Friday, July 27, 2007

The Suburban Chronicles


Si usted no ha pasado una noche de sábado con cinco mujeres sesentonas judías en una “comunidad para mayores” en un suburbio de New Jersey, así es mas o menos como suena.

-“Larry Zucker se casó…”- dirá una.
-“ ¿Se casó? Yo pensé que estaba muerto…”- dirá otra.
-“No, el que murió fue Morty, su hermano…”- explicará una tercera.
-“ ¿Morty, el médico?”.
-“…Un ataque al corazón. En Florida…”.
-“Nunca he ido a un Bar Mitzvah como el del nieto de Morty. Gastaron fortunas, FORTUNAS, en el buffet. ¡Salmón, herring, roast beef…! Trajeron los bagels especialmente desde Brooklyn…delicioso”.
-“ ¿No era su mujer parapléjica?”- preguntará una.
-“Esa fue su segunda mujer…”.
- “No, la primera…”, explicará otra, “La segunda era azafata. Rubia, pechos enormes, una shiksa”.
-“ ¿Ella heredó el condo en Boca?”
-“No, el condo quedó para la tercera mujer…”
-“ ¿Y que pasó con la shiksa?”
-“!Se casó con Larry!”.

No hay una enfermedad, divorcio, “sale” en el mall o receta de “brisket” que quede ausente de la conversación, y por lo mismo es fácil pensar que la existencia de estas mujeres ha estado siempre cubierta por el filtro del aburrimiento y el privilegio suburbano,
Eso, hasta que cerca de las nueve de la noche comienzan a aparecer otras historias, cuando ya han pasado unas buenas tres horas desde la comida- reservación a las seis de la tarde, “short ribs & potatoes” en el Club House- y la botella de whisky va en la mitad.

Ni Michael Cunningham podría haber imaginado historias como estas.

Partamos diciendo que en el grupo hay una pareja, Donna y Esther, que llevan siete años juntas y enamoradas. Las dos estuvieron casadas durante décadas, tienen hijos y hasta que se conocieron jamás sintieron la necesidad o el interés de compartir su cama con Doris, Selma o Debbie.

“Mi marido era un amor, un hombre buenísimo, pero no estaba nunca en la casa. Y cuando estaba, no nos hablábamos”, dijo Donna, explicando las razones de su divorcio, “Viajaba todo el tiempo, se quedaba hasta las diez de la noche en la oficina…Yo hacia mi vida y no le importaba. Ni siquiera le importó cuando supo que tenia un amante”

-¿Tuviste un amante?-, pregunté, curioso.

“Si, Bob Weinsten. El DOCTOR Bob Weinstein, mi ginecólogo. Fuimos amantes durante 16 años; todo el pueblo lo sabia, y mi marido nunca me dijo nada”.

-¿No te pegó su mujer en un restaurant?- preguntó la anfitriona de la noche, que las conocía a todas desde 1968.

-“No me pegó. Me quebró un vaso en la cabeza. Fue un escándalo….Y aun así, mi marido no dijo nada”.

Cuando Donna decidió finalmente separarse después de 32 años de matrimonio, no fue por Bob, que también estaba casado, sino por Esther. “Espere a que mis niños partieran al college. Fui a la oficina de mi marido- el único lugar donde podía encontrarlo- y le dije que quería divorciarme. Me dijo que si, y no me preguntó nada mas. Ese era su estilo. Cuando después lo hablé con mis hijos, me dijeron ‘ ¿Por qué esperaste tanto tiempo?’”.

“Yo sufrí el problema opuesto con mi marido”, dijo Esther, llenando una vez mas su vaso de Whisky.

-“Tu marido era el hombre mas hermoso del pueblo”, comentó Sandra, otra de las presentes.

“Si, el mas hermoso, pero también el mas aburrido. Todo el día tirado en el sofá, viendo televisión. No me dejaba nunca sola”, se quejó Esther.

-“Los hombres heterosexuales son todos un desastre”- dijo entonces Lisa, la cuarta del grupo, desatando un suspiro general. “Un desastre. No hay uno que valga la pena’.

-“Don era distinto”, explicó Esther.

-¿Don?- preguntó alguien.

-“Si, mi amante. Estuvimos 12 años juntos…”

-¡¿Pasaste de Don a Donna?!- estalló Lisa, divertida.

Dando un sorbo a su vaso, Esther continuó su historia. “Nos juntábamos en las tardes en un hotel en Ocean Grove, o nos íbamos algún fin de semana a Boston. Yo le decía a mi marido que iba a ver a mi hermana a New York…Fueron años maravillosos…hasta que quedé embarazada”.

-Oh, boy- dijo Lisa- ¿Qué hiciste?

