo por 1991. Era una mirada un poco ingenua y virgen. No me tocó reaccionar como reaccionaria un chileno normal que ha estado en Chile y que ha padecido o ha triunfado”.

-¿Cree que esas experiencias marcaron a los chilenos?

-Los marcaron y mucho. Vi cambios sociales fuertes en la gente que conocía, de donde están ahora y donde estaban. Claro que los marcaron.

-¿Y usted cómo vivió lo que sucedió en Chile, la UP, Pinochet…?

-Yo tenia amigos en los dos lados. En la época en que salí de Chile, nos mezclábamos. Nosotros, los artistas, nos mezclamos en todas las clases sociales. Si había una fiesta, venia la Marta Montt, nieta de dos Presidentes, Enrique Lihn Carrasco, que era mezcla de alemán y chileno, un boxeador, y Julio Escamez, que era obrero; había judíos, árabes, de todo. Las amistades fueron completas. Y cuando yo salí, había unos de un lado y otros del otro. Yo no podía tomar partido. Y si lo tomaba, tenia que ser en forma íntima.

-¿Alguien se lo echó en cara?

-No, nunca.

-¿Por eso no fue a Chile?
-Claro, para no tomar partido. No me consideré digno de tomar partido. Esa es la verdad. Fue muy difícil, muy doloroso, como vivir sin raíces.

-¿A quienes vio ahora en Chile? ¿Qué hizo?

-Vi a todo el mundo. Para eso fui, para tener un contacto con quien quisiera. De pronto, terminando una charla con alumnos de la universidad Católica, justo tres días después del asesinato de este político…

-Jaime Guzmán.
-Claro, un amigo, que había sido expulsado de Chile, un hombre de ultra izquierda, me dijo que no fuera a la Universidad porque me iban a matar, que iba a la boca del lobo y no se que mas….Yo le pregunté a un chofer que yo tenia, y él me dijo ‘usted no puede dejar de ir’. Y yo le obedecí al chofer y estuve feliz. Fue maravilloso. Nos reímos como dos horas, todos. Así también fue con los dibujantes de comics. Estuve con mis antiguos amigos, con Nicanor Parra, con Lafourcade…

-¿Usted se siente parte de esa generación?

-Yo no me siento parte de nada, incluso ahora. En Chile nosotros éramos una generación de poetas mas jóvenes que Nicanor Parra; estábamos Enrique Lihn, Mario Espinosa, Yaconi…La que se llamó por Lafourcade la generación del Cincuenta. Nuestros grandes monumentos espirituales eran cinco: Nicanor, Neruda, Pablo de Rokha, Gabriela Mistral y Huidobro. Y entre esos pasaba Diaz Casanueva, Prado y otros poetas que considerábamos menos apasionantes aunque buenos también. Sí siento que pertenecí a esa gente. Mis emociones van a eso. Mi mas grande amigo fue Enrique Lihn. Ahora vi a su hija.

-¿Le dan ganas de volver definitivamente?

-Dan ganas. Para ser honesto, dan ganas de vivir seis meses allá y seis meses acá. Acá en París la vida es dura. No hay un país mas desolado que Francia. En francés la palabra “sufranse” es sufrimiento, pero “sus” es bajo y “France” es Francia. La Francia es un país que está lleno de sufrimiento, de miedo al futuro, de mal humor. Cada persona vive aislada; tener amigos franceses es extremadamente difícil. Yo los tengo, trabajo con ellos, pero uno se demora entre diez y veinte años en conseguirlos. En Chile uno llega y los tiene. En Chile veo siempre viejos mezclados con jóvenes, no hay diferencias generacionales, porque todo el mundo es adolescente. Nicanor Parra es un maravilloso adolescente. El lado humano es maravilloso, pero hay un lado cultural que le falta.

-¿Por qué cree que sucede eso, si Chile es un país de gente que escribe, gente que pinta…?

