Thursday, July 15, 2010

ARGENTINA. MON AMOUR


Todos somos argentinos.

Especialmente los chilenos, que a regañadientes, con ataques ira y envidia, asaltados por todos lados- fútbol, cultura, farándula, gastronomía, belleza- nos vemos obligados de vez en cuando a bajar la cabeza y reconocer que el país del lado es en muchas ocasiones, en casi todas las ocasiones, mas grande que el nuestro.

Una vez, cuando tenia como doce o trece años, comenté lo mismo en la mesa frente a mi familia, y mis padres me mandaron castigado a la cama sin postre, acusado de poco patriota.

No fue la única. Lo mismo pasó cuando poco después dije que lo mejor que le podía pasar a Chile era ser invadido por Estados Unidos.

Pero esa es otra historia.

Mi primera visita a Buenos Aires fue a los 17 o 18 años. Mis venas eran un volcán, como ocurre a menudo con personas de 17 o 18 años, y Buenos Aires causó una erupción de proporciones bíblicas.

Las gigantescas avenidas, las elegantes callecitas de Barrio Norte, los parques, los hoteles, los cafés, esa increíble arquitectura que mostraba estatuas sosteniendo balcones y a Nacha Guevara sosteniendo Corrientes, me parecieron como saltar de una película en blanco y negro (Santiago) a una a color (Buenos Aires).

No recuerdo bien que hice en ese viaje, pero lo que haya hecho fue posiblemente ilegal, inmoral y motivo de deportación.

And I loved it.

En los años que siguieron visité la trastienda del Teatro Colón, la casa de Jacobo Timerman, el estudio de televisión de Martha Legrand, y, en Mar del Plata, el camerino de Susana Giménez.

Una vez hablé de cirugía plástica con Moria Casán y otra de caballos con Nacho Figueras. Estuve en la Casa Rosada con Alfonsin y en la eleccion de Menem. Y en el intertanto pasaron años, décadas, y lo único que quedó de esos momentos fue una entrevista ya olvidada y un eterno amor por Argentina. Especialmente por Buenos Aires.

La última vez que visité la ciudad fue con mi hermana, que después de cien mil calamidades se puso de pie, en tacos, y salio a recorrer conmigo las calles de Palermo.

Era primavera en Buenos Aires. Y si usted no ha vivido la Primavera en Buenos Aires, ¿qué puedo decir? , no ha vivido la primavera.

¡Que exagerado este señor!, comentará alguna señora, leyendo por primera vez este blog a su marido.

Pero no, mi querida lectora, no exagero.
Buenos Aires en Primavera es la copia feliz del Edén, un lugar donde usted, Mirtha; Maradona, Susana; Moria, Nacho; Mr. D y yo podemos ser felices.

Y, desde ayer, iguales.

Una vez mas, gracias Buenos Aires.


(PS. Quise poner una foto que interpretara la situación socio política de Argentina en este histórico momento, pero encontré esta de Nacho y gano Nacho)

2 comments:

Sólo Adán said...

De Argentina conozco la Provincia de Mendoza, Salta, Neuquén y esos lados de Bariloche. Me gustó mucho lo que vi, pero llegar a decir que era casi como en el Edén, ya es exagerar. Prefería mil veces la mentalidad y la estabilidad de Chile. Mi sueño es conocer Buenos Aires (que no es Argentina por completo), y espero llevarme una impresión igual. A pesar de que cargaban los argentinos, de por sí es el país que mas me gusta de sudamérica. Amo el Tango, las tardecitas en algún boliche bebiendo cerveza, las pizzas con aceitunas verdes, los biffés, milanesas, la fanaticada futbolística y su música. Pero sigo siendo patriota.

PD: Que relación tiene el tipo de la foto con Argentina?

Manuel Santelices said...

Es nacho Figueras, campeon de Polo argentino