-“Un aborto. Fui a la clínica y le dije a mi doctor que estaba embarazada y que quería abortar. Quedamos de hacerlo un martes a las once de la mañana.
Ese día le dije a mi marido que iba a una visita de rutina al médico y que regresaría en la tarde. Pero cuando estaba recuperándome la enfermera lo llamó y, sin avisarme, le dijo que el aborto había salido bien y que fuera a buscarme porque no era bueno que me fuera manejando sola hasta la casa”.

-Oh, boy- repitió Lisa.

-“Le dije que la enfermera se había confundido, que la paciente anterior se había sometido a un aborto, no yo…”.

-¿Te creyó?- pregunte.

-No se si me creyó. Pero no me dijo nada.

-Bueno, podría haber sido hijo suyo- dijo Sandra.

-No, no había ninguna posibilidad. Don se había hecho una vasectomía cinco años antes.

-Oh, boy.

-“Cómo me hubiera gustado tener un hijo con Karen”- dijo entonces Sandra, nostálgica.

Sandra era, sin duda, la mas bonita del grupo. Intensos ojos azules, el pelo rubio corto y bien peinado, fabulosos pómulos y una figura que, incluso a estas alturas, atraía miradas en el Club House.

A los 17 años se casó con el hombre ideal- al menos para su familia. “Había ido al college, estaba en el ejército, tenia su propia casa en Brooklyn…Mi mama no podía creer mi suerte”, contó esa noche, “Yo no estaba enamorada, pero sentí que era lo que tenia que hacer. En esos años, si no estabas casada antes de los 23 eras una solterona”.

El matrimonio duró 24 años que, por lo que contó Sandra esa noche, tuvieron la horrorosa calma que muestra un volcán antes de la erupción. “Hasta que conocí a Karen, nunca supe lo que era un orgasmo. Mi marido no estaba mas enamorado de mi que yo de él; y en ese sentido éramos la pareja perfecta. Dos zombies compartiendo una casa’.

Sandra conoció a Karen unos años después de su divorcio, cuando ambas bordeaban la cuarentena. “Fue el amor de mi vida…Todavía no puedo creer que no esté conmigo”.

Karen murió de cáncer el 2003.

Al día siguiente todas se dirigieron al Club House para el “brunch” dominical, y ahí se encontraron con Sarah e Irving, Flory y Manny, Sheilah, Doris y Eloise, y comentaron los bien que se veía Rose después de su operación de cadera.
Con sus platos repletos de huevos benedictinos, melón cortado y ensalada de betarragas con cebollas rojas, se sentaron junto a sus amigos en una enorme mesa y, mientras bebían sus mimosas, abrieron la conversación.

-“ ¿Supieron que Larry Zucker se casó…?”.

