Friday, June 26, 2009

Michael Jackson is Dead


En Marzo del 2002 el mundo entero pareció unirse en una sola carcajada frente a las imágenes del matrimonio de Liza Minelli y David Gest.
La pareja, una perfecta caricatura de ambiguo romance destinado al naufragio, apareció en las fotografías junto a los dos invitados mas importantes en la boda, Elizabeth Taylor y Michael Jackson, la primera con un curioso tocado negro en la cabeza, cubierta de joyas y la mirada algo perdida, y el segundo envuelto en un ajustado traje de terciopelo azul con cuello “Peter Pan” blanco, adornado con un lujoso camafeo, la cara pálida como una gota de leche y el pelo negro azabache peinado al medio y hasta los hombros.

Un flash y ahí está: el retrato perfecto del lado mas oscuro de la fama.

Liza y Liz, sin duda, conocen bien el camino siniestro y solitario que a veces acarrea el estrellato, pero sus vidas parecen un cuento de hadas en comparación a la de Jackson. De los tres, el cantante es el único que creció sin protección frente a su propia celebridad. Liza tuvo, para bien o para mal, a Judy Garland, y Liz tuvo la poderosa oficina de marketing MGM.
Michael, si algo tuvo, fue un padre con el aspecto y el carácter de un ogro, dispuesto a lo que fuera para convertir a sus niños en una maquina de hacer dinero. Y no terminó defraudado.

Es posible que sus hermanos hayan quedado satisfechos con los pequeños privilegios que da la fama súbita, especialmente si llega en la adolescencia: un harem, algo de dinero en el bolsillo y el orgullo de saber que todas las escolares de Estados Unidos tuvieron algún día su foto colgada en su habitación. Pero Michael, que era el mas pequeño y el mas popular de los “Jackson 5”, quiso desde el principio mucho mas que eso. Quiso adoración total y global, perfectamente empaquetada y lista para ser consumida no como un producto, sino como una religión.
Por lo mismo creo sus propios ritos, hábitos y códigos- de su famoso “moonwalk” al guante plateado, de sus chaquetas militares a la infinitamente cambiante pigmentación de su piel- y los convirtió en símbolos que, como una cruz o una espada, son inmediatamente reconocibles y cargados de significado: la Iglesia de Michael Jackson.

Este templo del pop y la fama, sin embargo, tuvo a menudo sus puertas cerradas.

A pesar de las miles de portadas, de los millones de fotografías, de los libros, CD’s, y documentales dedicados a él, Jackson fue mas que nada un misterio durante los 50 años que duró su vida.
La mayoría de lo que se sabe de él proviene de algún pasquín, de rumores tan enajenados y extraños, que parece imposible que sean ciertos. Que su mejor amigo es un chimpancé. Que quiere cambiar su raza. Que es gay, pero estuvo enamorado de Lisa Marie Presley y Brooke Shields. Que duerme en un sarcófago helado. Que se le cayó la nariz después de tanta cirugía. Que está obsesionado con Peter Pan...Después de décadas de rumores y comentarios, el mundo no tuvo mas alternativa que llegar a la conclusión de que Jackson era un “whacko”, un talentoso extraterrestre, un excéntrico millonario y, posiblemente, un pervertido.

Cada vez que la estrella pretendió defenderse, fue para peor.

Su imagen en la última década de su vida es un póster lleno de malas noticias Sus ojos negros aparecían permanente tristes y coronando una cara donde no quedaba un rastro de ese niño de nariz gruesa, enorme sonrisa y gigantesco afro que la prensa, con tanto entusiasmo y crueldad, sacaba nuevamente del baúl de los recuerdos cada vez que estallaba un nuevo escándalo.
Su voz pequeña y susurrante, comparada a veces con la de Jackie Kennedy, no se compadecía con el calendario que aseguraba que se acercaba peligrosamente a los 50.

En el peor momento de su vida, acusado de pedofilia y enfrentado a la posibilidad de veinte años de cárcel, le confesó a un periodista británico en televisión que sí, que le gustaba dormir en su cama con niños y que no veía nada de malo en eso.
Quién sabe si en esta afición había o no perversión- la justicia decidió que no la había-, pero, a ojos del publico al menos, la declaración resultó ser una confesión.

Y después de eso, mas aislamiento y mas soledad.

