Un ojo personal en cine, arte, literatura, revistas, sexo, moda, politica y cultura pop.
Wednesday, December 23, 2009
Baby, It's cold outside!
Tome su abrigo, su bufanda y su gorro, porque, igual que millones de turistas en Diciembre, vamos de paseo a Nueva York en Navidad.
Las vitrinas de Bergdorf y Barneys, la gigantesca estrella en la calle 57 y la Quinta Avenida, Cartier envuelto en una cinta roja que cubre sus cinco pisos, el Hotel Peninsula y el Plaza adornados como un pastel, los viejos pascueros, los patinadores en Central Park y los pinos iluminados en Park Avenue, todo parte de una escena que es conocida para cualquiera en cualquier lugar del mundo, aunque jamás haya puesto un pie en Manhattan.
De Madison al Soho, elegante mujeres en pieles acarrean bolsas de Prada, Vuitton y Tiffany’s, regalos de última hora que serán instalados rápidamente bajo el árbol y junto a la chimenea para que todo este listo la mañana del 25 de Diciembre. En F.A.O Schwartz, la juguetería más elegante del mundo, porteros perfectamente uniformados en rojo y negro abren la puertas a miles de niños que entran corriendo a admirar muñecas y jirafas de peluche de tamaño natural.
En Harlem, abuelas impecablemente vestidas en rosado o coral asisten a una misa que, mas que misa, parece un concierto de gospel y blues. En Battery Park, niños de Kinder pasan la tarde armando hombres de nieve con narices de zanahoria, mientras a pocas cuadras de distancia, en Wall Street, algún afortunado corredor de la bolsa llama a su mujer en Connecticut para avisarle que sí, que esta navidad su muy controvertido bono será suficiente para un nuevo Maserati.
Secretarias y oficinistas corren de Union Square al Time Warner Center buscando el perfecto regalo para su madre, su esposo o su hija. Bufandas y sweaters vuelan de las repisas de The Gap y J. Crew. ¿Un collar de fantasía?, ¿Un pijama de franela?, ¿Otro I-Pod?. La lista parece eterna y el tiempo tan escaso, piensan los compradores, mientras en St. John the Divine, el templo gótico más grande del mundo, comienzan a sentirse los primeros acordes del Ave Maria y el coro.
El Radio City Music Hall es un alboroto insoportable, con cientos de turistas ansiosos y desesperados por conseguir entradas para su famoso “Christmas Spectacular”, donde las “rockettes” aparecen levantando las piernas hasta el cielo y sosteniendo en la cabeza enormes tocados como cuernos de ciervo.
En el Lincoln Center, otra multitud. Pero esta es mucho mas civilizada, mucho mas “uptown”; madres que arrastran en un brazo sus carteras de Hermés y en el otro a sus pequeñas hijas envueltas en adorables abriguitos de cashmere azul comprados el invierno pasado en alguna boutique de Paris. “¡Apúrese, apúrese!”, dice la madre, “que el show ya va a comenzar”. Y la niña, observando maravillada la fuente repleta de luces, corre para no perderse un minuto del “Cascanueces” del American Ballet Theater.
En Brooklyn, un guionista sin trabajo busca un libro para su novia, la modelo, actriz, camarera que conoció el verano pasado en los Hamptons y que se ha convertido en su única razón para seguir luchando en una ciudad donde la lucha no termina nunca. ¿Paul Auster? ¿David Sedaris? Cuando no sabe que elegir, su vista se dirige a un libro de poemas de Emily Dickinson.
“There is another sky,
Ever serene and fair,
And there is another sunshine”.
“!Perfecto!”, piensa, sin notar que a su lado una mujer llora abrazada a un libro sobre los bomberos caídos el 11 de Septiembre.
En el “Monkey Bar” , el muy de moda restaurant de Graydon Carter, editor de “Vanity Fair”, un ejército de camareros se viste en su uniforme de pantalones negros y camisa blanca. Uno de ellos alega que su vida es un desastre, que cómo es posible que después de tres años en la ciudad todavía pase la navidad sirviendo “steak and frites” a desconocidos. Otro camarero no puede dejar de sonreir pensando en que, quizás, esta es su noche de suerte; la noche en que será descubierto por Madonna, Harvey Weinstein o Martin Scorsese y, finalmente, podrá escribir a sus padres en North Dakota las buenas noticias, “!!!Conseguí un rol!!!”.
Ciudad llena de esperanzas y desilusiones, Nueva York.
Pero dejémonos de filosofías baratas y tomemos un taxi mejor.
“Al Standard Hotel, rápido”.
El joven taxista Pakistaní cruza rápido la novena avenida hasta el Meatpacking District, imaginando la cara de la novia que sus padres han elegido para él. ¿Será bonita? ¿Será misericordiosa? ¿Y como serán sus ojos?
El Standard es un caos. Lindsay Lohan posa para algunos paparazzi a la entrada del hotel y dice un par de frases ininteligibles antes de abordar el ascensor, con nosotros al lado, rumbo al “Boom, Boom, Boom”.
El bar de moda en Nueva York hierve en medio del hielo de Diciembre. André Balazs, Daphne Guiness, las Olsen, Naomi Campbell y su novio ruso…Todos están ahí. Kate Moss, en minifalda dorada, bebe otro sorbo de su copa de champagne y observa la silueta de Nueva York por la ventana. La ciudad se ve grandiosa, gloriosa, tan distinta al suburbio londinés donde nació. De pronto, ve a una mujer cruzar la calle, 18 pisos mas abajo; está sola, se ve cansada, lleva un maletín en una mano, un paquete de regalos en la otra, y tiene problemas para encontrar un taxi.
Kate la sigue con la vista durante un rato, hasta que alguien llama su nombre, ¡Kate!, y otro flash. Y ahí está su rostro, una vez mas atrapado para las páginas sociales.
La mujer del maletín y el regalo no encuentra un taxi.
Mientras espera, dirige su mirada al espectacular edificio que ocupa el “Standard” y ve las luces del “Boom, Boom, Boom” en el último piso. Por un momento se pregunta cómo será estar allá arriba, con toda esa gente rica y bonita. Cómo será vestirse una noche en elegantes trajes de noche, colgarse aros y un collar de diamantes, y entrar a un salón donde lo único que se huele es privilegio. Y entonces aparece un taxi...”Al hospital de niños de St. Vincent”, dice la mujer, y ella y el taxista pakistaní, que sueña con la llegada de su novia, desaparecen por las nevadas calles de Nueva York.
Monday, December 14, 2009
A Single Man
Si le gusta la franela gris y la caoba, “A Single Man” es su película.
Si le gustan los trajes oscuros, las camisas bien planchadas, los zapatos bien lustrados, y el pelo perfectamente desordenado cuando la escena así lo requiere, “A Single Man” es su película también.
Y si lo que busca es la perfecta casa de cristal, inmaculadamente diseñada, impecablemente decorada, entonces prepárese para un festín.
“A Single Man”, la primera película de Tom Ford es, visualmente hablando, la mejor del año.
Pero antes que se suba al escenario para entregar el Oscar al mejor vestuario y mejor diseño cinematográfico a la opera prima de Mr. Gucci, debemos aclarar que estos no son los únicos premios a los que postula.
Julianne Moore es una diva decadente como pocas, todo brillo y todo Gin, quejándose de soledad en vestido largo y al ritmo de Etta James, fumando un cigarrillo detrás de otro como si hubiera un buen pedazo de vida que le sobra,
Matthew Goode, Nicholas Hoult y Jon Kortajerena son los pin-up de la película. ¡Y que pin- ups!
Y luego, por supuesto, esta Colin Firth en el rol principal. Un “Single Man” que está lejos de estar “single”, un profesor de literatura inglesa, gay, encadenado a esa trampa de hipocresías que fueron los 60’s en Estados Unidos, que no tiene lugar, momento ni hombro donde llorar por la muerte de su pareja de mas de 16 años.
Es ahí donde la película deja la forma y toca fondo.
En una de las primeras escenas, George, el personaje encarnado por Firth, se entera por teléfono de la muerte del amor de su vida.
El accidente ocurrió hace casi dos días, pero “la familia” decidió que no era conveniente avisarle antes.
“La familia” también decidió, dice la voz al otro lado de la línea, que el funeral seria privado. Es decir, solo para ellos.
Y así comienza ese día de Noviembre del 62 en la vida de George, un hombre que siempre ha detestado despertar por la mañana y que ahora último tiene buenas razones para desear seguir durmiendo.
Durante 24 horas, George sigue viviendo sin dejar de pensar ni por un momento en la muerte. La empleada, las secretarias, los colegas, los estudiantes, los vecinos, los putos a la salida de la licorería, no son mas que un recordatorio de lo que fue.
O, peor aun, de lo que nunca fue.
¡Que triste es esta película! Y no solo por el drama de la muerte y la sexualidad contenida, sino por la tristeza que arrastra el saber que de aquí en adelante va todo cuesta abajo.