Monday, July 23, 2007

The Lady is a Tramp



A las tres de la tarde de un día miércoles, cuatro mujeres permanecen sentadas en la terraza de “Cipriani”, en el Soho de Nueva York, bebiendo el cuarto Bellini del día y observando sin interés la ensalada de mozarella y tomates y el carpaccio de ostiones que constituye su “lunch”, un ritual diario de cuatro horas que no es mas que una excusa para matar el tiempo que queda entre las sesiones de bronceado y peluquería de la mañana y el “shopping” de la tarde. Las cuatro llevan el pelo largo y las faldas cortas, y hablan en un idioma indescifrable que salta del español al italiano y del inglés al francés sin usar siquiera un punto o una coma. Están cubiertas de aros y colgajos “bohemian chic”, anillos y relojes de Bulgari y Harry Winston y a sus pies decansan dos carteras Hermès, una Fendi y un bolso de paja comprado en un reciente viaje a Grecia. No hay un hombre que pase por su lado que no les dirija una mirada, y ellas, alegres y burbujeantes como el champagne, responden el halago con sonrisas y susurros. La mesa recibe mas audiencias que el Papa en el Vaticano, y la larga lista de actores, modelos, atletas y magnates que llega a presentar sus respetos es inevitablemente recibido con abrazos, dos besos- uno en cada mejilla- y una lluvia de cariñosos sobrenombres; “Honey”, “Baby”, “Sweetheart”, “Darling”, “Sugar” y “Sweetie”. Entre ellos, siempre hay alguno que se ofrece a pagar la cuenta. Y la oferta es siempre aceptada, porque, como dice la celebre canción de Frank Sinatra, estas “ladies” son unas “tramps”.
Las “tramps” son aquellas mujeres que pasan sus diciembres en Gstaad o Aspen, sus eneros en Saint Tropez, sus febreros en St. Barts, sus mayos en el Festival de Cannes, sus julios y agostos en Capri o East Hampton, y el resto del año en Nueva York, Milán, Londres, París o donde sea que esté instalado el yate de un buen amigo, el penthouse de un “ex-novio” o el jet privado de un potencial amante.
En restaurantes o clubs, las “tramps” nunca hacen la fila, esperan en la puerta o pagan la cuenta. Cuando después de una noche de Dom Perignon o Cristal aparece el mozo con el infame papelito, ellas se disculpan sonriendo y, con un guiño de ojos a sus amigas, todas desaparecen rumbo al baño hasta que el peligro haya pasado.
Candace Bushnell, la autora de “Sex & The City” conoce bien a las “tramps” de Nueva York. En su libro “4 Blonds” escribió sobre una de ellas, una modelo de “lingerie” que cada verano elige a su novio dependiendo del tamaño de su casa en los Hamptons. Al final de la historia, ha visitado mas casas que un corredor de propiedades. Esto no es raro en mujeres que no tienen- ni necesitan- un hogar. La casa propia les parece un “ancla”, y en cambio mantienen pequeñas bodegas en París o Manhattan donde guardan sus impresionantes vestidos de Galliano o Stella McCartney y el abrigo de visón que les quedó de recuerdo después de una “relación” con algún magnate de Texas.
Las “tramps”, a diferencia de otras mas abajo en la escala del prestigio femenino, jamás cobran por su compañía. No señor, lo que ellas hacen es recibir “regalos”, pequeñas muestras de cariño o agradecimiento que pueden ir desde un brazalete de zafiros de Harry Winston a un mes de residencia en el “Hotel Costes” de París. El sexo, como todo lo demás, les parece motivo de “diversión”, no de trabajo.
Las “tramps” existen en todas partes, aunque con ciertas variaciones. En Latinoamérica son rubias, adictas al colágeno y la silicona, y muestran una alarmante preferencia por la lycra y los “tops” semitransparentes. Sin las posibilidades económicas de sus contrapartes americanas o europeas, las “tramps” del hemisferio sur comienzan sus carreras en la adolescencia, postulando a concursos de belleza organizados por alguna revista o bronceador, o agitando sus talentos en algún programa de trasnoche en la televisión. Su elección de pareja parece reducirse a tres tipos de hombres: el empresario casado, el hijo del empresario casado o el deportista.
Mientras las europeas viven felices la libertad que les da su soltería, las sudamericanas sueñan con el matrimonio. Un gran matrimonio. El matrimonio más grande que se haya visto en esas tierras, como el Susana Giménez o Cecilia Bolocco. Solo pensar en el anillo, el vestido de novia de Silvia Tcherassi o Ruben Campos, la catedral cubierta de flores y la luna de miel en Tahiti o las Maldivas, las hace llorar de emoción. Cuando el evento ocurre, ocupa la portada de alguna revista que compra “la exclusiva” y que dedica páginas y páginas a los novios y sus invitados. Y si por algún motivo no ocurre, la novia se las arregla para convertir la tragedia en un éxito y llega a los “talk shows” de la televisión a explicar las razones de su fracaso sentimental. Estas vienen siempre acompañadas de frases como “No era el momento”, “Tuvimos que ser fuertes” o, la favorita, “esto es un asunto que involucra mi intimidad, y de mi intimidad yo no hablo”. Dos semanas después, previo pago de una buena suma y dos pasajes en primera clase, la “tramp” aparece fotografiada en Miami o Punta del Este, en traje de baño por supuesto, bajo el titulo “Las razones de la ruptura’.
El matrimonio, aparte otorgar estabilidad emocional y financiera a cualquier “tramp” latinoamericana, les da un aire de orgullo y misión cumplida envidiables, el absoluto convencimiento de que todo el trabajo, las humillaciones y los comentarios de que fueron víctimas, valieron la pena. Esta es una carrera contra el tiempo, porque una “tramp” pasados los treinta ve sus posibilidades de éxito considerablemente disminuidas. A partir de entonces solo quedan dos alternativas, la “opinologia”- el arte de descuerar a otros famosos frente a las cámaras- o la política. De las dos, la política es siempre la más fácil, porque dedicarse a los jardines de una comuna o a la elaboración de leyes contra el abuso de menores en el congreso, nunca ha provocado anticuerpos en la prensa y el público. En la opinologia, en cambio, la “tramp” se ve obligada a nadar en un pequeño estanque lleno de tiburones, a vista y paciencia de miles de telespectadores, atacando en cuanto se le presenta la oportunidad y huyendo cada vez que algún secreto de su pasado- y secretos hay millones- amenaza con salir a la superficie.

