Un ojo personal en cine, arte, literatura, revistas, sexo, moda, politica y cultura pop.
Sunday, August 29, 2010
YOU’ RE SUCH A DOLL!
En algún momento a finales de los 80’s entrevisté a BillyBoy, un diseñador de ropa y accesorios parisino que más que nada se hizo conocido por su afición a las fiestas, las drogas y las muñecas Barbie.
Nuestra conversación tuvo lugar en su departamento en la Place de la Republique, con él hablando sobre su vida y su trabajo con el mismo tono con que lo haría el hijo de Diana Vreeland y Noel Coward, y yo, sintiéndome absolutamente fuera de lugar, escuchando atento cada silaba que salía de su boca.
Un poco mas allá, a la izquierda del sofá rosado y a la derecha de los vodka & tonics- después de todo eran las cuatro de la tarde en Paris- colgaba un retrato de Barbie pintado por Andy Warhol.
I was in heaven.
Me encantan las muñecas. Siempre me gustaron.
Incluso antes de que mi hermana recibiera su primera “Skipper” –la hermana menor de Barbie; igual, pero sin pechos- yo ya había creado una colección completa de ropa para mi dedo índice, sin mas ayuda que trozos de género y un lápiz Bic.
“Y ahora, look numero 25: fantasia otoñal”, imaginaba, mientras paseaba mi dedo frente a mis ojos envuelto en una servilleta y un cordel.
Ahora, que tanto tiempo ha pasado, que ese piano sin ruedas que es la madurez se ha instalado en mi espalda, que no hay un momento en que alguien no me recuerde la necesidad de ser adulto, responsable y serio, ese día con BillyBoy parece arrancado de una vida que no es la mía.
Hace poco, en The New York Times, me encontré con Andrew Yang, un artista de Brooklyn que hace muñecas inspirado en la moda y sus protagonistas.
…
Y me hizo pensar en que algo mal hice en mi existencia.
No envidio a Bill Gates.
No envidio a Anna Wintour.
No envidio a George Clooney,
Y, ciertamente, no envidio a Barack Obama.
Pero si envidio a Mr. Yang, que convirtió su vida en un perfecto “Doll’s House”.
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