“Mi futuro es recordar el pasado”, dice Julianne Moore (Charlie), en una escena que la encuentra, como tantas otras, con el rimel corrido y un par de tragos demás.
George se ríe de su dramatismo, pero luego sigue sus pasos hundiéndose durante casi dos horas en el profundo sopor de la nostalgia
No hay un pin- up (ver mas arriba) capaz de acelerar el corazón – o cualquier otro órgano- de George, que para efectos prácticos es un zombie, “a dead man walking”, un muerto mas muerto que los muertos.
La película pretende abordar temas sociales, sexuales y hasta políticos, pero, mas que nada, es un filme bonito. Sus buenas intenciones quedan sepultadas debajo de una montaña de chic.
Firth merece punto aparte.
Si alguna vez ha visto mas tristeza en un par de ojos castaños, déjeme saber. Me gustaría verla.
Wednesday, December 2, 2009
Santa Talks!
“Puedo ver Rusia desde mi ventana, igual que Sara Palin”, dice riendo el Viejo Pascuero mientras se apoltrona en un enorme sofá de terciopelo verde junto a la chimenea.
Son las siete de la tarde y el sol brilla sobre el Polo Norte, su hogar, pero este no es un sol como el que conocemos usted o yo, sino uno blanco y gélido que lo único que anuncia es otra noche helada y llena de luz.
-¿Nunca pensó en irse a vivir a otra parte, a un lugar mas cálido?
- “No, nunca. Hay gente a la que le gusta el calor y hay otra a la que le gusta el frío. A mi me gusta el frío”- dice mientras un duende en impecable uniforme tirolés le sirve el primer Gin & Tonic del día.
El personaje no necesita mayores presentaciones.
Basta su cara redonda y rubicunda enmarcada en una decreciente melena blanca y una barba que, larga y frondosa, nunca llega a ser amenazante. Su barriga es enorme, como era de esperarse, y su traje es rojo y blanco. Pero los estereotipos llegan hasta ahí, como queda claro en esta entrevista exclusiva que, obviando lo que pueda haber escuchando en twitter o facebook, no fue concedida previo pago de “cientos de miles de dólares”.
Nuestra conversación fue gratuita, pero no por eso menos valiosa.
-¿Nació con vocación de viejo pascuero?
-La verdad es que nací hace tanto tiempo que ni recuerdo mi niñez. Mi padre fue viejo pascuero, y su padre antes que él, asi que no creo que haya tenido alternativa. Fue como ser hijo de abogado. ¿Te has fijado que los abogados siempre quieren que sus hijos sean abogados?
-Si, ¿Por qué será?
-No se, no lo entiendo. ¿Quién querría dedicarse a una profesión tan aburrida?
-¿Está contento con su decisión?
-Como te digo, no sé si fue mi decisión, pero lo acepté desde un principio y nunca más miré atrás. Uno puede perder la vida pensando en lo que pudo ser…Yo soy mas práctico.
-¿Qué condiciones necesita un buen viejo pascuero?
-Paciencia, antes que todo, porque leer esa cantidad de cartas no es fácil. Hay niños que parecen tenerlo todo y todavía quieren más; uno puede lanzarles el mundo por la chimenea y no es suficiente. Aquí hemos llegado a recibir cartas de hasta 30 páginas…
-¿Qué hace en esos casos?
-Las tiro a la chimenea. No hay nada mas exasperante que un niño malcriado.
-¿Y esos niños no reciben regalos entonces?
-No. Que aprendan a ser menos exigentes. O mejor aun, que enciendan el televisor y vean lo que otros niños, en otras partes del mundo, están viviendo. Una cosa es una niñez protegida, y otra muy distinta una niñez totalmente desconectada de la realidad. Pero no los culpo a ellos, sino a los padres.
-Ser padre en estos tiempos no es fácil…
-¡Nunca lo fue! la gente alega hoy en día porque sus hijos pasan el día pegados al computador en Facebook, en Twitter. Yo no tuve hijos, pero tuve duendes, y recuerdo como se colgaban al teléfono o el televisor. Las cuentas eran ridículas.
-¿Las duendes son como sus hijos?
-¡¿Cómo se te ocurre?! Los duendes son una casta muy maligna, muy rencorosa. Son buenos trabajadores, pero en la relación personal son terribles. Mi mujer me ha insistido en que hagamos los juguetes en China, que es mas fácil y mas barato, pero yo siento una responsabilidad moral con mis duendes. ¡Ojala ellos sintieran lo mismo hacia mi! ¿Mis hijos?, ¿Estás bromeando? ¡Son mi pesadilla!.
-En las fotos y postales se ven tan felices…
-Eso es porque nuestro departamento de marketing, que es manejado por una duende por lo demás, nos exige que pongamos la mejor cara para la foto. Pero la realidad es muy distinta. Nuestra relación es estrictamente profesional y prefiero mantenerla así. No vivimos juntos, no pasamos las vacaciones juntos y ciertamente no comemos juntos. ¿Has visto a un duende comer? Tienen colmillos verdes…ñam, ñam, ñam.
-Suenan aterradores.
-No quiero seguir con este tema. Me puso de mal humor…
-Pasemos a otra cosa entonces. ¿Cómo descansa el viejo pascuero?
-No descanso, esa es la verdad. Tenemos un departamento en Manhattan y una casa en las Bahamas, pero no los usamos nunca. El chalet en Gstaad, botado. El yate en Miami, lo mismo.
-No sabia que el Viejo Pascuero es un magnate.
-No soy un magnate, pero después de 276 años de carrera hemos ahorrado lo suficiente como para tener una vejez cómoda. A mi mujer le gusta viajar, pero yo lo hago solo por trabajo. Las últimas verdaderas vacaciones que tuvimos fueron en 1929, cuando visitamos a Noel Coward en Londres. ¡Que tiempos aquellos! Pasamos noches enteras bebiendo gin junto al piano…!I went to a marvellous party!, cantábamos...Mi mujer adoraba a Noel.
-Raro que se hayan llamado igual y hayan sido tan amigos, siendo tan distintos…
-Fuimos distintos, claro. Noel fue mucho mas, ¿cómo decirlo?, decadente que yo, llevaba una vida mucho mas atrevida, pero nuestra amistad se basaba en el sentido del humor y en nuestro aprecio por el Gordon’s Gin. Uno tiene amigos distintos para distintas cosas, y Noel fue un amigo maravilloso.
-¿No cree que estas declaraciones sorprenderán a mas de alguno?
-Si te refieres a fanáticos religiosos, su opinión me tiene sin cuidado. La gente tiende a unir mi imagen a tal o cual religión, lo que es un error. Yo soy el Viejo Pascuero de todos los ciudadanos del mundo, sin importar su credo, su raza o su orientación sexual.
-¿Así de abierto?
-Por supuesto. No estaría cumpliendo bien mi papel si no respetara los deseos de todos los niños del mundo. ¿Qué pasaría si el Viejo Pascuero le llevara regalo solo a los niños blancos? ¿O solo a los que juegan bien al fútbol? Yo fui obeso desde mi niñez y sufrí en carne propia la discriminación, asi que nadie me tiene que contar lo que se siente. Es horrible. Te sientes solo, aislado, con esa horrorosa sensación de que no hay nadie en el mundo como tú.
-Supongo que hay muchos niños que se sienten así.
-Muchos mas de los que cualquiera podría imaginar. Y hoy en día, con la Internet, es peor. El acoso es constante, cruel, intrusivo y queda ahí, en el espacio cibernético, para siempre.
-¿Es mas difícil ser niño hoy en día?
-No lo sé. Mi niñez no fue fácil y supongo que la tuya tampoco, pero si algo he aprendido en mis más de 300 años, es que uno puede superar todas las dificultades. Si mis compañeros de colegio me vieran hoy en día, no lo podrían creer. Pero claro, están todos muertos.
-¿Se le hace difícil tener una vida tan larga?
-Como todo, tiene sus ventajas y sus desventajas. No sé como usar mi I-Pod, pero sé que un mal momento o una mala experiencia no van a durar para siempre y no van a destrozar mi vida.
-Suena como un vampiro…
-En cierto modo lo soy. El promedio de vida de un Viejo Pascuero es de 500 años, lo que te permite poner las cosas en perspectiva. No es inmortalidad, pero se parece, y ves al mundo envejecer a tu alrededor mientras te mantienes relativamente joven. Es triste, pero también es inspirador, porque te encuentras permanentemente con una nueva generación llena de ilusiones y de energía.
-¿Cada generación aprende de la anterior?
-No, gracias a Dios, porque si aprendiéramos de nuestros fracasos no existiría el optimismo. El gran tesoro de la juventud- aparte de la piel y el estómago plano- es su inocencia.
-Esta entrevista me está poniendo nostálgico…
-A mi también, ¿Otro Gin & Tonic?
-Por qué no. ¿Siempre bebe a las siete de la tarde?.
-Sí, me relaja. Mi mujer hace yoga y Tai chi, pero yo nací flojo para el deporte. Además, por imagen, tengo que mantenerme gordo.
-¿No es vanidoso?