-Porque la televisión vino a arruinar todo en el mundo. Yo soy best seller en Chile ¿Y qué es ser best seller?, vender dos mil ejemplares. Estoy en la segunda edición de “El Loro de Siete Leguas”, pero recién estoy en cuatro mil ejemplares. Ser best seller no es nada. Hay dos mil lectores. En Chile no se lee y los libros son carísimos. No sé por qué se habla mucho de la poesía y nadie la lee; yo voy al aeropuerto y lo único que veo a es Neruda. Se diría que Chile tiene un solo poeta. Para conseguir un libro de Pablo de Rokha tuve que ir a las librerías de viejos en San Diego.

-Dicen que usted es el ultimo surrealista…

-Yo soy el creador del grupo Pánico, post surrealista. Ahora, el movimiento surrealista para mi fue una maravilla pero limitado por André Breton, una persona digna de todos los respetos, pero también digno de todos los gargajos, porque un movimiento que pudo haber sido mucho mas vasto e importante, lo redujo a una corte donde él imperaba. Es un stalinista más, disfrazado. No me considero surrealista si pienso en Breton. Si no lo considero, sí me siento surrealista.

-¿Y qué significa ser surrealista?

-Siempre significó poner los sueños en la realidad, entrar en el inconsciente y manifestarlo sin critica. Se confunde a veces el surrealismo con Freud, pero el surrealismo chocó profundamente con Freud, porque el surrealismo niega toda la interpretación científica de lo que sucede en el inconsciente.
Yo creo que hay un lado oscuro de nuestro ser y otro luminoso, y que la razón está del medio y que decide entre los dos lados. El lado oscuro para mi corresponde al pasado, y el luminoso al futuro.

-¿Terminó el surrealismo?
-Si, el surrealismo terminó en el momento que a Breton se le hizo una gran exposición en una casa en la que yo estuve, en Boubourg. Esa es la muerte del surrealismo. El surrealismo no admitía premios, ni publicaciones de lujo; no salía en revistas, no tenia libros de bolsillo.

-¿El gran premio fue la lápida?

-Fue la lápida. Pero la actitud surrealista no depende de un grupo. Uno es surrealista desde el momento que sueña. En el sueño, uno está por lo menos ocho horas fuera de la vida racional, y digo por lo menos, porque a veces en la vida racional también tenemos actitudes irracionales, sin saber por qué. En realidad, estamos casi siempre en una actitud irracional, con pocos momentos de lucidez. Somos surrealistas siempre.

-¿Hay herederos del movimiento surrealista?

-Debe haber gente que se llama surrealista, pero a mí no me interesan. Nadie que se llame surrealista hoy puede ser interesante. Por eso creamos el Pánico y nos burlamos del surrealismo. Creamos un grupo que no existió nunca. Estamos, no sé, en cuarenta divisionales y hay convenciones de Pánico, pero lo que quisimos fue burlarnos de la historia cultural y hacer un movimiento que no ha existido nunca y que, sin embargo, va a pasar a la historia. Y pasó a la historia una cosa de la que nunca hubo nada. Lo único que hicimos fue ponerle “Pánico” a todo lo que hacíamos. Hacíamos teatro, y le poníamos teatro- pánico. Una película, película- pánico. Era un movimiento sin contenido; nunca hubo un manifiesto. Y ahora en los libros de arte y todas esas cosas aparece “el Pánico”. Y eso fue para demostrar que la cultura es falsa, y lo demostramos.

-¿No encuentra usted que hay una actitud de desencanto en su generación respecto a las ideologías políticas también?

- ¿Es que quién no está desencantado ahora, con lo que pasó en Rusia, donde la última utopía se fue al suelo? Yo estoy feliz porque es la primera vez en mi vida y en la historia del ser humano en que no hay ningún intelectual que sepa que está pasando. Están en pánico. No se pueden afiliar a nada. El pensador actual ya no sabe donde está. Lo único que puede hacer es comentar los periódicos, que están mucho mas en la realidad que los filósofos.

