Saturday, October 11, 2008

The Way We Live


Probablemente no será una sorpresa, pero debo confesar que me encantan las revistas de decoración.

No las compro, pero las devoro cada vez que caen en mis manos.

Tanto palacete arruinado en Venecia o Sussex; tanto penthouse en Manhattan, feria de mueble en Milán, estancia en Argentina u hotel Boutique en Miami me despiertan el apetito voyerista.

Uno de mis paseos favoritos es de noche, por las calles de mi barrio, hurgando por las ventanas entreabiertas para descubrir como vive el resto.

Veo livings vacíos, bibliotecas, chandeliers de cristal, cocinas desordenadas y, de vez en cuando, veo gente haciendo lo suyo en absoluta intimidad, sin saber que allá afuera, en la calle, hay un intruso mirón observándolos.

Nueva York es una ciudad fantástica para jugar al “peeping Tom”. Los Angeles es mala, porque todo el mundo vive con las cortinas cerradas, probablemente aterrados de terminar fotografiados en algún tabloide. Y Santiago, la ciudad amurallada, es aun peor.

The way we live.

Un amigo mío creó la primera revista de decoración que hubo en Chile- ED-, y desde entonces hay muchos que, oliendo el aroma de un buen negocio, han seguido sus pasos.
ED es una estupenda revista, y algunas de sus competidoras también. Son revistas bonitas, con casas “bien puestas”- como dicen los que saben de estos asuntos-, con buenos datos, buenas fotos, y mas de alguna figurita social posando con sus niños en el comedor de diario.

Pero tan bonitas son estas revistas, que a veces cuesta creer que alguien viva realmente así.

Por eso me gustó tanto “Nest”, una espectacular revista que tuvo una existencia corta pero distinguida y que, a diferencia de sus hermanas, consideró siempre que la decoración era algo mas que el talento para combinar un sofá y un cuadro con cierta armonía.

Para “Nest” cada espacio era un nido- de ahí el nombre-, un sitio donde la creatividad, la originalidad y la pasión eran las herramientas mas importantes. Un mundo en cuatro paredes donde el buen gusto, si existia, era de poca importancia.
Sus páginas estaban llenas de vida. Vida de verdad.

No recuerdo que apareció en su primera portada, pero no he olvidado lo que venia dentro.

En medio de las inevitables mansiones europeas y ‘cottages’ en los Hamptons, estaba la habitación de un niño de trece años que, solo Dios sabe por qué, había crecido obsesionado con Farrah Fawcett.

La foto exterior de su casa, en algún suburbio de New Jersey, no prometía mas que desilusiones. Un cuadrado de ladrillos igual que otros miles cuadrados de ladrillo, con un gran jardín al frente, y coronada con la estatua de una virgen al lado de garaje.

La casa de una familia de clase de media.

O de un asesino en serie.

En medio de este desierto creativo, el adolescente había construido lo que solo puede ser definido como un Farrahland.

Los muros estaban empapelados del cielo al piso en pósters de Farrah. En cada rincón, cada repisa y cada mesa había instalado memorabilia de Farrah, desde loncheras a Barbies. Una cabeza plástica de Farrah- originalmente creada para que alguna futura peluquera jugara con el pelo de la estrella- ocupaba el lugar principal sobre la cómoda, adorada e iluminada como si fuera la Venus de Milo en el Louvre.
En el baño, toallas de Farrah y cepillos de dientes de Farrah.
En el closet, T-Shirts de Farrah y chaquetas de denim con la silueta de “Los Angeles de Charlie” estampadas en la espalda.

Adoré esta habitación. Y adoré también a este niño, tan anacrónico en sus pasiones y tan valiente para expresarlas.

Hoy día pensé en él, cuando fui a ver una exhibición de fotografías en la casa de remates Phillips & De Pury.

Entre imágenes de Helmut Newton y Herb Ritts, estaban estas fotos de Aurore Valade, que muestran a personas reales- decir comunes seria una gran equivocación- en sus propias casas.

No puedo imaginar un portafolio de decoración mas fascinante.

(Puede hacer click en cualquier foto para verla en alta resolucion)







7 comments:

Marisol said...

Qué linda reflexión, Manuel. The way we live será siempre mejor en la medida que se diferencia del way that others tell us how we live.

Manuel Santelices said...

Completamente de acuerdo, Marisol.
Un abrazo

Anonymous said...

Hola: Estoy muerta de la risa acá. Resulta que he visto tu curriculum y eres súperconocido por tu trabajo acá. Yo, tratándote de tú a tú j.j. y hasta quejándome de las revistas en las cuales colaboras j.j. Eres una persona modesta en mi opinión. Bueno, así es la blogosfera.
Quiero poder conocer a través de tus post, esos recovecos de NY, las casas de remates, los mercados de las pulgas, los vendedores ambulantes, ese mundo que se anuncia en otros post tuyos y en fotos como estas.
¡Ah! por cierto, de primavera en Chile,nada, hace mucho frío j.j.
Un saludo!!!
Bell George.

Manuel Santelices said...

Hola Bell George,
por supuestoq ue puedes tratarme como quieras! Me encanta que visites el blog y agradezco muchoq ue lo leas...Mi idea es hablar de todo, y mucho de NY, por supuesto, porque vivo aqui y es una ciudad que adoro. Asi que 'stay tuned'.
Un abrazo!,
M

teikozen said...

Hoy mi amigo Jorge Leyes se quedó en casa en vez de salir. La terapeuta le suguirió cobijarse en su nido. Vivió algunas escenas violentas que parecen comunes en Baires.
No sabes como entiendo el concepto de nido. me encantó

Anonymous said...

Ame tu blog...

Carola Moya said...

Casi todas las noches salgo a caminar por mi barrio, creo caer en tu mismo pecado, una vez más, amo esas ventanas con piezas iluminadas y sin cortinas, me gusta escribir cuentos mentales de esas escenas, tal vez sea por eso que en mi dpto. no existen las cortinas, una muestra de exhibicionismo a mi propio voyerismo.
saludos