-Claro que si, como todo el mundo. Pero no soy tonto, como ese diseñador que anda siempre vestido de negro con lentes oscuros… ¿cómo se llama?
-¿Karl Lagerfeld?
-¡Karl Lagerfeld! Si tu me explicas por qué un hombre inteligente, de 70 y tantos años, se muere de hambre solo para poder embutirse en un traje, te doy un regalo aquí, ahora mismo.
-¿Será para sentirse vigente?
-Uno es vigente hasta que se muere, y cuando se muere ya no es vigente, a no ser que sea muy afortunado y su obra lo sobreviva. Creo que ese va a ser su caso, pero ¿quién sabe?
-¿No le tiene miedo a la muerte?
-En lo personal, no. Si vivo tanto como mi padre, mi abuelo o todos los Viejos Pascueros que vinieron antes que yo, me quedan todavía unos buenos 200 años. Es más que suficiente. Una vida demasiado larga es una maldición. Te quedas solo, todo comienza a fallar…
-Para ser honesto, no esperé que esta entrevista fuera tan existencial.
-Yo tampoco. Pensé que me íbamos a hablar de lo mismo de siempre. Viejito, cuál es el juguete más pedido esta navidad. Viejito, qué regalo le daría a la humanidad el 2009.
Larry King es el peor, lleno de lugares comunes. ¡Y creo que es mas viejo que yo!.
-¿Le gusta CNN?
-Para ser honesto, veo mas Fox News. Me gusta saber que está diciendo el enemigo.
-Hmm, estamos entrando en terreno político.
-La política es inevitable, incluso para el Viejo Pascuero.
-¿Sabe algo de la política chilena?
-Sé que tienen una buena Presidenta….
-¿Algo mas?
-Sé que hay cuatro candidatos y tres con opciones reales.
-¿Hay alguno que le guste?
-Sin comentarios.
-¿Si uno de los candidatos le pidiera la presidencia esta Navidad, se la daría?
-Yo no hago regalos tan mezquinos. Si un candidato me escribiera pidiéndome el sillón presidencial, haría todo lo posible para que no saliera elegido. La presidencia no se pide, no se hereda, no se compra y no se gana solo porque uno es joven y tiene una señora que es rostro de televisión. Tampoco se gana con promesas vacías, porque esas son las mismas que después, a medianoche, vienen a darte pesadillas.
-¿Nunca tuvo ambiciones políticas? Con su imagen, saldría elegido enseguida.
-¡Nunca! El Viejo Pascuero es todo lo contrario de un candidato presidencial. A mi, igual que a ellos (o ellas) me piden de todo; pero a diferencia de ellos (o ellas) no digo nada. Simplemente, si puedo, dejo algo en la chimenea. No hay peor regalo que una promesa vacía.
-¿Cuál es el peor mito respecto a usted?
-Que soy de una bondadez infinita. No soy malo, pero no soy tan bueno tampoco. Esa es otra generalización de los medios, que necesitan empaquetar a todo el mundo para después venderlo como un trozo de carne en el supermercado. Hicieron lo mismo con mi padre, y créeme, él no era un santo.
-¿Resiente su fama?
-La fama tiene cosas positivas. Si no tuviera la fama que tengo, estaría junto a los ex empleados de la General Motors en la fila pidiendo trabajo. Pero por otro lado es limitante, soy mucho mas que el Viejo Pascuero.
-¿Cómo así?
-No quiero entrar en discusiones lateras, pero todos tenemos un Ying y un Yang, un lado oscuro y un lado claro. Si algo bueno me ha dado la edad, es que me liberó. Ya no siento la necesidad de responder a las expectativas del resto,
-Después de tanta avaricia y ambición en las cartas que recibe, ¿Por qué sigue interesado en cumplir los deseos de todo el mundo?
-Hablaba de esto mismo con mi analista el otro día. El dice que es porque mi madre nunca me aceptó realmente y estoy siempre tratando de agradar a los demás. Pero yo creo que es por razones mas sublimes. De verdad creo que el regalo de Navidad gatilla buenos sentimientos en la gente. No es solo la muñeca, el soldado de plomo, la bicicleta o el Mercedes Benz SML, sino la idea de que si deseamos algo con toda el alma, cualquier sueño puede convertirse en realidad.
- Falta solo una canción de Disney…
-Ríete, pero es cierto. Es como la visualización creativa, esta teoría New Age que dice que si imaginamos algo con la suficiente fuerza se hace realidad. ¿Nunca la probaste?
-Creo que no…
-Deberías hacerlo.
-¿Y qué está visualizando usted por estos días?
-Estoy visualizando paz. Estoy visualizando un mundo donde existe justicia y compasión; donde no hay abuso ni dolor. Estoy visualizando una mesa llena de comida con niños felices y padres satisfechos. En mi imagen no hay terrorismo, hambre ni pobreza. No hay usureros ni dictadores. No hay violencia. Es un mundo donde la energía es un derecho, donde cada animal es respetado, donde cada quien es capaz de crear amor con quien desee…
-Pero ese mundo no existe.
-No existe todavía, pero existirá. Te lo prometo. Y es promesa de Viejo Pascuero.
Thursday, October 29, 2009
Who Shot Rock & Roll? They did!!
Wednesday, October 28, 2009
Urs Fischer en el New Museum
Thursday, October 8, 2009
Almodovar-Cruz...A Love Story
Antes de siquiera escribir el primer párrafo de este post debemos aclarar que no, no sabemos si Penélope Cruz está o no embarazada. Pero si lo está, no lo parece.
La actriz entró hoy por la noche al auditorio de The New York Times con el pelo largo bien tomado detrás de un cintillo, montada en altos tacos y envuelta en un ajustado vestido negro que dejaba al descubierto suficientes curvas para justificar su estatus de “sex symbol” pero no tantas como para amenazar su fama de “fashion icon”.
¿Y el vientre? Invisible.
Detrás de ella, Almodóvar, que sí mostró orgulloso su barriguita en una polera rojo furioso semi escondida debajo de una chaqueta de cuero negro. Apenas se sentó en su silla, el director aclaró que se pondría lentes de sol- aunque el auditorio no tenia ventanas y ya era de noche- porque sufría “fotofobia”, y pidió que lo perdonaran si no entendía todo lo que se decía, porque su inglés es, con suerte, rudimentario, y porque está sordo del oído derecho.
Y entonces comenzó la conversación, parte de la serie TimesTalks, que en esta ocasión fue conducida por Lynn Hirschberg, una de las editoras de The New York Times Magazine, y que se concentró en la relación entre la estrella y el director y su nueva película,
“Los Abrazos Rotos”, que se estrenará en Estados Unidos el 20 de Noviembre.
Escuchando hablar a la pareja quedan pocas dudas de que la suya es una historia de amor.
Penélope contó que había soñado con trabajar con Pedro Almodóvar desde que vio “Átame” a los 13 años. “Esa fue la película que me hizo decidir convertirme en actriz”, dijo, “Al día siguiente salí, conseguí una agente- la misma que tengo hasta hoy- y comencé a ir a audiciones. Hice algunas cosas, pero seguía obsesionada con Pedro. Averigüé donde vivía, y muchas veces fui a la esquina de su calle por si lo veía aparecer en la terraza de su departamento. Mentí sobre mi edad para entrar a ‘La Gloria’, el club que él frecuentaba por entonces, pero nunca lo encontré”.
Como todos los grandes romances, este también está lleno de coincidencias y malos entendidos. Mientras Penélope recorría las calles de Madrid buscando a Almodóvar, Almodóvar se enamoraba de ella observándola en “Jamón Jamón”, la película de Bigas Luna donde la actriz devoró a besos a Javier Bardem y donde demostró una intensidad y sensualidad que, francamente, habrían resultado alarmantes para cualquiera que hubiera sabido que esa jovencita- todo boca y todo pelo- tenia apenas 17. Y sí, para conseguir el papel Penélope volvió a mentir sobre su edad.
“Un día estaba secándome el pelo en el baño de mi casa cuando mi madre me aviso que Almodóvar estaba al teléfono. Pensé que era una broma”, contó. El director no le dio un papel en “Kika” porque era demasiado joven, pero le prometió no la olvidaría. Y así fue. Un par de años después le dio un pequeño rol en “Carne Trémula” y luego uno protagónico en “Todo Sobre mi Madre’. “Me explicó que se trataba de una monja enamorada de un travesti, que tiene un hijo con él y se enferma de Sida. ¿Cómo podía decir que no?”.
El asunto suena trágico y divertido, las dos columnas de toda la obra del director español. “Esa es una característica de nuestra cultura”, explicó él, “Nos reímos de las tragedias porque es la única forma de soportar el dolor”.