-¿Estamos viviendo sin filosofía?

-Ya no tenemos moral, no tenemos filosofía, no tenemos utopía.

-¿Por cuánto tiempo podemos vivir así?

-Es lo que no sabemos. ¡Que maravilla! Vamos a vivir así hasta que se destruya el planeta. Nadie pensaba que lo que iba a estar en juego era la supervivencia del ser humano. Antes se hablaba de los obreros, de los pobres, de los explotados. Ahora el explotado es el planeta y están los explotadores del planeta. Hacia eso vamos.

-Pero los problemas no se han acabado…

-Ningún problema se acaba. Pero es bueno, porque así como la pareja humana es una crisis constante, la vida humana es una crisis constante. Es una gran fiesta tremebunda.

-¿Le gusta vivir esta etapa de la historia?

-Es la mejor que nos ha tocado nunca. No quisiera otra. Yo quisiera vivir mínimo ciento veinte años.

-¿Con quién vive usted en esta casa?

-Va cambiando. Actualmente vivo con mi gata, con la que duermo, y tres de mis hijos. Uno ya se casó, no sé si se casan o viven, y mi hija ya está encinta también. O sea, se me fueron dos. Se van nada mas que cuando se reproducen.

-¿Cuántos hijos tiene?

-Cinco. Cuatro hombres y una mujer. La mamá de tres es mexicana; del otro la mamá es francesa, y de la otra la mamá es alemana. En la casa, eso sí, siempre hablamos español.

-¿Cuantas veces se casó?

-¿Casarme o vivir con…?

-Da lo mismo…

-Como buen chileno ya no llevo la cuenta. Madres hay tres. Pero viví con una mujer diez años y no tuve hijos, serian cuatro. Quizás cuatro o cinco, o cinco o seis, no sé.

-¿Ahora está con alguien?

-Ahora estoy separado. Tengo una amiga…claro que no todos los días. Uno a mi edad, tengo sesenta y dos años, ya no puede coger todos los días; pero con una vez cada quince días me conformo. Y después conversación y esas cosas. Ya no puedo tres veces diarias o cosas así, ya no puedo.

-¿Usted es un romántico o un seductor?

-Yo siempre decía, como me sentía muy mal pero tenia buen físico, que era como un sapo viviendo dentro de un príncipe. Ahora me siento como un príncipe viviendo dentro de un sapo. A los sesenta y dos años no te puedes acercar a una mujer y seducirla así no mas, porque ya no tienes como. Además, el funcionamiento sexual no es delirante. Ya ves a las mujeres como seres y te interesa su espíritu. Claro que también te interesa su cuerpo, como de costumbre. Pero ya desconfías, porque se pueden acercar a ti para que les soluciones la vida económica. A esta edad, uno es el papá de la mujer, es un Edipo, ya no es normal. Ya nada es gratis. Uno tiene que responder. Uno ve a una mujer y calcula cuanto le va a costar, y ahí decide si quiere meterse o no. Yo tengo amigas de treinta, e inmediatamente quieren que les haga un niño. Porque una mujer de treinta que se mete con un caballero de sesenta, es porque no ha realizado realmente su vida. Tienen un complejo de Edipo que no han solucionado, sienten que la vida se les va y buscan un papá que les solucione todo. Pero después viene el príncipe azul y te la lleva. En la lucha por la mujer, uno puede vencer todo menos la juventud. No se puede con las hormonas; aparece un joven, les da la locura, y uno no puede hacer nada. Te vencen; cualquier muchacho te vence. Entonces uno ya esta mas humilde.

-¿Le ha costado aceptarlo?

-Las primeras veces me ha dolido. Pero después no, uno se contenta con lo que le den.

-¿No siente celos?

