Osama bin Laden: Vivienda y Decoracion

En un afortunado golpe periodístico, la editora de estilo y diseño de “Medio en Silencio”, Maquita Pérez-Lyon, tuvo la oportunidad de visitar la residencia de Osama bin Laden poco antes de que el dueño de casa, que abrió las puertas de su residencia en forma exclusiva para este medio, muriera en trágicas circunstancias.

Maquita viajo a Islamabad y luego a Abbottabad, en Pakistán, donde se encuentra la casona, gracias a una gentileza de Lan Chile y supermercados Jumbo.

Aquí su informe, que ahora sin duda se ha convertido en un testimonio histórico.

“MIL Y UNA NOCHES DE CHIC”

Por: Maquita Pérez- Lyon
Fotos: Joaco Heiremans
Producción: Julia Concha de Dumont


Abbottabad, una pequeña comunidad a las afueras de Islamabad, podría ser fácilmente descrito como “el Chicureo de Pakistán”.

El cielo azul grisáceo, los grandes árboles, los niños jugando a la pelota por las tardes, y los loteos y terrenos vacíos, traen de inmediato a la memoria esa zona de Santiago donde la vida de ciudad y de campo se encuentran y donde el reloj parece dar las horas a un ritmo más lento.

Por su aire fresco y su énfasis en la seguridad, este es, como Chicureo, el sitio perfecto para formar una familia, como lo ha hecho el dueño de esta casa con sus tres mujeres y sus nueves hijos.

“Aquí me siento seguro. Este es mi refugio”, nos dice al recibirnos en la puerta. “Es el único sitio del mundo donde siento que puedo dormir en paz”.

La casa de tres pisos tiene un aspecto sólido y minimalista que se repite en su cuidada pero sencilla decoración. Es que los dueños de casa si hay algo que detestan es aparentar, y por eso han decidido que no hay mayor lujo que la simpleza. “No es cuestión de plata, es cuestión de educar el ojo” dicen. La mesa de comedor, por ejemplo, es de palo, vieja, con un par de palmatorias encima. ¡Un lujo! En los suelos no hay alfombras ni nada que moleste visualmente, como en un monasterio.

Joaco Heiremans, nuestro fotógrafo, que viene de una familia con muy buen ojo, me dijo que el jardín que teníamos al frente era uno de los mas lindos de los que había visto en Pakistán; silvestre, con huerto propio, muy “boho chic”. Es aquí donde el dueño de casa, ahora en semi retiro, dedica sus tardes a sus verdaderas pasiones: la jardinería, el estudio de los pájaros, la lectura, la Jihad y la fabricación armas de destrucción masiva.

El dormitorio principal, ubicado en el tercer piso de la casa, es el perfecto ejemplo de “shabby chic”, y aunque es un poco pequeño para cuatro personas- un marido y tres mujeres-, tiene la calidez la sabana de algodón gastada, de la almohada rica de plumas, del colchón viejo que ya es un antiguo amigo.

Es, para ponerlo de otra forma, un dormitorio entretenido, donde pasan cosas.

Esta casa, así tan simple como la ve, cuesta cerca de un millón de dólares aunque no tiene jacuzzi ni aire acondicionado ni cocina gourmet.. Lo que si tiene, son decenas de puertecitas y recovecos, escaleras secretas, túneles subterráneos y hasta un bunker allá atrás, debajo del aromo, que más que nada, dice el dueño de casa, es usado ahora como gallinero.

Quizás la única extravagancia de esta familia “achoclonada” sea el arte, como la instalación de metralletas apiladas en un rincón del living y la colección de mapas y fotos de los sitios mas lindos de Nueva York.

Aquí, las fotos de Joaco de esta casa tan especial. ¡Disfrútenlas!