“Los Abrazos Rotos” no es una excepción, y esta historia de una bellísima mujer que sueña con ser actriz y que vive bien cuidada por su maduro y millonario amante, está llena de drama y comedia. En una escena, el magnate se entera de la repulsión que provoca en su concubina- y no hay otra forma de describirla- cuando contrata a una lectora de labios para que descifre lo que dice sobre él en un seudo-documental- un reality show- sin sonido. La idea se le ocurrió, dijo Almodóvar, después de que los canales de noticias españolas contrataran a un personaje similar para averiguar que le había dicho Letizia de Asturias al Príncipe Felipe en el altar el día de su matrimonio. “Le dijo ‘todo es tan hermoso’, y el país, que estaba esperando algo mas sabroso, quedó decepcionado. De ahí en adelante todos los políticos españoles hablan con la boca tapada”.
El comentario arrancó risas en los casi 400 afortunados presentes esa noche, y las risas siguieron durante casi dos horas, porque Almodóvar, genio que es, habla como piensa, y todo lo que piensa es irónico, dramático, teatral, sentimental y divertido, una verborrea manchega tan magistral que parece haber sido dictada por el mejor escritor español.
Y hablando de escritores, alguien le preguntó qué consejo le daría a los jóvenes guionistas. Sacándose los lentes, el director advirtió que consejos no daba, y reglón seguido se contradijo a sí mismo y dio el mejor de todos. “Escriban sobre lo que les da miedo. Escriban sobre lo que les da vergüenza. No piensen en el mercado. Súbanse al metro, al autobús, párense al medio y escuchen las conversaciones ajenas. Escriban sobre lo que aman, aunque les suene ridículo. Y escriban desde el corazón”.
Penélope, que tiene la actitud cuidada de los que saben que todos los ojos están permanentemente sobre ellos, puso sus manos en su pecho y dijo entonces que Almodóvar había hecho su vida mas plena. “Pedro está abierto a la vida y a la gente”, aseguró, “Escucha y se ríe con todo el mundo. Está siempre rodeado de travestis, de ancianos, de jóvenes, de gente con historias…Ver la vida a través de sus ojos es una experiencia espectacular’.
La actriz comparó al español con Woody Allen y dijo que ambos tenían una visión similar sobre las ironías de la vida. Los dos, agregó, son capaces de ver lo divertido en la tragedia. “Cuando estábamos rodando ‘Vicky Cristina Barcelona’ tenia miedo de exagerar la locura de mi personaje, Maria Elena, pero Woody me dijo que no, que siguiera igual de loca, porque había conocido muchas mujeres como esas en su vida”.
Una de las ventajas de una conversación de largo aliento como las que organiza con bendita frecuencia The New York Times, es que hay tiempo y espacio para hablar de casi todo. Y si el que habla es uno de los grandes del cine, conviene escuchar cada palabra.
Almodóvar habló de su niñez en La Mancha, de cómo ese aquelarre de mujeres con las que creció se convirtió en la inspiración para “Volver”, una de sus películas mas autobiográficas y la de mayor éxito comercial.
Dijo que recordaba perfectamente a su madre y sus amigas, besándolo como pulpos, bigotudas y chismosas, completamente inconscientes de que él, a los cuatro años, ya escuchaba y guardaba todas sus historias. Para crear el rol principal de esa película- que le valió a Penélope su primera nominación a un Oscar- vio viejos filmes del neorrealismo italiano, esos fabulosos dramas protagonizados por Sophia Loren y Ana Magnani.
“En el cine español las madres nunca fueron sensuales, pero en el italiano sí. En ‘Dos Mujeres’ la Loren es madre por sobre todas las cosas, pero también es increíblemente sexual. Quise darle ese regalo a mi propia madre”.
Luego, sin siquiera dar un suspiro, habló de moda y de cómo los trajes y vestidos son parte fundamental de sus personajes. Contó que el vestido Chanel que Lena- su personaje protagónico en “Los Abrazos Rotos”- luce en una glamorosa escena es un símbolo “de todas las cadenas doradas que la atan”, y como John Galliano creó para la película un vestido rojo inspirado en el “new look” de Dior, que para él es el perfecto emblema del “film noir” de Hollywood en los años 50.
Y de ahí al color, otra de sus muletillas, vibrando en todas sus películas. “Pinto los muros y los pisos del color que me gusta”, explicó, “y luego pongo a los actores y sus vestidos contra él, para ver como se ven. El rojo es un color importantísimo en mis filmes, primero porque es muy español, y segundo porque se ve bien en todas partes. Mis autos son todos rojos, porque es un color que combina con cualquier carretera”.
Y de ahí a la música, las magnificas melodías que en sus últimas siete películas han sido creadas por Alberto Iglesias. “Tengo la suerte enorme de trabajar con él”, confesó, “porque no solo es un gran compositor, sino también una buena persona y eso es muy importante. Alberto no tiene ego y no le importa que yo, que de música se poco, le diga que tal o cual nota no me suena. No se si debería decirlo, pero mi colaboración con Ennio Morricone fue muy distinta. En ‘Átame’ ocupé menos de la mitad de la música que había compuesto’.
Almodóvar tiene con Penélope una relación similar a la que algún día tuvo con Antonio Banderas. Pero, como sugieren sus declaraciones de esta noche en Nueva York, ese fue un romance que murió de forma natural. “Ensayo muchísimo con mis actores, porque a menudo la décima toma es la mejor”, dijo, “Pero con Antonio era distinto. Confiaba mucho en sus instintos, que en esa época eran fantásticos. Le rogaba que no aprendiera sus parlamentos, que actuara siguiendo su intuición porque siempre resultaba mejor. Cuando pensaba mucho en una escena era una catástrofe”.
Mientras Banderas se ha entregado en cuerpo y alma a Hollywood, Almodóvar, a pesar de todas las invitaciones, sigue manteniendo una saludable distancia. “No me niego a hacer una película en inglés si el guión me gusta. Lo que no haría es una producción de Hollywood; creo que saldría perdiendo en la traducción”.
Uno de los mas cercanos intentos fue un “re-make” de “Two for the Road”, la película de 1967 de Stanley Donen, protagonizada por Albert Finney y Autrey Hepburn. “Yo no soy el director adecuado”, dijo, “Y es un filme que todavía me suena increíblemente moderno. ¿Pero no seria Penélope una perfecta Autrey Hepburn?”.
Penélope, sonriendo con sus ojos oscuros, se quedó en silencio y simplemente puso su mano sobre el hombro del director.
Monday, September 7, 2009
Anchor Woman
ABC acaba de anunciar que Diane Sawyer será la conductora de su noticiero central a partir de Enero próximo. La noticia, según algunos, es revolucionaria porque por primera vez el segmento de las 6:30 a las 7 PM, el horario de “prime news” en las cadenas abiertas norteamericanas, estará dominado por mujeres. (Katie Couric está a cargo del noticiero en CBS).
Pero esta es una revolución a medias y totalmente tardía, como recordó Alessandra Stanley en The New York Times este fin de semana, porque con noticias 24/7 en el insufrible cable, los “noticieros centrales” hace rato que perdieron todo poder e influencia.
Son una reliquia, un símbolo añejo de esos mismos tiempos en que uno esperaba el día de mañana para leer las noticias de ayer en el periódico.
Lo que sí merece un titular es la propia Sawyer, que aunque comparte el pelo rubio, la voz aterciopelada, la cara bonita y las largas piernas que abundan entre las lectoras de noticias- a veces pareciera que Fox y CNN buscan las suyas entre ex finalistas de Miss América circa 1993-, tiene un elemento que la distingue del resto: su edad.
Diane tiene 62 años.
62 años estupendamente bien mantenidos- “ridículamente” bien mantenidos, según la Stanley- pero 62 al fin y al cabo.
¿Cuándo fue la ultima vez que vió a una mujer de esa edad avanzar en su carrera televisiva?
La televisión- y que no haya malentendidos; soy un adicto- es una moledora de carne cuando se trata de talentos femeninos. Aquí la carrera es corta y cruel, como la de una bailarina, e incluye la lectura del pronostico del tiempo o el reporteo de concursos culinarios entre los 20 y los 30, el noticiero de la tarde o despachos “serios” desde la bolsa entre los 30 y los 40, y, después de eso, encontrarse en la incómoda posición de saber que sus jefes no tienen idea qué hacer con un “rostro” que ya comienza a mostrar un par de arrugas.
¿Y Barbara Walters?, dirá usted. ¿Y Meredith Vieira? ¿Y Christiane Amanpour?
Y ahí se quedará, tratando de pensar en otro ejemplo.
Los ejecutivos de televisión le dirán que este es un fenómeno inevitable, que la televisión es un “medio visual” y que por lo tanto exige ciertos estándares de belleza física.
E inmediatamente después se despedirán, porque van corriendo atrasados a celebrar el cumpleaños numero 104 de Larry King.
Así las cosas, no queda mas que celebrar la llegada de la Sawyer- que dicho sea de paso es la mujer del brillante director Mike Nichols- como una brisa de aire fresco en los noticieros americanos.
¡Viva la revolución!
Thursday, August 13, 2009
The September Issue
Antes de leer el próximo párrafo, vaya a su botiquín y busque un “Enviex” para evitar un ataque de envidia.
Hoy vi “The September Issue”, el documental de R.J. Cutler sobre la creación de la edición de Septiembre del 2007 de “Vogue”, la mas grande en la historia de la revista.