-No. Uno da las gracias por lo que dura. Una mujer tendría que estar loca para meterse y sacrificar su juventud por un caballero de mas de sesenta. Y uno lo sabe. Ya no puede ser seductor.

-¿Y el amor a usted se le da en historias cortas o hay un gran amor?

-Uno, a medida que progresa, encuentra su alma. El alma se encuentra en los sueños cuando tienes unos profundos amores con una mujer desconocida, que es el alma. Cuando has solucionado tus problemas con esa mujer, luego la puedes encontrar fuera, y sin embargo ya no puedes porque pasó el tiempo, ya es demasiado tarde.

-¿Tanto demora uno en enamorarse del alma?

-Mi padre a los sesenta años se enamoró por primera vez, de una mujer de cuarenta. Ahora tiene noventa y un matrimonio que el dice feliz. Además que a los setenta lo pillaron engañando. El amor… ¿Qué es el amor? El amor tiene diferentes capas. Hay diferentes clases de amor, y el amor final, es el amor divino, que pasa por el amor consciente, ese amor en el que uno esta feliz solo por la existencia del otro.

Wednesday, October 19, 2011

Exclusivo desde Paris: Camila Vallejo, estrella de las colecciones Primavera Verano 2012


Medio en Silencio, con el auspicio de la Chambre Sindicale du Couture, Air France y la Confech, y con el generoso aporte de la Intendencia de Paris, la OCDE y el Partido Comunista, viajó a Paris acompañando a Camila Vallejo en su primer viaje a la capital francesa.

Oh LaLá!

Ahí, después de reuniones del mas “haute nivel” con intelectuales y políticos –“Fue un viaje muy positivo”-, la linda activista posó para las cámaras de nuestro blog luciendo lo mejor de las recientes colecciones de primavera verano 2012.

Fue algo nuevo para Camila, como reconoció una vez terminada la sesión de fotos, mientras descansaba en su suite bebiendo una copa de champagne y preparando sus maletas para regresar a Chile, donde la esperaba una nueva jornada de movilizaciones y paros.

“Soy una mujer muy activa”, dijo a Medio en Silencio, “y por eso mi principal preocupación a la hora de vestirme es la comodidad. Necesito prendas que puedan acompañarme todo el día, de modo que si estoy en una barricada por la mañana, luego detenida por Carabineros y finalmente en un cóctel en la embajada de Francia, no tenga que regresar a mi casa a cambiarme. Mis mejores aliados son los accesorios”.
Camila ha comenzado a sentir el peso de la fama y aunque sabe que es parte inevitable de su labor, a veces lo resiente. “En Cuba se habla de castrismo, en Venezuela de chavismo. Todo se personifica con los supuestos líderes, y no se ve que es un proceso compartido por mayoría. En el fondo se les trata de destruir para de paso derribar al movimiento”, se quejó recientemente en BBC Mundo. “Así hemos estado como más vulnerables. Me han acusado de estar manipulada por el partido comunista, de cobrar por las entrevistas que doy. Me han dicho que estoy lucrando con todo esto”.
Debemos aclarar que Medio en Silencio no pagó por esta sesión de fotos con la líder estudiantil. Aquí tienen las imágenes.

CHANEL



GIVENCHY



COMME DES GARCONS





LOUIS VUITTON





ANNE DEMEULEMEESTER





VALENTINO




YVES SAINT LAURENT



Friday, October 14, 2011

Thursday, October 13, 2011

Marc Balet: Mr. Interview



Si le gustan las revistas, prepárese para un festín.

Hace unos días visité en su loft del SoHO a Marc Balet, que durante más de diez años fue Director de Arte de “Interview”, la revista creada por Andy Warhol.
Ahí, a la sombra de un Mao de Warhol y fotos de Cecil Beaton, Matthew Rolston y David LaChapelle, hablamos de revistas, del Nueva York de los 70’s y 80’s, la cultura de la celebridad y, por supuesto, de Andy.

