Thursday, October 8, 2009

Almodovar-Cruz...A Love Story


Antes de siquiera escribir el primer párrafo de este post debemos aclarar que no, no sabemos si Penélope Cruz está o no embarazada. Pero si lo está, no lo parece.

La actriz entró hoy por la noche al auditorio de The New York Times con el pelo largo bien tomado detrás de un cintillo, montada en altos tacos y envuelta en un ajustado vestido negro que dejaba al descubierto suficientes curvas para justificar su estatus de “sex symbol” pero no tantas como para amenazar su fama de “fashion icon”.

¿Y el vientre? Invisible.

Detrás de ella, Almodóvar, que sí mostró orgulloso su barriguita en una polera rojo furioso semi escondida debajo de una chaqueta de cuero negro. Apenas se sentó en su silla, el director aclaró que se pondría lentes de sol- aunque el auditorio no tenia ventanas y ya era de noche- porque sufría “fotofobia”, y pidió que lo perdonaran si no entendía todo lo que se decía, porque su inglés es, con suerte, rudimentario, y porque está sordo del oído derecho.

Y entonces comenzó la conversación, parte de la serie TimesTalks, que en esta ocasión fue conducida por Lynn Hirschberg, una de las editoras de The New York Times Magazine, y que se concentró en la relación entre la estrella y el director y su nueva película,
“Los Abrazos Rotos”, que se estrenará en Estados Unidos el 20 de Noviembre.

Escuchando hablar a la pareja quedan pocas dudas de que la suya es una historia de amor.

Penélope contó que había soñado con trabajar con Pedro Almodóvar desde que vio “Átame” a los 13 años. “Esa fue la película que me hizo decidir convertirme en actriz”, dijo, “Al día siguiente salí, conseguí una agente- la misma que tengo hasta hoy- y comencé a ir a audiciones. Hice algunas cosas, pero seguía obsesionada con Pedro. Averigüé donde vivía, y muchas veces fui a la esquina de su calle por si lo veía aparecer en la terraza de su departamento. Mentí sobre mi edad para entrar a ‘La Gloria’, el club que él frecuentaba por entonces, pero nunca lo encontré”.

Como todos los grandes romances, este también está lleno de coincidencias y malos entendidos. Mientras Penélope recorría las calles de Madrid buscando a Almodóvar, Almodóvar se enamoraba de ella observándola en “Jamón Jamón”, la película de Bigas Luna donde la actriz devoró a besos a Javier Bardem y donde demostró una intensidad y sensualidad que, francamente, habrían resultado alarmantes para cualquiera que hubiera sabido que esa jovencita- todo boca y todo pelo- tenia apenas 17. Y sí, para conseguir el papel Penélope volvió a mentir sobre su edad.

“Un día estaba secándome el pelo en el baño de mi casa cuando mi madre me aviso que Almodóvar estaba al teléfono. Pensé que era una broma”, contó. El director no le dio un papel en “Kika” porque era demasiado joven, pero le prometió no la olvidaría. Y así fue. Un par de años después le dio un pequeño rol en “Carne Trémula” y luego uno protagónico en “Todo Sobre mi Madre’. “Me explicó que se trataba de una monja enamorada de un travesti, que tiene un hijo con él y se enferma de Sida. ¿Cómo podía decir que no?”.

El asunto suena trágico y divertido, las dos columnas de toda la obra del director español. “Esa es una característica de nuestra cultura”, explicó él, “Nos reímos de las tragedias porque es la única forma de soportar el dolor”.

“Los Abrazos Rotos” no es una excepción, y esta historia de una bellísima mujer que sueña con ser actriz y que vive bien cuidada por su maduro y millonario amante, está llena de drama y comedia. En una escena, el magnate se entera de la repulsión que provoca en su concubina- y no hay otra forma de describirla- cuando contrata a una lectora de labios para que descifre lo que dice sobre él en un seudo-documental- un reality show- sin sonido. La idea se le ocurrió, dijo Almodóvar, después de que los canales de noticias españolas contrataran a un personaje similar para averiguar que le había dicho Letizia de Asturias al Príncipe Felipe en el altar el día de su matrimonio. “Le dijo ‘todo es tan hermoso’, y el país, que estaba esperando algo mas sabroso, quedó decepcionado. De ahí en adelante todos los políticos españoles hablan con la boca tapada”.
El comentario arrancó risas en los casi 400 afortunados presentes esa noche, y las risas siguieron durante casi dos horas, porque Almodóvar, genio que es, habla como piensa, y todo lo que piensa es irónico, dramático, teatral, sentimental y divertido, una verborrea manchega tan magistral que parece haber sido dictada por el mejor escritor español.

Y hablando de escritores, alguien le preguntó qué consejo le daría a los jóvenes guionistas. Sacándose los lentes, el director advirtió que consejos no daba, y reglón seguido se contradijo a sí mismo y dio el mejor de todos. “Escriban sobre lo que les da miedo. Escriban sobre lo que les da vergüenza. No piensen en el mercado. Súbanse al metro, al autobús, párense al medio y escuchen las conversaciones ajenas. Escriban sobre lo que aman, aunque les suene ridículo. Y escriban desde el corazón”.