840 páginas.
La película, que no se estrenará en Estados Unidos hasta el 11 de Septiembre- justo cuando comienza la Fashion Week de Nueva York-, ha sido motivo de comentarios y rumores durante meses porque, claro, en el centro de la acción está Anna Wintour, editora en Jefe de “Vogue”.
Si no sabe de quién estoy hablando, es porque jamás leyó este blog.
El filme ha sido ampliamente publicitado como una mirada íntima al cerrado circulo que rodea a la editora y, mejor aun, un rarísimo vistazo al carácter y la personalidad de la que muchos consideran la mujer mas poderosa en el mundo de la moda internacional, un fabuloso insecto fashionista talla 2 con nervios de acero y vocación de dictadora.
Pues bien, ni con todo su poder y gloria, Anna fue capaz de evitar que Grace Coddington, literalmente, le robara la película.
Este es un asalto inesperado y bienvenido, porque la Coddington, que en “The September Issue” es descrita- por la misma Wintour, no less- como “la editora de modas mas brillante del mundo, un verdadero genio”, trae humor, simpatía, sentido común y, más que nada, humanidad, a un mundo que de otra manera habría quedado plasmado en el celuloide como un universo frío y calculado.
El mundo de la moda.
A diferencia de otros geniales documentales sobre el tema como “Unzipped” – sobre Isaac Mizrahi- o “Valentino: El Ultimo Emperador”, esta es una película absolutamente despojada de glamour.
Aquí todo es negocios, y minutos pasan y pasan mientras Anna, con la rigurosidad de un general, planea transacciones y complots, da consejos sobre ventas y entregas de mercancía, lanza millonarias sesiones de fotos al tarro de basura porque no le gusta el resultado, o, con una sola mirada, decide que tal o cuál vestido de couture no tendrá un espacio en su revista y quedará, por lo tanto, condenado al olvido.
Negocio cruel el suyo, para el que está bien preparada.
Hija de uno de los periodistas mas respetados de Inglaterra, su hermano, según explica en la película, se dedica a conseguir habitación para los mas necesitados de Gran Bretaña, y su hermana a proteger los derechos de los campesinos en Latinoamérica.
Su propia hija, Bee, tan linda, tan chic, dice frente a las cámaras que jamás se dedicaría a la moda como su madre, que es una industria extraña, llena de personajes excéntricos que piensan que el mundo empieza y termina en la pasarela.
No señor, Bee quiere ser abogado.
Y ahí queda Anna, con su elegante rostro incómodamente congelado en la pantalla grande, confesando con su mirada que tanto esfuerzo y trabajo, tantos disgustos, tantas exasperaciones, solo provocan “diversión” entre sus mas cercanos.
“Mi familia piensa que es lo que hago es ‘amusing’”, dice sonriendo. Una sonrisa que no tiene nada de alegre.
Y justo ahí, cuando se la ve más insegura, es cuando su imagen de cuidada perfección se enfrenta a la de la Coddington, la mujer que ha sido su mano derecha durante mas de veinte años.
Son colegas, pero eso no significa que sean amigas.
En una escena, ambas esperan un ascensor para subir al atelier de Jean Paul Gaultier en Paris. Y aunque son solo unos segundos, en el silencio de su relación se siente como un siglo.
La Coddington no le tiene miedo a la Wintour. Quizás es la única. Y de pronto pareciera que, por el contrario, es la Wintour la que se siente intimidada por esta mujer de cara blanca y orgullosas arrugas, pelo rojo enrizado como el de una bruja, que se pasea por los pasillos con una autoridad y una experiencia que dejan sin aliento.
Si la Wintour es el Papa- como alguien la describe en el documental- la Coddington es la Madre Superiora.
Una esta allá arriba, en la soledad del trono. Es la otra la que lleva la carga del día a día.
Grace, una ex modelo que abandonó esa carrera después de un accidente automovilístico que dejó marcas en uno de sus ojos, no muestra un atisbo de pretensión.
Mas increíble aun, tampoco muestra una huella de ambición.
Con la calma de una institutriz que ya ha sufrido una buena cuota de niños malcriados, recorre las oficinas de “Vogue”- que no son tan elegantes como uno supondría- dando lecciones de ironía, de amable sarcasmo, y de constante calidez.
La cámara la sigue a Paris, donde ha asistido a las colecciones de couture durante cuatro décadas, y descubre que sus ojos no se iluminan frente a las barrocas colecciones de Galliano o Gaultier, sino frente a un perfecto jardín. “!Que belleza!”, dice con genuino aprecio, y observando el paisaje no queda más que coincidir con sus palabras.
Montada en un taxi, cuenta que comenzó su carrera trabajando para Norman Parkinson, el célebre fotógrafo. “El me dijo que no cerrara nunca los ojos”, dice, “que jamás durmiera en el auto, porque todo lo que vea a través de la ventana es inspiración”.
Como amé a esta mujer.
Inspiración le sobra. Y profesionalismo también. Sin hacer ningún alarde, termina siendo la gran estrella de la edición de Septiembre, que ese año publicó exclusivamente su trabajo, salvo por una lamentable sesión de fotos en Roma con Sienna Miller para la portada, fotografiada por Mario Testino.
Mientras la Wintour apenas le dirige la palabra a sus subalternos- y si lo hace es para llamarles la atención sobre un detalle que no corresponde a sus estándares-, la Coddington no deja en ningún momento de crear complicidad con todos los que la rodean. Incluso con el camarógrafo del documental, al que convence de participar en una de las sesiones de fotos.
La Wintour, cuando ve esa imagen, decide que el camarógrafo es demasiado obeso y que ese es un problema que debe ser solucionado rápidamente gracias al abracadabra del photoshop.
Grace, sin siquiera darse la molestia de informar a la editora, decide que la foto es mucho mas interesante con una buena panza.
“Es bueno tener gente real en las fotografías”, asegura, “basta con que las modelos sean irreales”.
El resto de los protagonistas de la película son una comparsa que no provoca ninguna sorpresa. Las “voguettes” son todas delgadas y crispadas. Mario Testino es un divo que no fotografía el Coliseo porque no le parece interesante. Y André Leon Talley es retratado (injustamente) como una “fashion victim”, un gigante que juega tenis- porque Anna se lo “sugirió”- acarreando bolsos deportivos, porta raquetas y toallas con el logo de Vuitton. Una caricatura.
Millones van y millones vienen. Gigantescos baúles de ropa cruzan el Atlántico de lado a lado; abundan las pelucas, los postizos, los elegantes salones del Ritz de Paris, y también abundan los rechazos.
Chanel (Iman) y Hilary (Rhoda)… Out!!
Así las cosas, es mejor dejar que Anna saque cuentas en su oficina. El corazón de “Vogue” – y de “The September Issue”- pertenece a Grace Coddington.
Wednesday, August 5, 2009
Are You Poorgeois?
Los llaman la “Poorgeoisie” y son- según “The Wall Street Journal” en Nueva York y “The Guardian” en Londres- la nueva “bourgeoisie”, una burguesía disfrazada de modestia que consume tanto o más que la tradicional pero que detesta exhibir los frutos de su riqueza. Son los “ricos anti-ricos”, como dijo el Journal, y aunque su origen aparentemente está en enclaves “poorgeois” como Brooklyn o Portland, ahora extienden sus redes por todo el planeta.
Esta no es una casta fácilmente reconocible, porque igual que sus antecesores, los “bohemios burgueses” o “BoBos”, los miembros de la pobresia no buscan impresionar a nadie que no sea uno de sus pares. Para el resto no parecen mas que un puñado de jóvenes neo-hippies en ajustados jeans, camisas leñadoras y viejos bolsos de cuero, porque ¿quién iba a saber que el bolso en cuestión fue hecho a mano en material reciclado del siglo 19 y adquirido en el ultra chic Dover Street Market de Londres por una pequeña fortuna?.
“ La ‘poorgeoisie’ es un movimiento contracultural de ricos que han adoptado un consumismo que va en contra del consumismo”, explicó “The Guardian” recientemente, “Gastan dinero con el propósito de parecer que no lo han gastado. Son personas ricas que no quieren parecerlo; sienten vergüenza de su fortuna en momentos de crisis económica”.
Así, a primera vista, los jerarcas de la casta parecen pobres mortales. A menudo se trasladan en bicicletas “vintage”, cultivan sus propias hortalizas y viven casas que, observadas desde fuera al menos, son un grito de poca pretensión.
¡Ah, pero cruce las puertas y se encontrará con otro mundo!
La mujer “poorgeois” es una diosa del minimalismo y sabe reconocer perfectamente las ventajas de cada diseño y material. Junto a su decorador- otro “poorgeois” que, con sus gastados pantalones de Rag & Bone y sus T-Shirts de Project Alabama no tiene nada que ver con el diseñador de interiores tradicional- recorre mercados de las pulgas en Londres, Paris y Buenos Aires buscando muebles y objetos que creen una atmósfera de envejecida y discreta elegancia. El ‘look” es muy industrial siglo 19, mezcla de Dickens y Proust, con cómodos sillones de cuero, lámparas de alguna antigua fábrica, picaportes de cristal y arte contemporáneo en los muros adquirido en la White Cube gallery de Londres, en Phillips & de Pury en Manhattan, o directamente en el estudio de un prometedor artista berlinés.