Saturday, July 21, 2007

Posh & Becks




Hay muchas formas de desperdiciar una hora en la vida, pero pocas mas inútiles, vacías y tontas que sentándose frente al televisor para observar el reality “Victoria Beckham: Coming to America”, que la semana pasada se transmitió por la cadena NBC.

Perdí una hora que fácilmente podría haber dedicado a hacer pajaritos con trozos de papel comfort, estudiar las pecas entre los dedos de mis pies o tratar de dirigir un ojo a la derecha y otro a la izquierda simultaneamente, actividades que sin duda habrían resultado mas divertidas e intelectualmente estimulantes que seguir los pasos de “Posh’ mientras buscaba una nueva manicurista en L.A o trataba de conseguir una licencia de conducir.

Para esta mujer todo es “Major”. “This is a MAJOR house!”, dijo cuando llegó a la nueva mansión en Bel Air que ahora comparte con su marido, David Beckham (aunque la casa de $22 millones, 1,600 metros cuadrados y seis habitaciones quizás merece el adjetivo. It’s MAJOR!).

“This is a MAJOR change”, agregó después, hablando de su nueva vida. “This is a MAJOR lipstick, a MAJOR shoe, a MAJOR sandwich…”

She’s a MAJOR bore.

Uno solo puede imaginar sus conversaciones con su nueva mejor amiga, Katie Holmes, que desde su matrimonio con Tom Cruise se ha mostrado tan ingeniosa, divertida y aguda como paciente recien salida del quirofano despues de su segunda lobotomia.

Ping…Pong….Ping….Pong…Ping…..Pong….

Así, una tarde completa, sintiendo el sonido vacío de sus palabras rebotar en la privilegiada mesa de su celebridad.


La llegada de los Beckham también fue celebrada en las páginas de “W” que- igual como hizo con Brad Pitt y Angelina Jolie en los primeros días de su romance clandestino- puso a la pareja frente a la cámara de Steven Klein, los despojó de buena parte de su ropa, los lanzó a una cama y publicó el resultado del encuentro en un portafolio de 34 páginas que, para efectos de marketing, fue promocionado como “too hot to handle”.

-“Jamás. JAMAS, vería ese programa”, me dijo mi amiga Rose cuando hablamos del reality, “Tengo 70 años, y no pienso perder el poco tiempo que me queda en personas que no tienen ningún, NINGUN, interés…”.

-“¿No te dan curiosidad, Rose?".

-“Una taza de agua hervida me daría mas curiosidad”- dijo ella.

-Lo que no entiendo- continué- es que NBC haya desperdiciado una hora en algo tan tonto…

-¿Acaso no hiciste lo mismo?- concluyó ella.

MAJOR truth.

Thursday, July 19, 2007

Los Dulces Golpes de Bardem


Hace un tiempo entrevisté a Javier Bardem. Lo encontré tirado sobre un sofá en su suite del Hotel Regency en Park Avenue, promocionado, por esos días, “Mar Adentro”.
(Bardem acaba de estrenar "Goya's Ghost", dirigida por Milos Forman, en Estados Unidos)

-¿Te importa que me quede así?- me preguntó, con los ojos lánguidos mientras daba un nuevo sorbo a su café con hielo.

No, no me importaba nada que se quedara así.

No me importaba si se quedaba así hasta el fin de los días.

El ahí, en sus jeans y polera negra de los Rolling Stones. Y yo, grabadora en mano, sentando a su lado tratando de evitar que el corazón se me arrancara por la boca.

Aquí va parte de la conversación”.


-Tú siempre has sido muy político ¿Sientes que es tu responsabilidad como artista?
-Yo nunca he hablado como artista, sino como ciudadano. Lo que pasa es que, me guste o no, tengo una posición pública. Pero eso no es algo que pueda controlar. Lo uso a mi favor, pero no puedo evitar que suceda, porque las cámaras están siempre ahí para coger mi testimonio. Es algo que uso con cuidado, porque mucha gente puede pensar que hago un uso indebido de mi popularidad para hablar y autopromocionarme.

-¿Has tenido malas experiencias al respecto?
-Sí, pero me da igual. No doy ningún crédito a esos comentarios; me remito a mi derecho como ciudadano.

-¿Te interesa la política como carrera?
-No. Todos quienes han sido seducidos por el poder de la política, pierden un poco la ética y sobre todo el sentido de humanidad. Como ciudadano estoy exento de ese virus y puedo ver la política como debería ser, como una respuesta a una necesidad social. Usted, señor político, trabaja para mí y tiene que hacer lo que yo como ciudadano quiera, no al revés.

-Y hablando de carreras, ¿Cómo sientes tu romance con Hollywood?
-Pues lo siento como la relación de una noche. Si me están ofreciendo una buena diversión, un buen plan, voy y me acuesto con Hollywood.