Enjoy!


Durante más de una década, Marc Balet fue Director de Arte de la revista “Interview”, la publicación creada por Andy Warhol que mezclando arte y cultura popular, fama y sociedad, sexo y moda, se convirtió en la Biblia pop del Nueva York de los 70’s y 80’s, y, quizás, en la revista de su tipo más influyente de los últimos 50 años.
De “W” a “The Face”, de “Visionaire” a “Purple magazine”, son pocas las revistas “hip” y “chic” que no muestren tarde o temprano evidencias de su legado. Ahí están las fotos en blanco y negro, la enorme tipografía, la rampante sensualidad y, por supuesto, la devoción a la juventud y los famosos que marcaron tan claramente el trabajo de “Interview”. Si usted tuvo la oportunidad de tener una copia en sus manos, nunca la olvidó. ¿Cómo podría haber sido de otra manera? Partiendo por las portadas creadas por Richard Bernstein en un estilo que recordaba al de Warhol- coloridos retratos de Raquel Welch, Bianca Jagger, Peter Beard o Diane von Furstenberg-, página tras página la revista era un festín visual e intelectual que hacia sentir a sus lectores parte de un exclusivo club, como si uno también, igual que Warhol, su editor Bob Colacello o su director Fred Hughes, pudiera pasar una tarde entera sentado en el fabuloso living rojo de Diana Vreeland bebiendo whisky y hablando sobre la importancia de los flecos o bordados en un vestido. Las entrevistas- que venían acompañadas por portafolios fotográficos realizados por Mathew Rolston, Bruce Weber, Albert Watson, Patrick Demarchelier y otros conocidos fotógrafos- tenían un tono intimo y coloquial que hasta entonces era completamente desconocido en el mundo editorial. Las preguntas podían ser simples, pero las respuestas eran siempre reveladoras y disparatadas. ¿Qué hiciste anoche?, le preguntaba Warhol a Marisa Berenson, por ejemplo; o ¿dónde guardas tus pieles?, a Grace Jones. Y Marisa y Grace contestaban con una candidez que hoy día seria inimaginable, hablando de cómo la noche anterior habían comido con Betsey Bloomingdale o Truman Capote o Halston y habían terminado de madrugada en el subterráneo de “Studio”- que era como todos llamaban por esos días al “Studio 54”- o, como hizo Grace en su oportunidad, revelando los detalles del día que fue arrestada en un avión por un escándalo perfumado de drogas y alcohol.
“Interview” mostró durante esas décadas un Nueva York decadente y glamoroso, peligroso y divertido, que no tienen nada que ver con la ciudad donde Marc Balet vive hoy. “Manhattan ahora me recuerda a Minneapolis”, dice en parte de nuestra conversación.
El jovencito de pelo largo, barba y ojos azules de esa época ha dado paso a un hombre maduro y musculoso que impresiona por su fornido físico pero, más que nada, por el carácter amable y hasta dulce que esconde detrás de tantos bíceps.
Después de abandonar “Interview” en 1988, un año después de la súbita muerte de Warhol, Balet creó “Fame”, otra revista obsesionada con la cultura de la celebridad, y posteriormente su propia empresa, “Mixed Business”, con clientes como Madonna, Virgin Records y Barneys New York. Cada año, además, diseña un libro para prestigiosa editorial Rizzoli, en esta oportunidad dedicado a Antonio López, el legendario ilustrador de modas.
Un día de este otoño neoyorkino, Balet recibió a COSAS en el tríplex del SoHo donde vive y trabaja. Ahí, rodeado de fotos de Cecil Beaton, Matthew Rolston y David LaChapelle, cientos de libros y polaroids, y un par de cuadros de Warhol, incluyendo un “Mao” que recibió como regalo del artista, conversó sobre su vida, Warhol y los gloriosos días de “Interview”.