Es fácil deducir que Jackson murió preocupado. A punto de estrenar una serie de 50 ambiciosos conciertos, su “regreso” había sido planeado como un clímax profesional y un salvavidas económico. Las deudas, aseguran los periódicos, eran enormes. Los gastos también. Y Michael sabia bien que sin dinero ni fama, quedaba completamente al descubierto, indefenso frente a los acreedores, los abogados, los niños mentirosos, los padres corruptos, las mucamas habladoras, la familia demandante, y, sobre todo, el público y los fans, que habían comenzado a abandonarlo lenta pero progresivamente desde ese glorioso día en 1982 en que “Thriller” se convirtió en el álbum mejor vendido en la historia de la música.
Ese fue el día que marcó el comienzo del fin.

La escritora Colette, que de estas cosas sabia, escribió en una oportunidad que una persona ‘anormal” no debe jamás sentirse como tal, sino mirar al resto y llegar a la conclusión de que no son mas que unos “cerdos monstruosos distintos a mi”.
Es posible que Jackson haya seguido este consejo como modo de supervivencia frente a un universo que a menudo lo trató con dosis similares de admiración y repudio.

Mas allá de las enormes rejas de “Neverland”, su rancho en Montecito, California, el mundo parecía violento, vulgar y aterrador. En su propiedad, en cambio, todo eran juegos, música, flores, comics, estrellas y niños.
Jackson no quería crecer porque no tenia idea de cómo lidiar con la madurez y sus consecuencias. No quería ver o escuchar malas noticias. Su inocencia forzada era la fuente de su creatividad y de cualquier cosa que en su caso pueda haber llevado el nombre de alegría.

La sorpresiva muerte del ídolo ha levantado un espejo frente a la cara de la cultura popular. Y la imagen reflejada no es bonita.

Igual como ha sucedido con otras estrellas caídas en desgracia- Ana Nicole Smith, Kurt Cobain, River Phoenix- los vicios reales o aparentes de Jackson fueron estrujados hasta la última gota en busca del rating o la venta de periódicos y revistas. Mientras mas grotesca era la historia, mas subía el “people meter”, y por lo mismo no es raro que desde desfalcos financieros a rampante abuso de menores no hubiera quedado un pecado sin mencionar junto a su nombre en los últimos años.

Su paro cardiaco detuvo también este flujo de acusaciones y calumnias. Por un rato. Encienda hoy la televisión o surfee la Internet, y lo mas probable es que se encontrará con la imagen mas dulce de Jackson, sus baladas románticas, sus contagiosos himnos pop y una sonrisa amable que parecía haber desaparecido por completo. Pero no se engañe. El romance con los muertos recientes es genuino pero frágil, y lo mas probable es que no pase mucho tiempo antes de un editor decida que ha pasado tiempo suficiente y que ha llegado la hora de contar nuevas revelaciones o atrocidades.

Afortunadamente, Jackson ya no estará aquí para leerlas.

10 comments:

Marisol said...

Bendita internet, Manuel, que permite leer algunos de los mejores obituarios no aparecidos hoy en medio alguno.

Anonymous said...

Qué buen obituario Manuel. Igual que el de Marisol que leí por ahí.
Un gran abrazo.

Manuel Santelices said...

Gracias a los dos!, un gran abrazo,
M

Daniel said...
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Daniel said...

Bravo Manuel ! me llegué a emocionar ! increible artículo. Que nostalgia, recuerdo el primer casette que compré fue de Michael Jackson el año 84 o 85 en California. Y ayer muere, el mismo día que Farah Fawcett... y un día después del nacimiento de los mellizos Broderick-Parker-... y el mismo día que mi cumpleaños... que puedo decir... SUCH IS LIFE !
amo este blog

La Abbigliamante said...

Gran artículo! Te felicito por tu blog que nunca defrauda.

Saludos

Paula

Manuel Santelices said...

Gracias a todos por sus comentarios...Daniel, que increible es la musica que nos amarra a un momento tan preciso, tan precioso. Y feliz cumpleanios!!! Espero que hayas tenido un dia fantastico.
M

Daniel said...

MUCHAS GRACIAS MANUEL !!!

Miss Snob said...

The king is dead. Y gran parte de la banda sonora de mi infancia se fue con él. Excelente artículo.

Anonymous said...

Todos tenemos un pasado ó algo por ahí que ocultar, estoy de acuerdo contigo, lo que viene es lo que cuenta.
Saludos a mi periodista estrella
From the north of Chile
RR