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Sunday, November 25, 2007
A Rose is a Rose
Nadie entiende bien por que he mantenido una amistad de años con mi amiga Rose.
Probablemente si usted la conociera se estaría preguntando lo mismo.
Rose es el tipo de mujer que nunca acepta la primera mesa que le dan en un restaurant. Ni la segunda tampoco. El aire acondicionado está muy frío o la calefacción muy caliente. La mesa está muy lejos o muy cerca del baño. La pata está coja, la luz del sol le llega a la cara o, peor aun, la pareja del lado tuvo la pésima ocurrencia de traer a su guagua. No importa la excusa, el cambio de mesa es inevitable.
Si algo no le gusta, no lo dice. Lo grita.
Rose no hace colas en el buffet, no espera su turno en el bar y jamás paga la cuenta. Si usted la invita a comer en un restaurant, pedirá la langosta. Si usted la invita a comer a su casa, traerá como regalo un recorte de periódico con algún dato práctico, como un hotel barato en Buenos Aires o la lista de “sales” de la semana.
A Rose no le gustan las multitudes, lo que no deja de ser un inconveniente cuando uno vive en Nueva York. Camine con ella por la calle, y de pronto escuchará sus gritos: “Coooming, coooming!!”. Es ella, abriéndose paso entre la horda de turistas que por estos días repletan su barrio- el West Village-, o entre los taxis y transeúntes que encuentra a su paso en una frenéticas carreras en bicicleta.
En verano, su uniforme de día son shorts de ciclista en lycra y una vieja polera. De noche, una túnica de seda hindú y sandalias.
En invierno el guardarropa es el mismo, pero cubierto con un enorme sweater de cashmere que ha visto mejores días y un abrigo de piel falso.
Rose es coqueta y tiene debilidad por los extranjeros, a los que asalta a la primera oportunidad y sin ninguna provocación.Le gustan bohemios. Le gustan atractivos. Y le gustan alarmantemente jóvenes..
Este año Rose cumplió 70.
A estas alturas, y después de este retrato, usted pensará que la vida social de esta mujer es limitada. Y, en parte al menos, estará en lo correcto.
Su teléfono generalmente permanece silencioso los fines de semana, como una escultura instalada en su living. Y si no fuera porque ella llama a todo el mundo, es poco probable que el mundo recordaría su existencia.
Rose no tiene hijos ni familia, y vive en el mismo departamento de un dormitorio en el 88 de Charles Street- frente a Sarah Jessica Parker- desde el día que asesinaron a Kennedy.
¿Por qué es mi amiga? Porque es leal, tiene un increíble, oscuro y sarcástico sentido del humor y una mente tan rápida y certera como un revólver calibre 45.
Pero eso no es todo.
Todos los jueves por la noche, Rose y yo vamos a las inauguraciones en las galerías de Chelsea, e igual como ocurre cada vez que ponemos un pie en la calle, se encuentra con artistas, actores, socialites, modelos y celebridades. Y sobre cada uno tiene una historia.
Si usted, como yo, ama Nueva York y la cultura popular, Rose es su enciclopedia.
Durante cuatro décadas trabajó como “reportera gráfica” para una de las agencias mas importantes de Estados Unidos. No se atreva a decirle “paparazzi” porque recibirá una bofetada en la cara, pero digamos en cambio que Rose estuvo backstage con Naomi, Linda, Christy y Kate a principios de los noventa, con Elsa Peretti y Halston en alguna fiesta en “Tiffany’s”, Con Julian Schnabel y Diane von Furstemberg comiendo en los ochentas, y con Bianca Jagger montada en un caballo blanco- su fotografía mas famosa- celebrando su cumpleaños en el Studio 54.
Uno pensaría que después de haberlo visto todo, esta mujer ya estaría un poco ciega. Que otra celebridad, otro opening u otra fiesta ya no tendrían ningún interés para ella. Pero no señor, mientras yo estoy en cama a las diez de la noche viendo “re-runs” de ‘Friends’ y ‘Will & Grace’, ella está con Jessica Simpson, Jeff Koons o Zac Posen bebiendo champagne en el lanzamiento de un libro/ perfume/CD/ DVD/ o haciendo campaña para salvar los chimpancés de África en otro cóctel en los salones del Waldorf Astoria o la boutique de Hermès.
Su energía es inagotable y su curiosidad infinita. Todas las mañanas recibo un llamado que parte siempre de la misma manera: “ ¿Adivina donde estuve anoche…?”. Y antes de que siquiera pueda contestar, la respuesta llega acompañada de anécdotas divertidas, geniales ocurrencias y salpicada de nombres celebres.
Aunque Rose se queja todo el día, nunca practica ese detestable deporte que es la autocompasión. Las únicas veces que la he visto llorar, ha sido porque piensa que tiene una enfermedad incurable y que la vida se le está escapando de las manos. Pero incluso entonces se limpia los ojos, da un suspiro y dice “ ¿Leíste Page Six hoy en la mañana? Penélope Cruz esta saliendo con Javier Bardem. Now, THAT”S a smart woman!”.
Hoy en la noche vamos a comer en el “Waverly Inn”, un restaurant en el West Village cuyo propietario es el editor en jefe de “Vanity Fair” y que, por lo tanto, está siempre repleto de famosos.
Vamos a celebrar una reciente exhibición de sus fotos en una galería de Long Island City.
Yo habia propuesto un “restaurant simpático” en Brooklyn, pero ella no estuvo de acuerdo. “Cuando cumpla noventa podemos ir a un lugar ‘simpático’”, me dijo, “Ahora quiero ir al ‘Waverly Inn’ y ver a Sharon Stone”.
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1 comment:
wow...
I wanna be her friend, too!!!
Kisses, dear Manuel.
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