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Wednesday, January 30, 2008
El Beso de la Mujer Araña
Nadie podría culpar a Judith Nathan- a.k.a Mrs. Rudy Giuliani- de haber provocado el descalabro político y profesional en que ha caído “el alcalde de América”.
Pero ella, sin duda, algo tiene de responsable.
Cuando los potenciales electores se enteraron que Judy, que hasta que conoció a Giuliani se ganaba la vida como enfermera y vendedora de alfombras, ahora exigía una asistente personal, dos guardaespaldas y un asiento en primera clase para instalar en el avión su cartera Louis Vuitton, comenzaron a sospechar que, quizás, el héroe del Once de Septiembre no era el mejor candidato.
Si Judy llamaba en medio de un discurso, Rudy contestaba el teléfono.
Si Judy quería estar presente en las reuniones de la campaña, su asiento estaba asegurado.
Y si Judy- que conoció al ex alcalde deslizándole su número de teléfono una noche en el “bar Macanudo” cuando ambos estaban aun casados con terceros- decidía contraer matrimonio por tercera vez vestida de Cenicienta, con vestido de satín y coronita incluidas, ¿Quién era Rudy para venir a arruinarle sus sueños?.
En una entrevista con Barbara Walters, el candidato sugirió que su flamante tercera mujer, con sus conocimientos de “medicina” y “biologia”, seria una fuente de información importante en asuntos de salud y bio- terrorismo para su Casa Blanca.
Please.
Ahora la carrera política de Giuliani ha caído en la fosa común de los candidatos sin destino.
Después de sus desastrosa performance el martes pasado en Florida- donde había hecho todas sus apuestas- no tuvo mas opción que retirarse y ofrecer su apoyo a su ex contrincante, John McCain.
Aunque su campaña fue descrita anoche, con justa razón, como “la peor en la historia moderna de América’, las razones de su escandalosa derrota son mas profundas.
Mientras mas lo conoce la gente, menos les gusta.
En Nueva York esa no es ninguna novedad.
Aunque la “tolerancia cero” de su gestión convirtió a la ciudad en la mas segura y próspera de Estados Unidos, también creó enormes controversias entre los neoyorkinos que, en cantidades abismantes, consideraban al alcalde un hombre arrogante, egoísta, beligerante, vanidoso, ambicioso, infiel y de mal gusto.
¿Piensa que estamos exagerando? El “New York Times” lo trató en términos similares en un comentado editorial. Y en su última edición, la revista “GQ” publicó un largo articulo sobre él que comienza con la siguiente presentación: “Antes de decidir que el 11 de Septiembre era su maquina personal de auto promoción, Rudy Giuliani molestó a mucha gente y de muchas formas. Aquí, un vistazo a las maniobras siniestras, oscuras, vengativas y descriteriadas de ‘el alcalde de América’”.
A reglón seguido, una docena de personalidades, incluyendo al reverendo Al Sharpton, el ex alcalde de Nueva York, Ed Koch, el escritor Dan Collins, el periodista del Village Voice, Wayne Barrett, y el ex capitán de la policía de Nueva York, Eric Adams, se lanzan a contar historias que van desde abusos de poder a brutalidad policíaca, desde irregularidades en la construcción de viviendas sociales al soberbio conservatismo que llevó a Rudy a cancelar fondos para el Museo de Brooklyn solo porque se sintió ofendido por una de la sobras expuestas.
New York Magazine, la Biblia de los habitantes de la ciudad, lo puso en su portada en Diciembre pasado bajo un titulo corto y certero: “Rudy Vs. New York”.
No, Giuliani no es gusto de todos. Y aunque hasta ahora, protegido por el paraguas de su supuesto heroísmo, había conseguido avanzar sin problemas en la arena política, su frustrada carrera presidencial revelo todos sus talones de Aquiles, incluyendo el “factor Judy”.
La votación de Florida dejo la carrera política de Giuliani al borde de la sepultura. Lamentablemente para él, como rosas lanzadas sobre su ataúd político, también caerán los suculentos contratos como conferencista que en los últimos años lo han convertido en un multimillonario, y cualquier oportunidad de ganar aun mas dinero con nuevos libros sobre heroísmo y seguridad, sus temas favoritos.
Nadie, ya sabemos, tiene interés en un perdedor.
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2 comments:
Todo me da igual desde que se bajó el bueno de Edwards.
NOOO! El buen es OBAMA!!!
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