-¿Qué es un buen plan para ti?
-Un buen personaje. No me dejo llevar por esa belleza o riqueza artística que todos le suponen a Hollywood. Eso es algo que ha ido decreciendo cada vez más. Es una industria que hace 500 películas al año y sólo 30 son buenas. ¿Qué pasa con las 470 restantes? ¿Qué están viendo los adolescentes que mueren en sus High Schools? Mierdas de películas, que ahora también copan todas las pantallas en Europa.
A la cultura hay que protegerla, y la cultura empieza con el lenguaje que es nuestro máximo tesoro. Como Aznar era el perrito faldero de Bush y todo lo que decía la Casa Blanca le encantaba, nunca se ocupó del cine, del teatro o la literatura.
Para mí, un hombre que no se preocupa de la cultura es un hombre sin corazón.

-¿Qué te sucede con la fama o el dinero que puede ofrecer Hollywood?
-A mí todavía no me ha dado ni una cosa ni la otra. Estados Unidos siempre ha sido muy hábil robando ideas de otras culturas, lo que trae cosas muy buenas, como la creación de una sociedad multi- étnica y plural, pero también otras muy malas como la falta de identidad, la conquista de otros pueblos, etc…Eso también sucede en Hollywood con los talentos y el cine. Dicen ¿Y éste que suena tanto, quién es? Para acá. ¿Cómo ganan a los actores europeos? Con cheques. ¿Cómo el actor se deja ganar? Con dinero.
Pero con eso no tengo ningún problema. El día que haya dinero iré a Hollywood, pero todavía no me lo han dado.
Y aparte del dinero también hay que pensar en otras cosas. ¿Quién es el que se levanta a las seis de la mañana para hacer un personaje? Yo. Y más vale que el personaje me guste, porque si no lo voy a pasar mal, porque tengo respeto hacia mi trabajo y porque después de filmar la película durante tres meses hay que pasar otros seis promocionándola. Esa es la lupa que uso para ver la letra en pequeño.

-Uno pensaría que con tanto éxito ahora tienes libertad para hacer lo que quieras…
-Esas son mentiras. Yo pertenezco a ese cinco por ciento de actores que trabajan en el mundo; hay un noventa y cinco por ciento que esta desempleado. Eso ya lo celebro. Pero si además tengo el honor de poder esperar por un buen papel- porque no soy millonario pero tengo una casa y eso ya es mucho en España- ¿Por qué no hacerlo? Ya esperé antes, y eso me llena mucho más que hacer cinco películas de corrido.

-¿La fama que tienes, especialmente en España, te hace más difícil la vida?
-Sí. Yo tengo un gran respeto por la profesión de actor. Mis abuelos eran actores. Los padres de mis abuelos también, en una época donde los actores ni siquiera tenían derecho a ser enterrados en un cementerio porque eran considerados putas y maricones.
Ese respeto lo pongo en mi trabajo, pero cuando no estoy trabajando, voy por la calle y soy un ciudadano más.
Prefiero perder un espectador que un minuto de mi vida. A veces, sobre todo en España donde la gente es muy impetuosa, llegan tipos, me cogen el brazo y me dicen ¡Hola Bardem!. Yo les digo que no me hablen, que no me molesten y me dejen en paz.
Esa persona, obviamente, nunca más a ir a ver una de mis películas, pero yo he ganado un minuto de mi vida.

-¿Y cómo es tu relación con la prensa?
-Hay una prensa repugnante, la prensa rosa, que debería ir a la cárcel. Es una práctica que esta denostando la profesión del periodista. Todo los medios periodísticos están saturados de ese tipo de información, e incluso profesionales muy serios han cedido al poder del rating. Es algo terrible y se ha llegado a niveles absurdos.

-¿Las celebridades no han colaborado en ese juego?
-Este es un pescado que se muerde la cola y todos somos responsables. Pero los máximos responsables son los directores de los medios, que dicen ‘bueno, quizás esto no es muy ético pero nos trae seis millones de espectadores’. El día que muera alguien, que alguien le clave un hacha a un periodista porque se ha metido en su baño a grabarle como caga, ahí se darán cuenta de los excesos a que hemos llegado.

-¿Lees lo que se escribe de ti?
-No, pero me llega igual y me enfurece. Hay gente que vende su vida y allá ellos; que enfrenten las consecuencias. Pero hay otros que no lo hacemos y nos meten en el mismo saco. Eso me parece injusto.

C’mon, Be Honest….Do you Sock Puppet?