-¿Cómo llegaste a “Interview”?
-Llegué por Fran Lebowitz, a la que conocí a través de un amigo común en Roma en 1975. Yo había ganado el Prix de Roma de arquitectura, Fran vino a ver mi trabajo, le gustó y nos hicimos amigos. Por ese entonces, ella trabajaba en la Factory con Andy (Warhol) y tenia una columna en “Interview” que se llamaba ”I Cover the Waterfront”. Cuando regresé a Nueva York a fines del ‘75, nos reunimos en el Russian Tea Room, lo que me parecio muy glamoroso, y me contrató para que transcribiera sus columnas. Ese fue mi primer trabajo.
-¿Qué pasó con la arquitectura?
-Mi arquitectura era de sueños, no real. Mi educación no me preparó para nada en el mundo real. Fui al Rhode Island School of Design, que es una de las mejores escuelas de diseño del mundo, y ganar el Prix de Roma fue fantástico, pero estaba muy desconectado del resto del mundo.
-¿Viste ese trabajo con Fran Lebowitz como un peldaño llegar a “Interview”?
-No, era simplemente algo que hacer mientras encontraba algo definitivo.
-¿Qué tipo de revista era “Interview” el 75?
-Andy la había creado como una revista de cine, con estrellas en la portada y artículos muy aduladores a los iconos de Hollywood. Andy adoraba la prensa y los medios, y para él fue una forma de extender su poder en ese sentido. Cuando llegué a la Factory, Andy ya estaba interesado en que “Interview” fuera menos “high art” y mas comercial. No tengo idea por qué pensó que yo podía ayudarlo, pero las cosas se dieron así. La directora de arte de la revista, una chica de mi edad, unos 24 años, murió sorpresivamente por un aunerisma, y Fran me llamó y me dijo, “¿por qué no eres tu el director de arte? No tenia idea qué significaba ser un director de arte de revistas, pero fui a la Factory, me reuní con ellos, les pedí el trabajo y me lo dieron.
-¿Te sorprendió?
-Tu sabes como son los jóvenes, suponen que todo ocurrirá tal como lo tienen planeado. Me pagaban 400 dólares al mes.
-¿Ese fue tu primer encuentro con Warhol?
-No. Andy y sus “superstars” habían visitado mi universidad para presentar un show que se llamó “Andy Warhol Raids de Icebox”. Alguien me dijo: “Anda a saludar a Warhol, ¿Acaso no quieres conocerlo?”. Pero sentí que no era mi momento, que algún día lo conocería. Y así sucedió unos años después, cuando nos encontramos en Nueva York.
-¿Cuáles fueron los primeros cambios que hiciste en la revista?
-Hice todo muy grande: las fotos, la tipografía… porque me parecio que la gente estaba mas interesada en ver una revista como esta que en leerla. Una vez al mes recibía a los fotógrafos interesados en aparecer en la revista. Mi política era que nadie podía dejar su portafolio, tenia que conocerlos personalmente…
-¿Por qué?
-En parte porque era flojo y no quería dar vueltas las páginas del portafolio yo mismo, prefería que lo hicieran ellos. Pero eso me permitió conocer a muchos de ellos. Así fue como conocí a David LaChapelle, por ejemplo. Fui el primero que le dio trabajo.
-¿Sus fotos eran similares a lo que hace hoy?
-No, muy distintas. Eran mas bien clásicas, bellísimas…Me pareció un hombre muy talentoso. ¡había tanta gente talentosa que llegaba a esas reuniones! Todos tomaban un número a la entrada; a veces llegaban hasta 40 fotógrafos.
-¿Y ese interés era porque se trataba de “Interview?
-Si, y porque Andy estaba involucrado. Todos querían ver a Andy. Además, la revista tenia genuino respeto por el trabajo de sus fotógrafos, no cortábamos ni manipulábamos sus imágenes, y muy pocas veces las cubríamos con texto. Nuestro formato era mas grande también…Una vez recibimos una carta de una lectora del sur indignada porque la revista no cabía debajo del secador de pelo en su salón de belleza. Pusimos esa carta en la pared de la oficina, era una de nuestras favoritas.
