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Thursday, October 4, 2007
ART lovers
Tobias Meyer es el director del departamento de Arte Contemporáneo de Sotheby’s, nació en Viena, se educó en Londres, vive junto a su pareja, el “consultor de arte” Mark Fletcher, y sus dos labradores- Virgil y Beatrice- en un fabuloso departamento en el piso 66 de las Time Warner Towers en Nueva York.
Tobias es, al menos a mis ojos, es el mejor ejemplo de un tipo de Dandy que pocas veces pone sus perfectamente lustrados John Lobbs fuera de una galería, un museo, la mansión de un coleccionista o un avión privado.
Simon de Pury, presidente de la casa de remate Phillips & de Pury, y cualquiera que haya aparecido alguna vez en una acuarela de Elizabeth Peyton son otros pavos reales que vale la pena mencionar en este corral.
El look es descuidadamente chic, desde el pelo- suficientemente corto para no ser confundidos con los artistas que representan, y suficientemente largo para que nadie piense, horror de horrores, que trabajan en Wall Street-. Sus trajes son inevitablemente ingleses, “bespoke” de Savile Row, y se ajustan perfectamente a cuerpos largos y delgados que son mantenidos sin dietas ni ejercicio.
Pura lotería genética.
Que el traje en cuestión haya costado lo mismo que un vuelo trasatlántico en primera clase es un problema que se soluciona fácilmente. El pantalón va siempre sin cinturón- el cinturón es visto en ciertos círculos como signo evidente de burguesía- y, aun así, cae perfecto en los visibles huesos de sus estrechas caderas.
Cuando uno de estos hombres menciona a Kandinsky, la “K” sale profunda, a la altura del corazón, y el “insky” delata la “ese” arrastrada de un buen colegio europeo.
Y tendría que ser Proust para explicar como se escucha el nombre de Picasso en sus delicados labios.
Siento una profunda y genuina envidia por estos ART Lovers
Ahí están, enfrentados día a día a las obras de arte mas importantes, hermosas y trascendentes de nuestro tiempo, visitando artistas de Buenos Aires a Shanghai, compartiendo cenas con potenciales coleccionistas y volando trece horas en un jet privado solo para decidir si una calavera de diamantes de Damian Hirst merece la portada de un catálogo y un precio estimado de 50 millones de dólares.
Y todo eso, sin siquiera desanudar su corbata Hermès.
Pero la verdadera raíz de mi envidia, si lo pienso bien, es su talento para crear un mundo propio, con sus propias reglas y códigos.
Como el mas anarquista de los poetas, Tobias, Simon y los demás han encontrado un agujero en ese grueso muro gris que es el día a día, la rutina, la lata, la insoportable agenda cotidiana, y han plantado ahí una flor exótica, extraña y única que para el resto es un simple recordatorio de que la vida sin belleza no merece ser vivida.
Si eso no es arte, no se qué es.
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3 comments:
Manuel todos tenemos alguna vez lata, y lata hay aqui y en quebra del aji !!!
Tanto caviar tambien da lata y aburre, solo depende del momento.
Te escribo from Chile, 400 km al norte a small town, esto si que es lata !!!
Saludos
RR
Hola RR, tienes todas la razon!!
Un abrazo y gracias por visitar el blog
Beato te.
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