John Mackey, el mas alto ejecutivo de los supermercados norteamericanos “Whole Foods Market”, fue descubierto “sock puppeting” en la Internet a altas horas de la noche, cuando su trabajo había terminado, cuando su familia dormía, cuando nadie podía adivinar que estaba ahí, iluminado solo por la luz de la pantalla de su Mac Pro, buscando auto gratificación.

Do you Sock Puppet?

Esta era una práctica mas o menos inocente hasta la llegada de la Internet. Bastaba un calcetín o soquete, una mano desocupada- generalmente la derecha- y, ¡Voilà!, de pronto aparecía un improvisado títere que podía divertir a los niños antes de dormir, a los invitados en la mesa o, si el titerero era afortunado, a su pareja entre las sábanas.

El calcetín, como ocurre con los muñecos de ventrílocuo, servia además de altavoces, un útil micrófono para decir lo que el títeretero-_”sock puppeteer?”- no podía, no quería o no se atrevía a decir por su propia boca.

Llevado a la Internet, “sock puppeting” es el arte de, como dicen los americanos, “blow your own horn”. Es decir, tocar la propia trompeta, alabarse a uno mismo, alardear de sus triunfos, de sus cualidades reales o falsas, sobarse la espalda y, de paso, tirar dardos a los enemigos y contrincantes escondido en una identidad falsa.

En el caso de Mackey, “Rahodeb”.

Rahodeb era un “late- night” visitante a ‘chat rooms’ y ‘message boards’ dedicados a los negocios, que no solo hablaba maravillas de “Whole Food Markets”- y destrozaba la reputación de otras cadenas de supermercados-, sino que, además, inflaba el ego de Mackey con comentarios como: “Me gusta el corte de pelo de Mackey. ¡Se ve bien!”.

¡Cómo debe estar lamentando el ejecutivo ese mensaje!, mas ahora que su afición por las marionetas cibernéticas fue revelada en la primera página de la sección de negocios de “The New York Times”.

Obviamente, no es el único. Según el articulo, el magnate inglés (¿y futuro presidiario? Conrad Black, el fundador de Overstock.com, Patrick Byrne, y el ganador del premio Pulitzer de periodismo, Michael A. Hiltzik, son solo algunos de los ejecutivos, periodistas, escritores y celebridades que han descubierto las ventajas de “sock puppeting”.

Ahora, las autoridades están estudiando si quebraron alguna ley.

Personalmente, no veo nada de malo en crear una imagen positiva de uno mismo en la Internet. Mas aun si, como en mi caso, nadie mas lo esta haciendo.

Esta noche, cuando David se quede dormido, asaltaré el cajón de los calcetines. Elegiré el mas suave, lo pondré cuidadosamente en mi mano derecha como protección, y, escondido en la intimidad de mi oficina, comenzaré mi propio “Sock Puppeting” en la Internet.

Saturday, July 14, 2007

Every Day a Little Death


Todas las mañanas, entre el momento del café y el de la ducha, leo el diario. Y cada día, por lo mismo, parto con mi corazón pesado frente a la larga letanía de tragedias que no por repetidas son menos dolorosas.
Cada día “The New York Times” trae en su primera página otra horrorosa fotografía de Irak.

150 muertos en Amerli, al norte de Bagdad, victimas de un devoto suicida que, con la dulce promesa del martirio y un paraíso lleno de vírgenes, decide correr hacia un mercado repleto de gente en un camión cargado con casi cinco toneladas de explosivos escondidos debajo de sandías, ofreciendo su sacrificio, y el de sus víctimas, a Alah.

El Departamento de Defensa anuncia que, desde el comienzo de la guerra, ha habido 3,588 soldados americanos muertos. Entre las últimas victimas están Steven Daugherty, 28 años, de Barstow, California; Keith Kline, 24 años, de Oak Harbor, Ohio; y Michelle Ring, también de 24, de Martin, Tennessee.

Busco en Google un mapa de Martin, Tennessee, y me encuentro con un poblado de media docena de calles cruzado por la carretera 431.

El pueblo tiene su propio periódico, “The Jackson Sun”, que anuncia en su página web que la policía, en su búsqueda de un asesino en serie, ha decidido registrar camiones en la carretera.

También dice que la ganadora del concurso “Miss Tennesse 2007” es Grace Gore (esta sección viene acompañada de un ‘online special’ con videos y blogs). “Había tantas chicas maravillosas, no puedo creer que tengo una corona en mi cabeza”, declara la reina de belleza.

“The Jackson Sun”, además, ofrece una encuesta a sus lectores, que ahora pueden votar frente a la siguiente pregunta: ¿Cree que America está ahora mas a salvo de los terroristas que en el 2001?

Regreso a “The New York Times”.