No seria raro que un visitante distraído pensara que en estos salones no abunda la limpieza; pero no se equivoque, porque la familia “poorgeois” mantiene el aspecto añejo y mohoso de sus residencias con la ayuda de una o dos ‘au pairs” de Ghana o Trinidad que aparte de mantener el aspecto cuidadosamente descuidado de la residencia, tienen entre sus responsabilidades exponer a los niños de la “poorgeoisie” a una muy necesaria “diversidad cultural”.
Por vocación, estética y estilo de vida, el hombre “poorgeois” luce siempre algo de pelo en su cara. Eso le da un aire rudo, varonil, alejado de toda moda o tendencia, que combina perfecto con su Vespa original de 1958 adquirida a precio astronómico en una venta de Sotheby’s en Roma.
A diferencia de la burguesía tradicional, que no pierde oportunidad de hacer alarde de sus posesiones, la nueva “pobresía” jamás habla de dinero. Le parece de mal gusto andar diciendo que pagó 40 dólares por una libra de procciutto o que el vino varietal en su mesa, tan deliciosamente decadente, proviene de su propia viña en Napa.
La educación es prioritaria para este grupo, y Harvard, Yale, Cambridge, Wharton y Oxford son terrenos que les resultan bien conocidos. Titulo en mano, sin embargo, rechazan ofertas en gigantescos bancos o empresas multinacionales, y se dedican a crear sus propias carreras en áreas “creativas” como el ‘dealership” de arte, la edición de libros alternativos, líneas de moda ecológicas, sitios de Internet o la fabricación de productos orgánicos. Solo Dios sabe cómo, estas empresas invariablemente se transforman en pequeños gigantes económicos, un “karma” que el “poorgoeis” prefiere ocultar por terror a ser considerado burgués o, pero aun, un “maldito capitalista”.
La televisión en estos círculos es considerada enemiga número uno, salvo cuando se trata de programas culturales o debates de actualidad. Solo entonces la pareja “poorgeois” se instala frente a la pantalla, ella con una taza de té de “Marriàge Frêres”, la exclusiva marca parisina, y él con una de café “Stumptown” de Oregon, el único café- recién molido por la ‘au pair’, por supuesto- que los miembros de la casta aceptan como suyo.
Cuando se trata de vida nocturna, jamás se encontrará con un “poorgeois” rogando por una mesa en el “Monkey Bar” de Nueva York o haciendo una larga cola para entrar a “Favela Chic” en París. Los lugares de moda no le interesan, y pagar una cifra de dos dígitos por un “drink” solo para estar sentado a dos mesas de Madonna le parece obsceno. En cambio, prefiere sitios como “The Wapping Project” en Londres, un espacio de arte y restaurant de ambiente definitivamente “poorgeois”, ubicado a solo pasos de la Tate Modern, donde es posible disfrutar un simple plato de pasta sin que nadie sospeche que lleva un precio de 45 dólares en el menú.
“Poorgeoises” hay en todas partes. En Nueva York no es raro encontrarse con ellos en Williamsburg, el súper ‘trendy” barrio donde estos “hipsters” viven en decaídos espacios industriales renovados a un costo de 1.5 millones de dólares, o en las tiendas de antigüedades de Atlantic Avenue, también en Brooklyn, donde una tarde shopping significa gastar 26 mil dólares en una vieja mesa de carnicero, perfecta para el escritorio.
En Londres están en Notting Hill, en el Southbank o en los alrededores de Hoxton Square. En Buenos Aires, obviamente, en Palermo SoHo. Y en Chile, donde la nueva generación de actores liderados por Benjamín Vicuña y Gonzalo Valenzuela es el perfecto ejemplo de la vibrante “poorgeoisie” de la ciudad, se concentran en viejas cuadras de Providencia, Nuñoa y La Reina.
Si quiere integrarse a esta tribu cool, comience por esconder sus vestidos de Versace y sus carteras de Prada, deshágase del Porshe y olvídese de las vacaciones en el Four Seasons de Bali. La vida simple es lo que se usa. Aunque salga mas cara.
Wednesday, July 8, 2009
Bewitched
Hace unos días, el ex candidato presidencial John McCain se unió al coro de voces republicanas que exigen que el asunto de la tortura en Guantánamo durante la administración Bush no sea investigado. Hurgar en esas acusaciones, dijo, seria “una caza de brujas”.
Abracadabra, pata de cabra
Que este hechizo dorado
deje todo olvidado.
El candidato no debería haber invocado el nombre de las brujas con tanto descuido. Sin quererlo, puede haber creado un aquelarre.
Según un articulo de opinión publicado la semana pasada en “USA Today” por Mary Zeiss Stange, una profesora de temas femeninos y religión de la Universidad de Skidmore, nadie conoce mejor los horribles efectos de la tortura que una hechizada.
Entre los siglos 15 y 17, recordó en ese periódico, miles de personas fueron acusadas, torturadas y sentenciadas por la Inquisición y por un circo farsante de jueces formado por hombres que, además, eran en su mayoría sacerdotes.
Gran parte de los acusados eran mujeres, y por eso ese horroroso periodo histórico es también conocido como el “holocausto femenino”. Pero también hubo judíos de ambos sexos, personas física y mentalmente incapacitadas y, por supuesto, homosexuales, todos sospechosos de crímenes que incluían desde destruir cosechas y causar la muerte de recién nacidos a, convenientemente, provocar la impotencia masculina.
A alguien tenían que culpar de semejantes desgracias, y si no podía ser El Creador, ¿por qué no las brujas?
Igual que los torturadores modernos, estos guardianes de la moral buscaban confesiones. Y para obtenerlas recurrieron a planchas calientes, agua hervida, ataque de perros, privación de comida o sueño… ¿Suena conocido?
Si la administración Bush tuvo sus “torture memos”, la Inquisición Católica tuvo su “Malleus Maleficarum”, un libraco siniestro donde la Iglesia explicaba, por ejemplo, por qué es mas conveniente usar tal sistema de tortura y no otro para obtener la confesión deseada.
Y confesiones hubo, entonces y ahora.
Según la Zeiss Stange, las supuestas brujas fueron consistentes en sus historias de romance con Satán y la brujería. Tan consistentes, que sus confesiones parecen una sola: la confesión de cualquier persona que, bajo las penas del infierno, está dispuesta a decir lo que su torturador le indique.
El articulo (y algún día aprenderé como crear links en este blog) deja con el corazón destrozado, no solo porque estas atrocidades hayan existido, sino porque pueden volver a existir.
Después de leerlo pensé en “La Hechizada”, mi serie favorita en la niñez. ¿Habrían torturado a Samantha? ¿A Endora?
Igual que esta brujas de película, viví durante largo tiempo escondiendo mi identidad en medio de la placidez de un suburbio de clase media, temeroso de que alguien descubriera que ahí, a plena vista, en el colegio, en la iglesia, en el supermercado, en el gimnasio, había un peligroso impostor.
Samantha y Endora, pensé después, habrían arrancado de los torturadores con una simple arriscada de nariz y aparecido segundos después en lugares mas apropiados para una bruja, como la corte de Louis XV o la Roma de la Dolce Vita.
Yo, en su momento, arrisqué la mía y aparecí en Nueva York, completamente hechizado.
Ahora McCain, Dick Cheney y sus secuaces han llegado a practicar su brujería a mi puerta. Pero son solo aprendices de mago, pobres David Copperfields políticos que no tienen idea de cómo crear un hechizo eficiente, que confunden una cola de gato con un hervidero de yesca, una poción de amor con una de venganza, o, peor aun, un mantra de justicia con uno de crueldad.
Yo, por mi parte, lanzo mi propio hechizo.
Samantha, Endora
que viva Gomorra
Que McCain, Cheney y Bush,
queden convertidos en ositos de plush.
Wednesday, July 1, 2009
VOGUesquire
Si cuando tenia trece o catorce años alguien me hubiera dicho que algún día iba a escribir para “Vogue” y “Esquire” al mismo tiempo, habría arrancado las cortinas del living, me habría envuelto en ellas, tomado el encendedor “Bic” de mi mamá e inmolado ahí mismo, al lado del stereo. Y luego habría corrido por la calle Bilbao aullando “I’m a star!! I’m staaaar!!! I’M A STAAAAAARRRRR! hasta caer a las alturas de la calle Manquehue como la bruja del Mago de Oz, convertido en un montoncito de ceniza verde y fétida de éxtasis, vanidad y papel couché.
Gracias a Dios ahora soy un profesional maduro, un hombre hecho y derecho, un periodista que sabe mantener su “cool”.
Aquí no ha habido alardes de ningún tipo. Simplemente he reaccionado como cualquiera lo habría hecho en mi lugar.