-¿Tenias un buen presupuesto para trabajar con estos fotógrafos?
-Cero presupuesto. Quizás a alguien le pagamos 100 dólares alguna vez, pero no estoy seguro. No teníamos ningún dinero para producción y tampoco para retocado. Cuando necesitábamos retocar una foto, Fred Hughes lo hacia con un lápiz y una goma.
-¿Cómo conseguían fotógrafos tan importantes si no tenían dinero?
-Por un lado, la revista era una preciosa vitrina para su trabajo. Por el otro, después de cinco meses en “Interview” renuncié porque acepté el puesto de director de arte de una revista que se llamaba “Vogue Patterns”, que era una publicación de patrones de moda. Andy me dijo que no tenia para qué renunciar, que trabajara con “Vogue Patterns” pero siguiera como free lance con “Interview”, Así lo hice durante un año y medio, hasta que me descubrieron. Lo bueno fue que durante ese tiempo, después de terminar alguna sesión de fotos con “Vogue Patterns”, dejaba al fotógrafo en el estudio y fotografiábamos para “Interview”. Así fue como comencé a trabajar con Patrick Demarchelier y Arthur Elgort, por ejemplo. “Vogue Patterns” tenia dinero para contratarlos, y yo les decía después: “no se vayan, que vamos a fotografiar a Sophia Loren” ¡Y por supuesto que se quedaban!
-¿Por qué las celebridades buscaban aparecer en la revista?
-Por Andy, por supuesto. Todas las estrellas querían aparecer en la “Interview” porque las mostrábamos mas glamorosas que nadie. En los 70’s, no había un sitio mas “hip” para una estrella que nuestra revista.
-El glamour de “Interview” era moderno, pero también muy “Old Hollywood”, ¿No?
- Andy tenia gran pasión por el viejo Hollywood y mis referencias venían de las fotografías que había visto de los años 60. Pero a los dos también nos encantaba el trabajo que los chicos nuevos- que ahora son todos famosos- estaban haciendo.
-¿Las portadas tenían impacto en las ventas?
-Para ser honesto, nadie prestaba atención a las ventas. Una vez, un avisador se molestó muchísimo, dijo que la revista tenia demasiados hombres desnudos o semidesnudos. Le expliqué a Andy lo que pasaba y él me dijo que si no les gustaba la revista no debían avisar en ella. Así de simple. No le importaba, lo que no deja de ser sorprendente porque era el hombre mas tacaño de la tierra.
-La revista representó todo lo que sucedía en arte, moda y fama en Nueva York. ¿Era también un reflejo de la vida que llevaban ustedes en esos días?
-Nosotros la llamábamos revista “Invitation”, porque las invitaciones se acumulaban en la recepción. Salíamos todas las noches a comidas, fiestas, premieres…Durante años nunca comí en mi casa. Todas las noches había un restaurante distinto: Un Deux Trois, One Fifth Avenue, otro sitio donde Julian Schnabel era el cocinero y Ellen Barkin servia las mesas…
-¿Salías con Andy?
-No. Salía con fotógrafos y modelos. Nunca me interesó seguir a Andy a todas partes. Tenia mi propia vida.
-Andy es a veces es descrito como muy social y otras como muy reservado y distraído… ¿Como lo veías tu?