Insurgentes en Irak asesinan una madura pareja Iraquí que trabajaba en la embajada americana. Aparentemente, el grupo “Estado Islámico de Irak” secuestró al marido, lo asesinó, y luego mató a su mujer cuando ella apareció con los 1,600 dólares del rescate. “Ella era una dama muy dulce”, dice un funcionario de la embajada, “Esto es increíble”.

Lo increíble es que un funcionario de la embajada americana en Irak todavía encuentre algo increíble.

Recuerdo otro secuestro sobre el que leí hace un tiempo. Otros insurgentes en Irak- o los mismos, quien sabe- secuestraron a un niño de cinco o seis años, lo cubrieron de explosivos, lo amarraron al asiento trasero de un automóvil para despistar a la policía ( ¿quien pensaría que un auto ocupado solo por un niño podría ser tan letal?) y a la distancia, y a través de un celular, lo detonaron.

Sigo leyendo.

Un diluvio deja 660 muertos en India.

Un organismo llamado “The Lower Manhattan Security Initiative” planea instalar 3,000 cámaras en la punta sur de la ciudad como táctica antiterrorista, un sistema parecido al “circulo de acero” que rodea Londres.

Una niña de siete años, Tajahnique Lee, muere asesinada por una bala furtiva disparada durante una pelea callejera entre pandillas en Trenton, New Jersey. Aunque el lugar estaba lleno de gente, no hay testigos.
La propia abuela de la victima dice que no hablará con la policía porque, si lo hace, tendria que mudarse “fuera del país”.

Sigo leyendo.

Buenas noticias: Margaret Hill, una ciudadana británica, fue liberada cuatro días después de haber sido secuestrada por mercenarios armados en Nigeria. “Estaba un poco en trance cuando la recuperamos’, dicen sus padres a la AP, “Creemos que no comió mucho, porque está muy hambrienta. También está cubierta de picadas de mosquitos. Le duelen mucho”.

La victima habló por teléfono con la AP, y declaró que estaba “bien” y muy contenta de ver a su mamá.

Margaret tiene tres años.

Todo esto en un día.

En mi cabeza, mientras me dirijo a la ducha, ronda una canción del musical “A Little Night Music”,

Every day a little death
In the parlor, in the bed
In the curtains, in the silver
In the buttons, in the bread
Every day a little sting
In the heart and in the head
Every move and every breath
And you hardly feel a thing
Brings a perfect little death

Thursday, July 5, 2007

Let's do Drinks in the Library


Una de las ventajas de cambiarse de casa, como hice este 4 de Julio, es la oportunidad de empezar una nueva vida con todo fresco y nuevo.

Esa era al menos la idea.

52 cajas, 16 bolsas, cinco maletas, 2 gatos, David y yo cruzamos el East River de Manhattan a Brooklyn en un gigantesco camión, y a solo un día el nuevo departamento ya tiene ese aspecto cansado y en desorden de un closet olvidado al final del pasillo.

“David, ¿Necesitamos estos cables?”- le pregunté el día de la mudanza, sosteniendo una medusa de enchufes, alargadores y conexiones telefónicas cubiertos de polvo.

“Hmmmm…Llevémoslos, por si acaso…”.

Ahí están ahora, en una bolsa en el armario, seguros de que han encontrado un hogar para la próxima década. Por si acaso..

Las buenas noticias es que ahora tenemos una habitación extra que servirá de oficina, estudio, sala de televisión, pieza de alojados y biblioteca.

Si, biblioteca.

Nunca antes tuve una biblioteca. Solo libros desparramados por todos lados.

“No seria agradable tomar cocktails en la biblioteca y después pasar al comedor cuando tengamos invitados”, sugirió David, que, me temo, ha visto demasiadas obras de Noel Coward. “Let’s do drinks in the library”.

Considerando que la biblioteca estará a la a vista de cualquiera que visite el nuevo departamento y que, como sucede en las películas de Woody Allen, todos pasearán sus ojos por nuestros títulos mientras sostienen un Martíni en la mano, decidí que las repisas debían tener un aspecto elegante y cuidado, y reflejar el amplio espectro de nuestras inquietudes intelectuales.

Abrí la primera caja marcada “books”.

“Gay Guide to the USA” fue el primer titulo que apareció.

Hmmm…Lo puse a un lado, sin saber que hacer con él.

“The Bridget Jones Diaries” venia inmediatamente después, y aunque es uno de mis libros favoritos no me pareció que seria el mas adecuado para impresionar a Andrea, nuestra amiga profesora de Columbia, ambientalista, interesada en política y derechos de la mujer, que en su propia biblioteca tiene una colección de escritos de filósofos alemanes

Estoy seguro que en alguna parte vi un libro de Kant. ¿En qué caja vendrá?