De aquí en adelante, Mr. D sabe que nuestros gatos no pueden estar jamás en la misma habitación que “Vogue” y “Esquire”. Si las revistas están en el living, los gatos deben permanecer en el dormitorio y viceversa.
No vaya a ser que las portadas se ensucien con algún pelo felino.
Los dos ejemplares permanecen ahora en nuestra mesa de centro, a la mano en caso de que cualquier visitante me pregunte ¿Cómo estas?, ¿En qué andas? o ¿Cómo esta tu familia?, interrogantes que inevitablemente llevan a que yo saque las revistas de la caja de cristal con luces halógenas y temperatura acondicionada donde se encuentran, y les muestre el fruto de mi trabajo.
¡No las toquen!, les indico, y luego les ruego que usen los guantes blancos instalados a un costado, similares a los que el Smithsonian en Washington provee para los afortunados que pueden tocar la Declaración de Independencia.
Luego vienen los obvios halagos, que recibo siempre con incomodidad y modestia, porque como expliqué mas arriba, me he tomado todo esto con mucho “cool”.
Mientras vuelvo a poner las revistas en su lugar, les explico que no es nada, que soy un periodista mas, un reportero, un obrero de la información, y luego vuelvo a limpiar el cristal con Windex, para que quede diáfano y brillante, sin huellas digitales.
¿De verdad te gustaron las revistas?, le pregunto a Mr. D una vez mas al final de la noche, cuando ya estamos con la cabeza en la almohada, listos para dormir, y él me contesta “si, si”, en medio de ronquidos.
A la mañana siguiente, antes de que parta la oficina, vuelvo a preguntarle, solo por curiosidad, si hablaba en serio cuando la noche anterior me dijo que de verdad le habían gustado.
El dice “si, si” nuevamente y sale corriendo con la cara enojada y dando un portazo.
No caben dudas de que el éxito profesional de una de las partes puede crear tensiones en la pareja.
Por mi parte, estoy contento que esto haya sucedido a estas alturas de mi vida. De otro modo, ¿quién sabe?, quizás se me hubieran ido los humos a la cabeza.
Una situación como esta habría sido peligrosa en la juventud. Mire usted lo que ha sucedido con Lindsay Lohan.
Mi vida, curiosamente, no ha cambiado. Sigo encadenado a mi escritorio, levantándome de cuando en cuando para limpiar el baño de los gatos, poner los platos sucios en el lavavajillas y hacer la lavandería.
La única diferencia, quizás, es que ahora, mientras veo la secadora dar vueltas y vueltas, me quedo pensando en mi obituario.
“Manuel Santelices, periodista que publicó simultáneamente en Vogue y Esquire en la década del 2000, murió ayer en Nueva York. Siguiendo las órdenes de su testamento, sus sobrinos tataranietos lo enterrarán en un ataúd revestido con páginas de ambas publicaciones…”.
AMO AMA
Ayer, The New York Times publicó un perfil de Lisa Maria Falcone, una mujer alta y delgada con afición a los tacos altos y los vestidos de Cavalli que, de pronto, se ha convertido en una de las grandes benefactoras de una ciudad bien conocida por su filantropía.
Lisa Maria sorprendió a todos a comienzos del mes pasado cuando durante una comida organizada por los creadores de The Highline, el nuevo y espectacular parque elevado en el West Side de Manhattan, se levantó y anunció que ella y su marido entregarían 10 millones de dólares como contribución a este sitio, una maravilla de arquitectura y paisajismo abierta a todos los habitantes de la ciudad.
La Falcone no es la única generosa.
Suba por los escalones del Metropolitan Museum y verá inscrito en los muros cientos de nombres de benefactores. Lo mismo sucede en el Walt Disney Concert Hall en Los Angeles, donde no hay un rincón que no lleve un apellido. O en el MoMa, donde los Lauder o los Cisneros, por nombrar solo algunos, tienen sus propias galerías. O en el Central Park, donde cada banqueta lleva una inscripción, la mayoría con nombres de personas que no tienen grandes fortunas pero que un día, sentadas bajo las árboles, decidieron que seria una buena idea ayudar a mantener y compartir esta joya verde en el corazón de la ciudad.
De El Museo del Barrio al New York City Ballet, de la Metropolitan Opera al Coro de Niños de Harlem, no hay una institución en Nueva York que no sobreviva gracias a estas donaciones que existen, en parte, porque pueden ser descontadas de impuestos, una estupenda idea que deberia ser imitada.
En Latinoamérica las cosas son distintas, y aunque ahí es normal que las grandes empresas o gigantescos bancos busquen promoción e imagen a través del apoyo a las artes, los individuos a menudo prefieren seguir ese refrán que dice que la caridad empieza por casa.
Grandes casas. Casas protegidas por gigantescos muros, cercas eléctricas y, en ocasiones, guardias armados, que contienen obras de Matta, Picasso o Chagall que solo son pueden admiradas por sus dueños y, con suerte, por uno que otro invitado.
Pero las cosas parecen estar cambiando, al menos en Chile.
Este 8 de Julio se inaugura la exhibición “Flujo” en el Museo de Artes Visuales de Santiago, MAVI, una muestra de los artistas Gerardo Pulido y Tomas Rivas, los primeros ganadores de la Beca AMA, bajo la curaduría de Cecilia Brunson.
La beca entrega recursos a artistas chilenos para hacer residencias en el extranjero y fue creada por Juan Yarur, que por estos días está dando una lección sobre cómo promover y ayudar al arte en un país donde el arte a menudo es considerado un lujo innecesario, un gasto irrelevante o, peor aun, una frivolidad.
(Y aquí, un “full disclosure”: Juan- “Juanito”- es uno de mis grandes amigos y lo adoro, así que este post esta teñido de cariño y admiración)
La prensa ha comenzado a hablar del ‘mecenas”, pero el apodo es algo injusto. porque se queda corto para describir lo que está haciendo.
A los 23 años, y después de largo tiempo siendo considerado poco mas que una caricatura de “party boy” y “socialite”, Juan está mostrando una nueva cara. Su pasión por el arte contemporáneo es genuina y entusiasta, y si alguien tiene dudas, basta decir que es el miembro mas joven- y el único chileno- en el “board” de adquisiciones de la Tate Modern en Londres.
He escuchado a alguien decir que, claro, con dinero, eso no es tan difícil. Y el comentario es tan ignorante y envidioso que mas vale saltárselo.
Solo Dios sabe qué habría hecho yo si hubiera estado en los (fabulosos) zapatos de Juan a su edad. Lo mas probable es que hubiera arrancado rápidamente a Londres o Nueva York a buscar aventuras y a tatarear por las calles esa canción que tantos otros en circunstancias similares prefieren cantar- ¡YO-YO-YO!.
Pero él, para fortuna de los artistas chilenos y del país entero, ha elegido otro camino.
Solo queda decir BRAVO y GRACIAS!
Friday, June 26, 2009
Michael Jackson is Dead
En Marzo del 2002 el mundo entero pareció unirse en una sola carcajada frente a las imágenes del matrimonio de Liza Minelli y David Gest.
La pareja, una perfecta caricatura de ambiguo romance destinado al naufragio, apareció en las fotografías junto a los dos invitados mas importantes en la boda, Elizabeth Taylor y Michael Jackson, la primera con un curioso tocado negro en la cabeza, cubierta de joyas y la mirada algo perdida, y el segundo envuelto en un ajustado traje de terciopelo azul con cuello “Peter Pan” blanco, adornado con un lujoso camafeo, la cara pálida como una gota de leche y el pelo negro azabache peinado al medio y hasta los hombros.
Un flash y ahí está: el retrato perfecto del lado mas oscuro de la fama.
Liza y Liz, sin duda, conocen bien el camino siniestro y solitario que a veces acarrea el estrellato, pero sus vidas parecen un cuento de hadas en comparación a la de Jackson. De los tres, el cantante es el único que creció sin protección frente a su propia celebridad. Liza tuvo, para bien o para mal, a Judy Garland, y Liz tuvo la poderosa oficina de marketing MGM.
Michael, si algo tuvo, fue un padre con el aspecto y el carácter de un ogro, dispuesto a lo que fuera para convertir a sus niños en una maquina de hacer dinero. Y no terminó defraudado.
Es posible que sus hermanos hayan quedado satisfechos con los pequeños privilegios que da la fama súbita, especialmente si llega en la adolescencia: un harem, algo de dinero en el bolsillo y el orgullo de saber que todas las escolares de Estados Unidos tuvieron algún día su foto colgada en su habitación. Pero Michael, que era el mas pequeño y el mas popular de los “Jackson 5”, quiso desde el principio mucho mas que eso. Quiso adoración total y global, perfectamente empaquetada y lista para ser consumida no como un producto, sino como una religión.
Por lo mismo creo sus propios ritos, hábitos y códigos- de su famoso “moonwalk” al guante plateado, de sus chaquetas militares a la infinitamente cambiante pigmentación de su piel- y los convirtió en símbolos que, como una cruz o una espada, son inmediatamente reconocibles y cargados de significado: la Iglesia de Michael Jackson.