- Andy era omnipresente, estaba en todas partes y en todo momento. Para mi, la Factory era un lugar muy cómodo, me sentía muy protegido y en familia ahí. En ese sentido, Andy era- y no se si es la palabra apropiada- paternalista. Algunos lo llamaban “pop”, como un juego entre el “pop art” pero también como un diminutivo de “papá”. Recuerdo haberme sentado junto a la ventana en la Factory, mirando la nieve caer sobre Union Square. En esa época nadie iba a ese sector de la ciudad; era un parque lleno de jeringas, un área muy decadente y desierta del Nueva York de los 70’s. Y recuerdo haber pensado: prefiero mil veces estar aquí que en cualquier otro lugar, incluso mi casa. Eso tenia que ver con lo protegidos que Andy nos hacia sentir a todos.
-¿Cuándo te diste cuenta de la influencia que “Interview” tuvo en las generaciones que siguieron?
-Fue mucho después. Hay gente que se me acerca y me dice que crecieron en Ohio, Dakota del Norte o un lugar como ese, vieron la revista en un kiosco, y sintieron que finalmente alguien les hablaba y los identificaba. La revista era muy joven y tenia una sensibilidad muy gay. En esos días no había ninguna otra revista con esa sensibilidad, a no ser que fuera una revista estrictamente para hombres como “After Dark”. Lo de “Interview” era gay, pero urbano, sofisticado, y eso enviaba signos de humo a mucha gente que no vivía en Nueva York pero soñaba con la ciudad.
-¿Quién determinó esa sensibilidad? ¿Warhol?
-Era mi sensibilidad, la de Andy, la de Bob, la de Fred…Todos éramos gay, y mirábamos el mundo con otros ojos. Era nuestro mundo. A veces teníamos problemas para vender la revista, pero cuando los avisadores se daban cuenta de la calidad de las imágenes y los artículos, aceptaban todo.
-¿El trato con las celebridades era muy distinto a lo que es hoy?
-Yo era el que le decía a Diana Ross o Mick Jagger lo que queríamos hacer con ellos, no al revés, y la verdad es que no les importaba. Eran otros tiempos. Tuvimos a Diana Ross por un día, la hicimos posar en cuatro escenografías diferentes, le cambiamos cuatro veces el pelo, el maquillaje y la ropa, y no hubo ningún problema. Era una época mas creativa que ahora, cuando todo es tan obviamente comercial.
-¿Cómo definirías el Nueva York de esa época?
-¡Oh, Dios! No se que decir al respecto. Era un sitio muy diferente, pero nosotros también éramos diferentes y muy jóvenes. Nueva York era mucho mas oscuro, rudo y real que ahora, que me parece mas similar a un sitio como Minneapolis…Nosotros vivimos con las ratas, el crimen, la basura y la fetidez del verano, pero nadie se quejaba. Nos parecía parte del arte de la ciudad.
-Aun así, la ciudad se veía mas glamorosa que en la actualidad…
-Claro, porque en medio de este caos había joyas de glamour, como “Studio 54”. Había menos restaurantes, clubs y discos, y por lo mismo eran mucho mas especiales. Ningún medio los cubría como ahora, cuando “New York Magazine” te dice donde ir cada cinco segundos y “Time Out” te da todos los datos de la semana. Nosotros no teníamos esos datos. Si sabias, llegabas. Estábamos obligados a olfatear la ciudad, a descubrir sus secretos. Hoy día Nueva York no tiene secretos.
-¿Cuándo fue la ultima vez que viste a Andy?
-Cuando murió yo estaba en Hawai filmando una película de surf llamada “North Shore”. Lo vi poco antes de partir.
-¿Cómo te enteraste de su muerte?
-Estaba en mi hotel conversando en el teléfono con alguien, cuando su imagen apareció en el televisor. Subí el volumen y escuche al locutor decir “Warhol, muerto a los 57 años”. Fue impactante. Me di cuenta de inmediato que todo iba a cambiar, que mi vida también iba a transformarse. Regresé a Nueva York justo a tiempo para el funeral.
-¿Y qué paso entonces?
-No recuerdo exactamente, todo es una mezcla de recuerdos y sensaciones. Me quedé en la revista un año mas y luego partí para fundar otra publicación, ”Fame”.