Uno a uno, comenzaron a aparecer los libros de mi propia colección. “The Man Who Was Vogue”, de Carolina Seebohm; la autobiografía de Kitty Carlyle; “Model”, de Michael Gross; “Vogue Dialogues”; “Chic Savages” y “The Fashionable Savages” de John Fairchild; “The Fashionable Mind” de Kennedy Fraser; las biografías de Christian Dior, Halston, Anna Wintour, Jackie Kennedy Onassis, Barbara Hutton, Liz Tilberis, Slim Keith, Irving “Swifty” Lazar; los diarios de Cecil Beaton, de Andy Warhol, de Paris Hilton….

Siguiente caja.

Mi corazón se detuvo cuando vi las cuatro copias de “DV”, la autobiografía de Diana Vreeland; dos en tapa dura, dos en “paperback”, por si pierdo alguno. ¡Cómo amo este libro! …

”I Loathe Nostalgia”, dice el primer párrafo, “One night in Santo Domingo at Oscar de la Renta’s, Swifty Lazar, the literary agent, turned to me and said, “The problem with you, dollface”- that’s what he always calls me- “is that your whole world is nostalgia”. “Listen Swifty, “ I said, “we all have our own ways of making a living, so shut up”.

Puse los cuatro libros en la cuarta repisa de la estantería, el lugar principal, a la altura de los ojos cuando uno se encuentra de pie con un Martini en la mano.

“Four Blondes” y “Sex & The City” de Candace Bushnell venían inmediatamente después, seguidos de “The Mansions of Limbo” de Dominick Dunne, “Circus of Ambition” de John Taylor, y “The Beautiful People” de Coward McCann, los tres dedicados a la sociedad de Nueva York en los ochentas.

¡¿Dónde esta Kant?!

La siguiente caja era de “paperbacks”.

“Snobs” de Jullian Fellowes acumulaba polvo junto a “Los Diarios de Briget Jones” (de nuevo, en paperback, para llevar en los aviones); “Las Brujas de Eastwick” de John Updike, “The Philosophy of Andy Warhol”, y novelas de Jaime Bayly, Pedro Lemebel, Manuel Puig y Alberto Fuguet. Al fondo de la caja había una copia de mi propia novela, “Que Sabe Nadie”, y dos de “Sheila Levine is Dead and Living in New York City”, de Gail Parent, el libro mas importante de mi juventud.

Me senté en el suelo y leí la primera pagina: “A few years ago, on the East Side of Manhattan, not far from Bloomingdale’s, a man set up a business where he sold diet shakes, delicious chocolate milk shakes having only 77 calories…The man was investigated by the Food and Drug Comimission (or whoever it is who does that sort of thing). There were more than 280 calories in those diet shakes!
“I’m commiting suicide. DO YOU WANT TO LIVE IN A WORLD WHERE A MAN LIES ABOUT CALORIES?”.

Solo Dios sabe que vi en Sheila, una solterona gorda, judía, de Nueva York que decide suicidarse porque no encuentra marido. Lo único que se, es que fue mi mas fiel compañera de juventud.

Puse las dos copias junto a la autobiografía de Diana Vreeland, y, para efecto decorativo, instalé entre ellos la foto de “Kitty”, mi adorado gato que se sentaba entre mis pies mirando la ventana mientras yo trabajaba en mi antiguo departamento de la calle 22, en Chelsea.

Kitty murio el 2000.

La siguiente caja era de “coffee table books”, esos gigantescos libros de tapa dura hechos mas como objetos decorativos que como material de lectura: Richard Avedon, Roxanne Lowitt, John Galliano, Lilian Bassman, Chanel, Grace Kelly, Ron Galella, Annie Leibovitz, Faros de Nueva Inglaterra, Departamentos Parisinos, Clubes y Bares, New York 1960, Paris Mon Amour…Un libro detrás de otro, mas pesados que mi “box spring”.

Encontré uno rarísimo, que luce aburrido a pesar de su prometedor titulo: “On the Passage of a Few People Through a Rather Brief Moment in Time”.

Debería revisarlo.

Llego al final del día y aun no había terminado con las cajas de “books”.

“Se que en algún lugar tengo un libro importante”- pense.

“David, ?No teníamos un libro de Kant en alguna parte’?”- David estaba instalando los cables de los televisores en el living y el dormitorio y no contestó.

Hmmm. Abrí una nueva caja y me encontré con una portada que mostraba una cigüeña en diamantes, rubíes, esmeraldas y zafiros bajo el titulo “The Secret Life of the Duchess of Windsor”.

Lo puse en la cuarta repisa, a la vista de todos.