Este templo del pop y la fama, sin embargo, tuvo a menudo sus puertas cerradas.
A pesar de las miles de portadas, de los millones de fotografías, de los libros, CD’s, y documentales dedicados a él, Jackson fue mas que nada un misterio durante los 50 años que duró su vida.
La mayoría de lo que se sabe de él proviene de algún pasquín, de rumores tan enajenados y extraños, que parece imposible que sean ciertos. Que su mejor amigo es un chimpancé. Que quiere cambiar su raza. Que es gay, pero estuvo enamorado de Lisa Marie Presley y Brooke Shields. Que duerme en un sarcófago helado. Que se le cayó la nariz después de tanta cirugía. Que está obsesionado con Peter Pan...Después de décadas de rumores y comentarios, el mundo no tuvo mas alternativa que llegar a la conclusión de que Jackson era un “whacko”, un talentoso extraterrestre, un excéntrico millonario y, posiblemente, un pervertido.
Cada vez que la estrella pretendió defenderse, fue para peor.
Su imagen en la última década de su vida es un póster lleno de malas noticias Sus ojos negros aparecían permanente tristes y coronando una cara donde no quedaba un rastro de ese niño de nariz gruesa, enorme sonrisa y gigantesco afro que la prensa, con tanto entusiasmo y crueldad, sacaba nuevamente del baúl de los recuerdos cada vez que estallaba un nuevo escándalo.
Su voz pequeña y susurrante, comparada a veces con la de Jackie Kennedy, no se compadecía con el calendario que aseguraba que se acercaba peligrosamente a los 50.
En el peor momento de su vida, acusado de pedofilia y enfrentado a la posibilidad de veinte años de cárcel, le confesó a un periodista británico en televisión que sí, que le gustaba dormir en su cama con niños y que no veía nada de malo en eso.
Quién sabe si en esta afición había o no perversión- la justicia decidió que no la había-, pero, a ojos del publico al menos, la declaración resultó ser una confesión.
Y después de eso, mas aislamiento y mas soledad.
Es fácil deducir que Jackson murió preocupado. A punto de estrenar una serie de 50 ambiciosos conciertos, su “regreso” había sido planeado como un clímax profesional y un salvavidas económico. Las deudas, aseguran los periódicos, eran enormes. Los gastos también. Y Michael sabia bien que sin dinero ni fama, quedaba completamente al descubierto, indefenso frente a los acreedores, los abogados, los niños mentirosos, los padres corruptos, las mucamas habladoras, la familia demandante, y, sobre todo, el público y los fans, que habían comenzado a abandonarlo lenta pero progresivamente desde ese glorioso día en 1982 en que “Thriller” se convirtió en el álbum mejor vendido en la historia de la música.
Ese fue el día que marcó el comienzo del fin.
La escritora Colette, que de estas cosas sabia, escribió en una oportunidad que una persona ‘anormal” no debe jamás sentirse como tal, sino mirar al resto y llegar a la conclusión de que no son mas que unos “cerdos monstruosos distintos a mi”.
Es posible que Jackson haya seguido este consejo como modo de supervivencia frente a un universo que a menudo lo trató con dosis similares de admiración y repudio.
Mas allá de las enormes rejas de “Neverland”, su rancho en Montecito, California, el mundo parecía violento, vulgar y aterrador. En su propiedad, en cambio, todo eran juegos, música, flores, comics, estrellas y niños.
Jackson no quería crecer porque no tenia idea de cómo lidiar con la madurez y sus consecuencias. No quería ver o escuchar malas noticias. Su inocencia forzada era la fuente de su creatividad y de cualquier cosa que en su caso pueda haber llevado el nombre de alegría.
La sorpresiva muerte del ídolo ha levantado un espejo frente a la cara de la cultura popular. Y la imagen reflejada no es bonita.
Igual como ha sucedido con otras estrellas caídas en desgracia- Ana Nicole Smith, Kurt Cobain, River Phoenix- los vicios reales o aparentes de Jackson fueron estrujados hasta la última gota en busca del rating o la venta de periódicos y revistas. Mientras mas grotesca era la historia, mas subía el “people meter”, y por lo mismo no es raro que desde desfalcos financieros a rampante abuso de menores no hubiera quedado un pecado sin mencionar junto a su nombre en los últimos años.
Su paro cardiaco detuvo también este flujo de acusaciones y calumnias. Por un rato. Encienda hoy la televisión o surfee la Internet, y lo mas probable es que se encontrará con la imagen mas dulce de Jackson, sus baladas románticas, sus contagiosos himnos pop y una sonrisa amable que parecía haber desaparecido por completo. Pero no se engañe. El romance con los muertos recientes es genuino pero frágil, y lo mas probable es que no pase mucho tiempo antes de un editor decida que ha pasado tiempo suficiente y que ha llegado la hora de contar nuevas revelaciones o atrocidades.
Afortunadamente, Jackson ya no estará aquí para leerlas.
Thursday, June 18, 2009
Creating Chile
El espacio se llama “Puro Chile”, fue creado por Marcelo Junemann, editor de la revista “Big”, y diseñado por el arquitecto Felipe Aassadi (creador de la casa mas arriba) y será inaugurado en una esquina del SoHo en Nueva York en Septiembre próximo.
Arrancando las primeras palabras de la canción nacional, este dúo pretende mostrar una cara distinta de Chile en el extranjero.
Una cara mas moderna. Una cara mas creativa. Una cara mas cool.
No son los únicos.
Ayer, en uno de esos días que llenan de ideas y energías, me reuní con dos diseñadores chilenos que están colaborando a que el nombre del país sea mencionado cada vez que se habla de creación y vanguardia artística.
La primera fue Sandra Müller, que nació en Chile, creció en Francia y Suiza, ahora vive en Los Angeles, y acaba de integrarse al influyente Council of Fashion Designers of America (CFDA).
Si está esperando de ella discretos colgantes o aritos de perlas, busque en otro lado, porque lo que Sandra hace está lejos de la legendaria ( y mortalmente aburrida) discreción chilena cuando se trata de joyas.
Mezcla de Goth & Rock, sus diseños incluyen broches en forma de guitarra en platino y turquesa, enormes e intrincados brazaletes, calaveras y un collar con puntas en diamantes y platino tan espectacular que, durante la entrega de premios del CFDA realizado el lunes pasado, Marc Jacobs y Antoine Arnault la detuvieron para admirarlo.
Sandra creció rodeada de estrellas –Audrey Hepburn, Julie Andrews, Liz Taylor y Doris Brynner eran sus ‘tias’, Daphne Guiness su compañera de juegos- y de ellas, sin duda, algo aprendió sobre su oficio.
El segundo fue Sebastián Errazuriz, que con una mezcla de talento, pasión y “cool look” se ha convertido en uno de los diseñadores mas comentados de Nueva York en el último tiempo.
La revista “Interview” le dedicó tres páginas en su “Design Issue” de Mayo con una entrevista realizada por Ross Bleckner. Además ha ocupado la portada de “I-D” y páginas en “Wallpaper” y “The New York Times” ‘T’ Magazine.
Y si quiere mas datos, aquí van: Keanu Reeves compró una de sus mesas hace unos días, y Takashi Murakami es fan.
¿Qué hace Sebastián? De todo; desde una lámpara fabricada con un pato taxi dérmico a una gigantesca mesa de cristal montada en un tronco. Actualmente está siendo representado por la influyente galería de Cristina Grajales en Manhattan y mantiene un estudio en Williamsburg donde, entre otras cosas, es posible encontrar un piano colgando de cuerdas desde el techo y un Cristo con capa de Superman.
Su mayor mayor aporte- y, quizás, su desafio mas grande- es su decisión de borrar de una vez y para siempre el frágil limite que divide el arte del diseño.
¿Quiere mas ‘made in Chile’?
Ahí está Simón País, que a los 23 años es- para mi muy personal gusto- uno de los mejores fotógrafos de moda que Chile ha visto en mucho tiempo o, como espero que suceda, “el próximo Mario Testino”.
No se trata solo de su impecable técnica o su ojo genial, sino de esa virtud que tienen algunos fotógrafos para transformar completamente la realidad, convirtiendo una cara, un zapato, un vestido, lo que sea, en un objeto de mágico e irresistible deseo.
La lista continua y es larga, pero por tiempo y paciencia solo nombraremos a uno mas: Smiljan Radic, uno de los arquitectos mas innovadores del país. Si tiene dudas, vaya a comer una noche de verano al restaurant “Mestizo” en Santiago y, mientras disfruta su pisco sour, quede mudo de asombro frente al ingenio y belleza de este lugar que combina naturaleza e impecable modernismo.
Si tiene suerte, quizás logre también visitar una de sus obras mas comentadas, una casa en Zapallar que parece estar flotando por sobre los acantilados frente al mar, una invitación al vértigo hecha de pura roca y pura vista.
Puro Chile.
Subscribe to:
Posts (Atom)