Penélope, que tiene la actitud cuidada de los que saben que todos los ojos están permanentemente sobre ellos, puso sus manos en su pecho y dijo entonces que Almodóvar había hecho su vida mas plena. “Pedro está abierto a la vida y a la gente”, aseguró, “Escucha y se ríe con todo el mundo. Está siempre rodeado de travestis, de ancianos, de jóvenes, de gente con historias…Ver la vida a través de sus ojos es una experiencia espectacular’.

La actriz comparó al español con Woody Allen y dijo que ambos tenían una visión similar sobre las ironías de la vida. Los dos, agregó, son capaces de ver lo divertido en la tragedia. “Cuando estábamos rodando ‘Vicky Cristina Barcelona’ tenia miedo de exagerar la locura de mi personaje, Maria Elena, pero Woody me dijo que no, que siguiera igual de loca, porque había conocido muchas mujeres como esas en su vida”.

Una de las ventajas de una conversación de largo aliento como las que organiza con bendita frecuencia The New York Times, es que hay tiempo y espacio para hablar de casi todo. Y si el que habla es uno de los grandes del cine, conviene escuchar cada palabra.
Almodóvar habló de su niñez en La Mancha, de cómo ese aquelarre de mujeres con las que creció se convirtió en la inspiración para “Volver”, una de sus películas mas autobiográficas y la de mayor éxito comercial.

Dijo que recordaba perfectamente a su madre y sus amigas, besándolo como pulpos, bigotudas y chismosas, completamente inconscientes de que él, a los cuatro años, ya escuchaba y guardaba todas sus historias. Para crear el rol principal de esa película- que le valió a Penélope su primera nominación a un Oscar- vio viejos filmes del neorrealismo italiano, esos fabulosos dramas protagonizados por Sophia Loren y Ana Magnani.
“En el cine español las madres nunca fueron sensuales, pero en el italiano sí. En ‘Dos Mujeres’ la Loren es madre por sobre todas las cosas, pero también es increíblemente sexual. Quise darle ese regalo a mi propia madre”.

Luego, sin siquiera dar un suspiro, habló de moda y de cómo los trajes y vestidos son parte fundamental de sus personajes. Contó que el vestido Chanel que Lena- su personaje protagónico en “Los Abrazos Rotos”- luce en una glamorosa escena es un símbolo “de todas las cadenas doradas que la atan”, y como John Galliano creó para la película un vestido rojo inspirado en el “new look” de Dior, que para él es el perfecto emblema del “film noir” de Hollywood en los años 50.

Y de ahí al color, otra de sus muletillas, vibrando en todas sus películas. “Pinto los muros y los pisos del color que me gusta”, explicó, “y luego pongo a los actores y sus vestidos contra él, para ver como se ven. El rojo es un color importantísimo en mis filmes, primero porque es muy español, y segundo porque se ve bien en todas partes. Mis autos son todos rojos, porque es un color que combina con cualquier carretera”.

Y de ahí a la música, las magnificas melodías que en sus últimas siete películas han sido creadas por Alberto Iglesias. “Tengo la suerte enorme de trabajar con él”, confesó, “porque no solo es un gran compositor, sino también una buena persona y eso es muy importante. Alberto no tiene ego y no le importa que yo, que de música se poco, le diga que tal o cual nota no me suena. No se si debería decirlo, pero mi colaboración con Ennio Morricone fue muy distinta. En ‘Átame’ ocupé menos de la mitad de la música que había compuesto’.

Almodóvar tiene con Penélope una relación similar a la que algún día tuvo con Antonio Banderas. Pero, como sugieren sus declaraciones de esta noche en Nueva York, ese fue un romance que murió de forma natural. “Ensayo muchísimo con mis actores, porque a menudo la décima toma es la mejor”, dijo, “Pero con Antonio era distinto. Confiaba mucho en sus instintos, que en esa época eran fantásticos. Le rogaba que no aprendiera sus parlamentos, que actuara siguiendo su intuición porque siempre resultaba mejor. Cuando pensaba mucho en una escena era una catástrofe”.

Mientras Banderas se ha entregado en cuerpo y alma a Hollywood, Almodóvar, a pesar de todas las invitaciones, sigue manteniendo una saludable distancia. “No me niego a hacer una película en inglés si el guión me gusta. Lo que no haría es una producción de Hollywood; creo que saldría perdiendo en la traducción”.
Uno de los mas cercanos intentos fue un “re-make” de “Two for the Road”, la película de 1967 de Stanley Donen, protagonizada por Albert Finney y Autrey Hepburn. “Yo no soy el director adecuado”, dijo, “Y es un filme que todavía me suena increíblemente moderno. ¿Pero no seria Penélope una perfecta Autrey Hepburn?”.

Penélope, sonriendo con sus ojos oscuros, se quedó en silencio y simplemente puso su mano sobre el hombro del director.

3 comments:

Daniel said...

Esta increíble Manuel. Los consejos, sus ideas sobre el color, buenísimo todo. Me encantó !

Cristian Galvez Capstick said...
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Unknown said...

Felicidades, gran trabajo Manuel, me ha encantado... has trasladado al lecto al auditorio. Un 7!